El director de un aeropuerto que hizo pagar a AENA el alquiler de dos viviendas que había adquirido en propiedad.
El acusado, como empleado de AENA y en virtud de la política de dicha empresa pública, tenía derecho a que ésta le sufragará los gastos del alquiler de vivienda en el lugar de destino. Conociendo esa política, el acusado adquirió una vivienda en propiedad y la puso a nombre de su esposa, tras lo que simuló un contrato de arrendamiento en el que figuraba como arrendataria AENA y como arrendadora la madre del condenado. Después entregó a AENA ese contrato fingido y la empresa fue abonando al acusado de forma mensual 1.292 euros, dinero que el recurrente transfería a la cuenta donde tenía domiciliado el préstamo hipotecario de la vivienda.
En la presente resolución el Tribunal Supremo condena al acusado por malversación de fondos públicos y cohecho, aunque le absuelve del delito de falsedad documental.