Mi padre es un gran aficionado a los puzles y, como es lógico, cuando llegan fechas señaladas sus hij@s, esposa y demás allegados sustituyen la tan socorrida corbata o el tan típico perfume por un puzle.
En un principio fueron modestos, esto es, de 500 a 2.000 piezas. No obstante, cuando vimos que la afición no era pasajera sino verdadera pasión y dedicación, la cosa empezó a subir de piezas, pasando a las 5.000 ó 6.000… Incluso en alguna ocasión los ha habido de más de 10.000 piezas, para consternación de mi madre, que ve como el salón se puebla de partes de los puzles.
Yo, realmente, no podría ponerme a hacer uno de esos puzles, ya que no tengo ni la paciencia ni la afición necesarias, pero está claro que será alguien a quien le encanten los puzles el que deberá levantar, para satisfacción de todos (bueno, no, eso es imposible), el puzle en que se ha convertido el tema de la propiedad intelectual en internet.
Echemos un vistazo a las diferentes piezas que tenemos:
1º.- Usuarios.- Claramente a favor del uso de redes P2P o similares con los que poder descargar los últimos éxitos musicales y cinematográficos. Unos por ahorrarse unas perrillas, otros por puro convencimiento de que la cultura ha de ser libremente accesible por la sociedad.
2º.- Autores y demás titulares de derechos de propiedad intelectual.- Los hay de dos tipos: de un lado, los ya consagrados, interesados, en su gran mayoría, en mantener el status quo de la industria, esto es, recibir una compensación por la descarga de sus obras; de otro, los nóveles, que ven internet una vía idónea para darse a conocer por medio del ofrecimiento gratuito de sus obras.
3º.- Entidades de gestión.- Los brazos ejecutores de una parte de los anteriores y que, por tanto, intentan ganar, a su favor y al de sus clientes, lo máximo posible en este negocio que es la "cultura" (sí, sí, todo se reduce, por desgracia a lo mismo).
4º.- Operadoras de telecomunicaciones.- Están entre Pinto y Valdemoro, ya que quieren captar más y más clientes y, a pesar de ello, se les quiere obligar a dar de baja del servicio que prestan a los usuarios infractores. Es como tirar piedras sobre su propio tejado.
5º.- Gobiernos.- Aquí los hay de todos tipos y colores, y, seamos sinceros, adopten la posición que adopten siempre habrá alguien que se queje. Unos por bajarse los pantalones ante los lobbies de la industria de los contenidos, otros porque no protegen los derechos de los creadores y fomentan la piratería…
6º.- Entidades y profesionales de las redes P2P.- Son todos aquellos que pululan por la red a la caza y captura de ganancia (económica, por supuesto) por medio del desarrollo de software P2P o de enlaces a websites de descarga de contenidos. Ellos, pobrecitos, sólo ofrecen software y enlaces inocuos, mientras de forran. Es la economía de mercado y la explotación de nuevos mercados.
7º.- Profesionales del derecho.- También los hay, básicamente, de dos tipos: los plenamente convencidos de una de las dos posturas extremas sobre el tema, y los que se decantan por una de ellas según el cliente que los contrate. Y estamos hablando de ministros de justicia, letrados, fiscales y jueces… Que todos somos personas y tenemos nuestras opiniones.
Venga papá (o cualquier otro valiente), a ver cómo juntáis las piezas para darle un poco de sentido a este batiburrillo de intereses económicos que hay tras la industria de la "cultura".
Yo me veo totalmente incapaz.
