El 61% de los directores jurídicos se encuentra muy próximo a la alta dirección (presidente, consejero delegado), lo que muestra su importancia en la estructura organizativa de las grandes compañías. El 68% de los entrevistados asegura que los empleados de las asesorías jurídicas no participan en las políticas de movilidad internacional de la compañía.
Mejorar la eficiencia interna y el control de riesgos, y utilizar la tecnología como medio para optimizar la calidad e innovación de los servicios que prestan, serán, para las asesorías jurídicas de empresas, los principales retos en los próximos años. Esta es una de la principales conclusiones del informe La transformación de la función jurídica, elaborado por PwC a partir de 59 entrevistas a directores jurídicos de grandes empresas españolas. El estudio recoge los grandes retos de dichas asesorías, así como sus principales prioridades para el futuro.
Las asesorías jurídicas de empresa son un sector poco conocido fuera de su ámbito de influencia, pese a que han mantenido su volumen durante la crisis e, incluso, el 40% de los encuestados ha aumentado en personal durante 2014. Muchas de ellas podrían situarse, tanto por tamaño como por capacidades, muy próximas a algunos de los despachos de prestigio del país. Sin embargo, el actual contexto -más globalizado y competitivo- les obliga a afrontar una serie de desafíos en los próximos años.
El gran reto de las asesorías jurídicas de empresa para los próximos tres años será, para el 54% de los encuestados, optimizar el nivel de calidad y eficiencia de los servicios prestados. Para lograrlo, deberán apoyarse en la utilización de la tecnología como medio para mejorar la calidad e innovación de dichos servicios. Y más aún en un momento de gran complejidad regulatoria y mayores exigencias de transparencia, que obligará a las asesorías jurídicas a optimizar su operativa en materia de cumplimiento normativo y gobierno corporativo. Potenciar un mayor control de riesgos será otro aspecto muy a tener en cuenta en este sentido. Actualmente, el 52% de los entrevistados asegura no disponer de herramientas necesarias para captar información relevante de otras áreas de las empresas que les ayude a gestionar y prevenir riesgos legales.
Contar con un perfil de abogados más internacional será el segundo gran reto para las asesorías. Especialmente cuando la mayoría de nuestras grandes empresas cuenta con presencia en la Unión Europea, Latinoamérica o Estados Unidos. De hecho, entre las tres competencias críticas de los abogados de las asesorías está, además del trabajo en equipo y los conocimientos técnicos, el manejo de varios idiomas para poder dar respuesta a los asuntos internacionales de las compañías. Sin embargo, el 68% de los entrevistados asegura que los empleados de las asesorías jurídicas no participan en las políticas de movilidad internacional de la compañía. Impulsar políticas de este tipo y programas específicos de gestión de talento son algunas de las tareas pendientes en este ámbito.
El proceso de internacionalización es algo importante para más de la mitad de las empresas que cuentan con presencia internacional. En este sentido, el estudio pone de manifiesto otro de los desafíos para las asesorías: el modelo de gobierno con las filiales (ver gráfico). Las asesorías de empresa deben lograr la alineación de la estructura de gobierno con el modelo de toma de decisiones. En términos generales, los encuestados señalan que no existe un modelo idóneo de gobierno interno con las filiales, pero coinciden en que el marco debe pivotar en torno a la identificación de las decisiones claves para poder mitigar el traspaso de riesgos de una compañía a otra. Por todo ello, se hace necesario el diseño de un modelo de gobierno corporativo robusto en las filiales, para delimitar las competencias, responsabilidades y procesos de toma de decisiones entre la filial y su matriz.
Por último, el informe destaca que estrechar vínculos con otras áreas estratégicas de la empresa es otro de los temas prioritarios para los próximos años. El 61% de los directores jurídicos se encuentra muy próximo a la alta dirección (presidente, consejero delegado), lo que muestra su importancia en la estructura organizativa de las grandes compañías. Sin embargo, aunque el 55% sostiene que en su compañía existe un protocolo de comunicación, en la mayoría de los casos se caracteriza por su carácter informal y/o parcial, y todavía hay un alto porcentaje, el 45%, que confiesa no tenerlo.
En cuanto al grado de comunicación que mantienen con el comité de auditoría interna y el área financiera, principales responsables de velar por los riesgos de cumplimiento legales, la gran mayoría de los directores afirma que éste es satisfactorio. Quizá el mayor punto de mejora esté en la conexión con la función fiscal. Un área que cobra especial importancia en el gobierno corporativo de las grandes empresas cotizadas españolas tras las nuevas obligaciones derivadas de la Ley de Sociedades de Capital.
El estudio recoge otros dos retos más de las asesorías jurídicas para el futuro. Mejorar la agilidad interna concentrará buena parte de los esfuerzos de los departamentos jurídicos. Aumentar la rapidez de respuesta será, para el 76% de los encuestados, uno de sus grandes desafíos en este ámbito. Finalmente, el informe dedica un capítulo a la relación con los despachos externos. Especialmente en asuntos relacionados con áreas del derecho procesal o con fusiones y adquisiciones o transacciones es cuando las asesorías más recurren a la contratación de bufetes externos. La calidad técnica, la relación y la confianza con el equipo asignado y la disponibilidad, son los aspectos que más peso tienen a la hora de la contratación externa.