Decana del Colegio de Abogados de Talavera de la Reina desde 2014, Marga Cerro González es consejera y presidenta de la Comisión de Igualdad del Consejo General de la Abogacía Española y consejera del Consejo de la Abogacía de Castilla-La Mancha. Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y directora del departamento Jurídico/Procesal de Datacontrol Asesores hemos querido tomar el pulso a un tema que a nadie le resulta indiferente: la igualdad.
En octubre de 2019 usted asumió la presidencia de la nueva Comisión de Igualdad del Consejo General de la Abogacía y, con ello, la condición de vicepresidenta de la Abogacía Española. ¿Qué valoración hace de su labor en estos meses?
Creo que me voy a permitir una valoración positiva, teniendo en cuenta que hemos padecido más de un año de pandemia con las consecuencias que ello ha tenido a todos los niveles, la comisión de igualdad ha trabajado durante ese periodo y seguimos trabajando. Nos hemos reunido de forma telemática, cuando así teníamos que trabajar y de forma presencial cuando hemos podido, y hemos elaborado proyectos y llevado a cabo acciones, cuyo valor tengo que poner en positivo. Y agradezco enormemente el compromiso de mis compañeras y compañeros que integran la comisión.
La Abogacía Española la preside una mujer, Victoria Ortega, y usted ostenta la vicepresidencia. ¿De qué manera esto repercute en las colegiadas?
Me gustaría pensar que ha repercutido de forma beneficiosa, creo que podemos emplear nuestro conocimiento directo de lo que significa e implica ser abogada; de sus retos, de sus demandas, de sus necesidades y trabajar en ello. Retos como la conciliación en la Abogacía Española siguen siendo un objetivo primordial para la comisión de igualdad y por supuesto para nuestra presidenta y para el pleno del CGAE, razón por la cual seguimos demandando las reformas legislativas imprescindibles para que exista posibilidad de conciliar en la Abogacía.
¿Qué papel juega la Comisión de Igualdad dentro del Consejo General de la Abogacía Española?
Esta comisión obedece al “proceso lógico de relevancia” que la igualdad ha ido asumiendo a lo largo de los últimos años en los trabajos y estrategia del Consejo y que toma con la creación de esta Comisión, un nuevo impulso, con competencias tan relevantes y tan importantes que tenemos como:
Proponer, activar y efectuar el seguimiento de acciones para que en la abogacía se cumpla el principio de igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres.
Proponer las medidas adecuadas para el cumplimiento en el ámbito de la Abogacía de la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo (BOE núm. 71 de 23 de marzo de 2007) para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres,
Efectuar propuestas, promover y participar en las reformas legislativas en materia de igualdad.
Estudiar y valorar las peticiones, quejas y sugerencias relativas al cumplimiento de los principios de igualdad
Aparece la igualdad como cuestión transversal y principio que se refleja, en todos los proyectos, acciones y estrategias del CGAE.
Brecha salarial, techo de cristal, conciliación… ¿Cuándo dejarán de pronunciarse estos términos? Es decir, ¿cuándo llegará la verdadera igualdad?
Espero que la igualdad real y efectiva llegue mucho antes de lo que se prevé o se vaticina en distintos estudios que se han elaborado y, para ello debemos seguir demandando acciones y políticas que favorezcan la conciliación, la corresponsabilidad, ya que sin materializarse estos parámetros, va a ser imposible alcanzar una verdadera igualdad. Y no estamos hablando de una cuestión de mujeres, estamos hablando de vivir en una sociedad más justa y para ello se deben implicar las administraciones públicas, las instituciones y entre estas instituciones está por supuesto el CGAE.
¿Se encuentran los hombres más focalizados que las mujeres en progresar en sus carreras?
Yo siempre he priorizado mi profesión, y no he sufrido ninguna consecuencia por ello. No me gustan mucho las generalidades, quizás lo que habría que preguntarse es si hombres y mujeres tienen las mismas oportunidades para progresar en sus profesiones, y creo que no, ya que no en todos los supuestos existe esa igualdad entre hombres y mujeres. Se me ocurre un ejemplo: si hablamos de quienes son con mayor frecuencia las encargadas del cuidado en los núcleos familiares, la respuesta va a ser las mujeres y esto hace que para ellas sea más difícil ascender o progresar en su carrera. Con lo cual no es quien está más focalizado en su carrera, sino quien puede libremente priorizar su carrera o simplemente elegir sus objetivos
¿Es importante, como algunas colegas creen, el empoderamiento femenino?
Este término «empoderamiento de las mujeres», como estrategia para la igualdad y la equidad, fue impulsado ya en la Conferencia Mundial de las Mujeres de Naciones Unidas en Beijing (1995) para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder, y creo que en la actualidad nos referimos al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder. Las mujeres debemos tomar conciencia del poder que individual y colectivamente ostentamos, tenemos igual derecho a participar en la gestión de los asuntos públicos y, mediante esa participación, a contribuir a redefinir las prioridades políticas, ofrecemos nuevos temas, ofrecer nuevos puntos de vista y nuevas sensibilidades. Así que creo que sí es importante el empoderamiento femenino.
¿Qué retos espera que se hayan alcanzado cuando termine su paso por la presidencia de la Comisión de Igualdad del Consejo General de la Abogacía Española?
Para mí sería un gran logro pensar que desde la comisión de igualdad y desde el CGAE hemos contribuido a hacer efectiva la igualdad entre hombres y mujeres y que hemos contribuido a que existan igualdad de oportunidades para abogadas y abogados en sus aspiraciones profesionales y algo muy importante para lograr este objetivo y es que consigamos nuestras demandas y se lleven a cabo todas las reformas legislativas, imprescindibles para que la Abogacía pueda conciliar, ya que sin corresponsabilidad y sin conciliación es imposible alcanzar una verdadera igualdad.
