El desarrollo tecnológico nos permite estar conectados con el mundo a golpe de click, desde cualquier lugar, y en cualquier momento. Menudo descubrimiento!!! Se abre ante las personas un nuevo horizonte de posibilidades y oportunidades, donde las distancias dejan de ser una barrera, y el momento para conectarse puede ser cualquiera, si se dispone del aparato adecuado y de un poco de cobertura.
La "desconexión" se ha convertido en el mal a erradicar, en un error de consecuencias insospechadas… porque hoy día, el "pienso luego existo" ha evolucionado a "si estoy conectado existo". Las personas parecen caer rendidas a los pies de unas empresas que, cada vez con mayor frecuencia, presentan al mundo sus novedades y aplicaciones. El planeta parece girar en torno a la conectividad, teniendo la sensación de que el desarrollo genético llevará a las futuras generaciones a nacer con un smartphone de serie.
El fenómeno es espectacular, siendo fácil encontrar niños y niñas de 3 años manejando un ipad con más soltura de la que muestran manejando unos simples colores. Personas de todas las edades quedan atrapadas en un fenómeno que está revolucionando el modo en que las personas interactúan. Rapidez, urgencia, accesibilidad inmediata, mercados abiertos, personalización, información sin límites, y velocidades de vértigo son algunas de las variables que "regulan" el movimiento diario de las personas y que parece que, por momentos, se está desbocando y quedando fuera de control. Esta nuevo modo de interacción está generando un fenómeno tan adictivo que está poniendo en peligro la cercanía, el contacto físico, y la RELACIÓN DIRECTA.
Las innumerables ventajas que proporciona la omnipresencia que ofrecen las nuevas tecnologías parece poner en peligro de extinción la relación con lo más cercano, cuando no se sabe o no se puede desconectar, cuando la atención está más pendiente del sonido que ha emitido el teléfono a la recepción de un e-mail que a las directrices estratégicas que se están comentando en la reunión a la que se asiste, cuando chatear se "prefiere" a mantener una conversación con las personas con las que se comparte mesa, o cuando conocer las últimas novedades de la red tiene más importancia que preguntar a la persona con la que se está que tal ha ido el día. Esta conectividad 24×7 está despersonalizando las relaciones, desviando el foco de lo cercano y conocido a lo lejano y por descubrir.
Esta nueva "tendencia" aporta innumerables ventajas a nuestro día a día y a nuestro desarrollo como personas. El riesgo radica cuando, como con todo, se pierde el control, y se pasa de disfrutar de una copa de buen vino se, a tener una resaca que mantiene "impedida" a la persona durante un largo periodo de tiempo. Como sucede con todo en la vida, el consumo moderado siempre es saludable, el "problema" radica cuando se pasa de la mesura al abuso y de este al descontrol, ¿En manos de quién está entonces nuestra vida?
Parece pues interesante hacer un alto en el camino y valorar las ventajas que las nuevas tecnologías proporcionan al día a día de las personas y de sus organizaciones y los inconvenientes que el uso "indiscriminado" de las mismas pueden acarrear. Así pues, mientras las nuevas tecnologías permiten mantener reuniones con personas que se encuentran físicamente en otro lugar, también favorecen que una persona esté en otro lugar mientras físicamente se encuentra en una reunión ¿Qué experiencias tienes con las nuevas tecnologías? ¿Cómo contribuyen, positiva o negativamente, a la productividad personal y organizacional?
