Las palabras que estáis leyendo no salen de mi boca, sino de mi mente. Son reflexiones que fluyen de la experiencia, del contacto día a día con empresas de todos los tamaños y de cualquier sector empresarial. Por lo tanto, lo que escribo no lo he expresado verbalmente, son mis pensamientos, mi opinión.
En todos los medios de comunicación oímos hablar de la web 2.0, aquella en la que el consumidor gana protagonismo en detrimento, afortunadamente, de las empresas. Pero la empresa no debe ver en la web 2.0 una desventaja, sino todo lo contrario, para así conseguir que la balanza, de una vez por toda, esté equilibrada. Este protagonismo que tiene el consumidor ha creado una figura nueva: el "prosumer", que como el Liger del Circo Mundial ("mitad León, mitad Tigre"), es aquel que es a la vez productor y consumidor de contenidos. Antes de que apareciera la 2.0, la empresa tenía una total inmunidad, pues había un total desequilibrio en las relaciones con los consumidores, cosa que ni la Ley de Defensa de los Consumidores y Usuarios ni otras reglamentaciones han podido evitar. La empresa disponía, y los consumidores obedecían. Hoy esto ha cambiado, o está cambiando.
El consumidor tiene armas que las leyes no le ha podido proporcionar, armas que tienen un poder que sobrepasan a las empresas. Hablamos de las famosas redes sociales, los blogs, el famoso youtube, y un largo etcétera. Con estas armas el consumidor manifiesta sus opiniones, de cualquier género, y como no, su satisfacción o desencanto en el servicio o producto recibido de una empresa. Ya no es un mero observador. Ahora opina. Y claro está, siempre el consumidor manifestó sus apreciaciones, pero éstas quedaban generalmente en un ámbito local. Hoy, con Internet, no hay fronteras, y cualquiera, da igual en el punto del mundo donde se encuentre, puede acceder a esas opiniones, que pasan de ser locales a convertirse en internacionales. Las personas se relacionan ahora más que nunca. Las redes sociales no son ninguna tontería, son una realidad, y la teoría de los seis grados habrá que reducirla a unos menos. Tal vez haya que dejarla en tres, quien sabe.
Y las empresas, ¿qué están haciendo? Poco o nada. Desde mi punto de vista, tienen el papel que antes tenían los consumidores: meros espectadores. La empresa piensa que la web 2.0 es para jóvenes, o que solo sirve para el ocio. Craso error. La web 2.0 es aprovechable, y mucho, para la empresa. Las grandes cada vez lo usan más, pues saben la importancia que tiene, de la que aquí estamos hablando. Éstas siguen invirtiendo grandes cantidades en publicidad convencional, la de toda la vida. Pero saben que estar en Internet es, no sólo más económico, sino un medio aun más efectivo y mejor medible que cualquier otro. Y eso lo saben muy bien las agencias que se dedican y especializan cada vez más en la publicidad on line. ¡¡Que importante es el famoso marketing viral!! Es muy económico y se propaga más rápido que un virus. Pero, ¿que pasa con la pyme?
Continuará…
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