Para aquellos que no conozcan esta sección, les diré que trata sobre Nuevas Tecnologías, vistas desde la perspectiva del derecho. Pero hoy quiero hablar de la amistad. Y creedme si os digo que las Nuevas Tecnologías están íntimamente ligadas a la amistad.
La idea surgió un día cualquiera. En muchos de los casos, había pasado veinte años desde la última vez que estuvimos juntos. Entonces las niñas eran niñas y los niños eran niños. Hoy esas niñas son mujeres y los niños se hicieron hombres. Veinte años da para mucho.
Corría el año 1989 cuando terminamos la Enseñanza General Básica, que ahora ya no sé cómo se llama. Entonces no existían teléfonos móviles, y los fijos pertenecían a nuestros padres. Algunos, por diversos motivos, seguimos manteniendo el contacto, pero una vez terminamos la enseñanza obligatoria, la diáspora fue generalizada, y cada uno siguió caminos diversos. Entonces teníamos catorce años.
Después del año 89 surgió Internet, y diez años después la telefonía móvil. ¿Pero dónde estaban entonces nuestros amigos? ¿Dónde había quedado esa gran amistad de un grupo, el "A", que más que amigos era una gran familia? Estaba latente, existía, existe y existirá, pues es indiscutible que los primeros años de la vida de una persona marca a ésta para siempre. Pero había que despertarla. Necesitaba un revulsivo, alguien que la avivara. Y ese alguien fue Carlos. Iniciático donde los haya, se sirvió de las Nuevas Tecnologías para localizar a esos amigos que estuvieron juntos durante casi un quinquenio.
De no tener casi nadie en la red social de Facebook, de repente me encontré con una clase entera. ¡¡Que de recuerdos florecieron!!, algunos olvidados por la falta de recordarlos, por no hablarlo con sus protagonistas, por no haber quedado más en veinte años.
Cuando nacimos, Internet era solo un proyecto militar. Hoy nos ha reunido a todos los amigos de la infancia. Las sensaciones fueron increíbles, pues por una parte parecía no haber pasado tanto tiempo, era como una excursión de las que hacíamos en el colegio. Por otra, la alegría de ver a los amigos, saber que están bien, que algunos se casaron y otros tuvieron hijos; recordad del equipo que era cada uno (aunque esto no es muy difícil pues primaba un color más que el otro), y ver como seguían igual, por mucho que hubiera llovido desde entonces, me llenó el corazón, y creo que no fui el único.
Ahora somos adultos, pero los rostros eran los mismos que hace veinte años. El tiempo ha pasado, pero seguía viendo a esos niños/as soñadores, que tenían toda una vida por delante, y que ahora volvían a sonreír como entonces. Los sueños habrán cambiado, como es lógico, pero el hecho de encontrar una amistad olvidada nos da pie a soñar de nuevo, a recuperar el tiempo (que nunca es perdido) y a volver a quedar (que todos estamos deseando) con los amigos de verdad, con los AMIGOS con mayúsculas.
Gracias a todos.
Socio fundador de Avezalia, firma especializada en el asesoramiento jurídico integral TIC
