La Abogacía ha sido pionera en la defensa de los derechos de los inmigrantes, de las mujeres maltratadas o de las personas privadas de libertad mucho antes de que esta protección fuera reclamada por la sociedad y abordada políticamente. La creación en los Colegios de Abogados de Servicios de Orientación y Asistencia Jurídica a estos colectivos ha sido una pieza fundamental en la defensa de la tutela judicial efectiva. Sin embargo, queda mucho por avanzar en el plano de realizar plenamente los Derechos Humanos en todos los campos y a todos los niveles.
Ayer se conmemoró en todo el mundo el sesenta aniversario de la Declaración Universal de Derecho Humanos. En los eventos que programó el Consejo General de la Abogacía se dieron cita el Ministro de Justicia, el Secretario de Estado y varias personalidades del mundo político y jurídico español.
En el evento se constató, tal y como luego quedó reflejado en el comunicado oficial el hecho de que aunque se ha avanzado, sin duda, en la concienciación, especialmente en el mundo democrático, queda mucho por hacer para que esa Declaración Universal de los Derechos Humanos se aplique cada día en todos los países. El edificio de los Derechos Humanos permanece inacabado y cada uno de los ciudadanos, también los abogados, tienen la responsabilidad de comprometerse para hacer más firmes sus cimientos, más seguras sus paredes, más abiertas a la libertad sus ventanas, para que todos los seres humanos tengan en él su lugar de acogida fraternal.
