“La supervivencia no se trata de ser valiente. Se trata de tomar una decisión, seguir adelante y hacerlo, porque quiero ver a mis hijos de nuevo, o lo que sea la razón que sea.”
Bear Grylls
Era un jueves cualquiera de marzo. Allí estaba yo, sumergida en el estudio y análisis de los documentos que conformaban los varios tomos de un expediente judicial que estaba para sentencia.
Llevaba varios días sin recibir mensajes pidiendo alimentos, medicinas, ropa, donaciones, etc. para ayudar a las personas que, de forma abrupta y en contra de su voluntad, habían tenido que huir de Ucrania tras el inicio de una guerra absurda y sin sentido.
De repente, algo llamó mi atención. Recibí un mensaje de un papá de la clase para informarme que él y sus compañeros de trabajo, se iban a ir en coche hasta la frontera de Polonia, para recoger a refugiados y traerlos a España y me pedía ayuda y colaboración por si teníamos mantas, ropa de abrigo, etc. que pudiéramos darle para ofrecérselo a esas personas a la vuelta. Reconozco que me emocionó su valentía. ¡Qué generosa es la gente! De forma absolutamente altruista y anónima, este papá estaba dispuesto a dejar, durante unos días, a su familia para conducir, horas y horas, hasta una zona en conflicto, para ayudar a personas desconocidas a sobrevivir de esa tragedia.
Eso me hizo reflexionar y preguntarme si nosotros, como jueces, podríamos hacer también algo más. Evidentemente, no podemos ir “a luchar”, pero sí colaborar de otra manera, y es haciendo lo que sabemos, “hablar de derecho”, de ahí surgió esta iniciativa, organizar unas jornadas de derecho mercantil y concursal para que los fondos recaudados fueran destinados a CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), a quienes admiro pues hacen de la solidaridad su trabajo y nadie mejor que ellos para saber qué necesidades tienen, en estos momentos, estas personas refugiadas.
Expuesta esta iniciativa a mis compañeros, me manifestaron, al instante y sin excepción, su deseo de participar en el evento.
El siguiente problema fue la gestión logística. Para ello, me puse en contacto con la Universidad San Pablo CEU por dos motivos: primero, porque la Universidad es la cuna del conocimiento, de la universitas y, sus alumnos, un ejemplo de altruismo. Los universitarios viven con una ilusión permanente de que el mundo cambie y sea mejor. Por eso consideré apropiado que el evento se organizara en la Universidad, como recordatorio de esa utopía que muchos hemos tenido antaño y de la que, a veces, nos hemos olvidado; Y segundo, porque el CEU San Pablo fue mi casa durante los 5 años de carrera, época que recuerdo con un enorme cariño. Asimismo, me manifestaron su plena disposición.
Por último, aunque no por ello menos importante, contacté con la editorial Thomson Reuters Aranzadi, para que nos ayudara en la difusión y promoción del evento por su profesionalidad y experiencia. Al igual que los restantes colaboradores, su respuesta fue inmediata, en sentido afirmativo.
Muchas veces, las obligaciones familiares y profesionales nos obligan a vivir de forma acelerada, sin poder disfrutar de las pequeñas cosas que tenemos alrededor. Por eso, es nuestro deseo que esta jornada prevista para el día 25 de abril de 2022, que nace de una iniciativa absolutamente desinteresada y que ha sido organizada con mucha ilusión, sea un momento de Encuentro, no sólo para aprender, que también, sino para valorar lo afortunados que somos y que hay personas a nuestro alrededor, que lo están pasando terriblemente mal así que, si en algo les podemos ayudar, todo el esfuerzo ya habrá merecido la pena. Por eso, os esperamos.
