Los atrasos de convenio se producen cuando un trabajador ha venido percibiendo durante un periodo de tiempo unas cantidades inferiores a las que debería haber percibido. Esto ocurre principalmente por dos motivos: bien por un aumento del IPC o bien por una subida de salario como consecuencia de un nuevo convenio colectivo.
En estos casos, los atrasos serán abonados con efecto retroactivo en el mes en que sean exigibles desde la publicación del nuevo convenio. En los propios convenios se establece el modo de cálculo y la regulación del IPC a efectos de realizar los pagos al trabajador. A estos efectos, será la empresa la responsable de regularizar estos atrasos, inclusive desde la óptica de la Seguridad Social, puesto que deberán regularizarse las cotizaciones a través de liquidaciones complementarias, y tendrán un plazo de un mes desde la publicación del nuevo convenio para hacerlo.
No obstante, hay situaciones en las que, pese a que tenga lugar este desajuste salarial, el trabajador perderá su derecho a reclamar estas cantidades.
Esto puede ocurrir cuando el trabajador deja de prestar sus servicios en la empresa y ha aceptado las cantidades ofrecidas en concepto de liquidación y finiquito por parte de la empresa. Esto es así porque con esa aceptación del trabajador, se entiende que existe un reconocimiento por su parte de esa cantidad y, por tanto, pierde el derecho a reclamar posteriormente.
Asimismo, el trabajador tampoco tendrá derecho a abonar las cantidades dejadas de percibir por atrasos de convenio en los casos en que haya sido remunerado por encima de las cantidades estipuladas en el propio convenio.
El plazo de reclamación también será importante en estos casos, ya que el trabajador no goza de un tiempo ilimitado para poder reclamar esas cantidades. El trabajador tiene un plazo de un año desde la publicación del nuevo convenio que estipule el aumento salarial. Una vez transcurrido ese plazo, no tendrá derecho a reclamar esas cantidades.
