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26/04/2024. 03:22:02

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La retribución flexible como solución a la “congelación” salarial

La supervivencia espabila al ser humano desde los inicios de los tiempos. Para poder sobrevivir con dignidad, debemos ser capaces de adaptarnos a las circunstancias de cada momento, y si hay algo que preocupa a cada uno de los miembros de ese colectivo denominado “sociedad” es el dinero que perciben en compensación por su trabajo.

Un muñequito azul empujando una rueda dentada que tiene el centro el símbolo del dinero

Años atrás, cuando la economía nos brindaba una mayor sonrisa, las empresas revisaban el salario de sus trabajadores anualmente de modo que estos experimentaban un aumento respecto del año anterior, a veces sustancioso y por encima de la debida revisión conforme al IPC. Sin embargo, y para desgracia de todos, nos enfrentamos a un período de "vacas flacas" que nos obliga a encarar  la situación y hacerle frente con los recursos de que buenamente disponemos, y si éstos no son suficientes, la ingeniería fiscal debe ponerse en marcha para idear nuevas e ingeniosas estrategias que permitan un mayor beneficio dentro de la precariedad que reina hoy día. 

En los últimos tiempos, se debate mucho en torno a la conveniencia de vincular la revisión de la remuneración salarial a la productividad de la empresa en vez de a la inflación. Personalmente, y si me lo permiten, no creo que, desde la perspectiva macroeconómica, sea una solución acertada. Este pensamiento se cierne sobre todo desde el punto de vista de aquellas empresas grandes (multinacionales, en la mayoría de los casos) que, debido a su estructura y estar diferenciadas en su sector, de este modo pueden anular a la competencia contribuyendo a que baje su productividad y hundir de este modo los sueldos correlativamente al descenso de la misma, reduciendo, a su vez, la propia promoción de la susodicha productividad de todos y cada uno de sus empleados. Ello crearía un efecto dominó decadente para las por todos conocidas "pymes" que intenten competir en el mismo mercado de las mencionadas grandes y potentes empresas que destaquen en su área.

Alternativamente, otra propuesta sobre la mesa es vincular dicho sueldo al rendimiento individual de cada trabajador, medida que puede ser algo más certera que la anterior, ya que en este caso sí se está promoviendo  el espíritu de pro-actividad en el trabajo.

Sin embargo, no olvidemos los recursos de los que ya disponemos. En este contexto, es donde cobra importancia la existencia de la posibilidad de la flexibilización de nuestra retribución. Es un sistema más personalizado ya que remunera a cada trabajador en función de sus necesidades. Esa es la filosofía que motivó su creación: hay ciertos gastos en los que el trabajador debe incurrir por el propio devenir de la vida, por lo que aunque la empresa no esté en condiciones de pagarle más para que los afronte, sí puede estructurar la retribución para que pueda abordarlos de modo más eficiente él mismo (evitando como principal característica ventajosa, que sean gravados tributariamente). Justamente, la máxima de dicha figura es "no se trata de pagar más, sino de pagar mejor".

Es una opción voluntaria que ofrecen las empresas en la actualidad para que los trabajadores puedan sentirse mejor pagados ya que les aumenta el salario neto percibido, al repercutirse sobre el total bruto. De este modo se logran notables ventajas fiscales.

La opción más utilizada de todas ellas es el seguro de salud, pero también encontramos vales de comida, guardería, renting, cursos de formación, vivienda, equipos informáticos, etc.  También es conveniente resaltar que el precio negociado por la empresa suele ser más económico que el que como particulares podamos obtener, por lo que conseguimos un beneficio no sólo fiscal sino que a su vez económico, todo bajo el cumplimiento de los límites legalmente establecidos los cuales no pueden ser vulnerados.

Lo que se logra es contentar al trabajador, viendo que la empresa le facilita una vía adaptada a su día a día. De este modo se promueve su productividad, y sin que el coste de la empresa se vea alterado, ya que es asimilable a un avance del propio salario del empleado, en especie y libre de impuestos. Desde un punto de vista tributario, puede resultar además beneficioso a cualquier nivel de nuestra escala en la renta, ya que, según los casos, dicha cantidad pecuniaria correspondiente a la retribución flexible no se computará en nuestra base imponible del IRPF, de modo que nuestro tipo de retención será menor, debiendo pagar menos impuestos a Hacienda Pública por nuestro trabajo, así que nuestro líquido disponible se verá aumentado. Aunque tampoco nos precipitemos, ya que hay un máximo legal del 30% del salario que puede ser flexible, eso sí, de igual modo todo ello computa a la cotización de la Seguridad Social.

El problema fáctico principal que nos encontramos respecto a este tema, es el desconocimiento por no decir desconfianza por parte del trabajador en dicha opción retributiva. Por ejemplo, en el caso de los "vales-comida", de lo que se percata el trabajador es, de que si se decanta por los mismos,  esa cantidad dineraria va a dejar de ingresarse en su cuenta y se la van a dar en forma de papelitos. La sensación a final de mes puede ser la de que su retribución se ha visto disminuida ya que lo que le ingresa la empresa es menor, pero en realidad es dinero suyo que va a dejar de tributar y recibe igualmente por otra vía en otro momento (el talonario con vales de 1, 2 y 5 €  o la tarjeta de la empresa destinada a ello).

Lo que el trabajador ha de valorar realmente y de modo previo, es si ese gasto deberá realizarlo igualmente. Siguiendo el mismo ejemplo, si en caso de no tener los vales comida se traerá la comida hecha de casa o asimismo se irá a comer al restaurante. En caso de que así sea y dicho desembolso tenga que realizarlo de igual modo de su cartera directamente, su cuenta también se verá disminuida y además tributará por ello a través del IRPF.

Por lo que, si no es posible que nuestro salario sea revisado a la alza de modo apreciable, podemos flexibilizar nuestro sueldo, para que, aunque a primera vista, nuestro ingreso sea menor, a final de cuentas nuestro nivel de liquidez disponible sea algo más acaudalado, más liquido disponible, unas diferencias que de media suelen superar los 1.500 euros al año de flexibilizar a no hacerlo.

Así que como primer reto, abogaría por una completa información a todo trabajador de las ventajas que ello supone, abolir ese campo de incertidumbre que inunda su mente con falsas presunciones por suerte desvirtuables referentes a la supuesta disminución de lo ingresado, siendo en la realidad precisamente, el supuesto contrario, logrando por esta vía, un avance tanto fiscal como  económico a través de la correcta tutela de las posibilidades de explotación de nuestra propia retribución.

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