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26/04/2024. 22:30:59

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SEGÚN UN ESTUDIO DE KPMG

España tiene el IVA más bajo y el Impuesto sobre Sociedades más alto que la media de la UE

KPMG

En todo el mundo se aprecian cambios fundamentales en la actitud y el enfoque respecto a los impuestos. Los tipos impositivos, reflejo de la situación económica de un país, suben y bajan, y no se observa ningún patrón determinado claro: ésta es la principal conclusión que se extrae del estudio International Corporate and Indirect Tax Rate Survey 2014 de KPMG en el que se han analizado y comparado los tipos indirectos y de sociedades en 130 países.

Quesito de colores morados con la palabra Tax

Desde la publicación de su última edición en 2013, el estudio muestra que en 13 países ha subido el tipo de los impuestos indirectos y no ha bajado en ningún caso. Por su parte, en 9 países se ha aumentado el tipo del impuesto sobre sociedades y en 23 se ha reducido.

El tipo de IVA en España está el 21 por ciento, ligeramente más bajo que la media de la UE que se sitúa en el 21,54 por ciento. Sin embargo, en Impuesto sobre Sociedades, sucede lo contrario, situándose por encima de la media de estos países (21.34 por ciento), incluso tras la reforma fiscal anunciada por el Gobierno.

"Uno de los retos más importantes en la actualidad radica en el hecho de que la legislación fiscal es local pero las empresas son globales", comenta Alberto Estrelles, socio responsable del área de Impuesto sobre Sociedades de KPMG Abogados. "La complejidad de aplicar leyes fiscales nacionales a empresas que operan a escala internacional plantea problemas. Muchos países tratan de aprovechar sus sistemas fiscales para competir a la hora de atraer inversión y crear puestos de trabajo".

Podría decirse que las subidas de los tipos de los impuestos indirectos, principalmente en los últimos años, son prueba de que se están convirtiendo en los "impuestos preferidos" por los Gobiernos de todo el mundo, que intentan recaudar los fondos que tanto necesitan. "Los impuestos indirectos constituyen una fuente de ingresos a la que muy pocas administraciones pueden resistirse. La recaudación no depende de beneficios empresariales; ofrecen un flujo de ingresos, generalmente más estable y continuo, en lugar de sumas más o menos importantes de efectivo recibidas en periodos dilatados de tiempo, y se recaudan con mucha más rapidez que los impuestos sobre sociedades", señala Celso García Granda, socio responsable del área de Tributación Indirecta de KPMG Abogados.

En términos generales, el grado de complejidad en el área de los impuestos indirectos va en aumento. La realidad es que hay retos muy importantes en relación con la eficiencia a la hora de gestionar ingentes cantidades de información y de datos, particularmente en un momento en que muchas empresas deben hacer frente a una disminución de los recursos empleados para la gestión de impuestos, a un aumento de la operaciones transaccionales y a un incremento de la regulación.

El estudio señala que cada vez son más las empresas que externalizan la gestión de este impuesto al carecer muchas de ellas de los profesionales, procesos y tecnologías adecuadas para gestionar de forma correcta los retos que plantean los impuestos indirectos. Dado que el área de impuestos indirectos es cada vez más compleja, amplia y a veces muy difícil de gestionar, también se observa que más organizaciones están apostando por la centralización de la supervisión del área para estar seguros que alguien tiene una visión global de la misma.

En todo caso, lo que es claro es que "los impuestos indirectos y su aplicación cambian muy rápidamente en un número muy significativo de países, para hacer frente a numerosos retos y muchas veces con complejas regulaciones", explica Celso García Granda.

"El impuesto sobre sociedades nunca será eliminado", afirma Alberto Estrelles, socio responsable del área de Impuesto sobre Sociedades de KPMG Abogados. "Los beneficios de las entidades siempre tributarán. Es una demanda de los Gobiernos y los ciudadanos de a pie y no se entendería que no fuera así. Dada la globalización de las empresas y el hecho de que la recaudación de impuestos se realiza en cada país, el debate se centra en cómo habrá que 'distribuir' los beneficios sujetos a tributación entre las distintas jurisdicciones".

En la fijación de las políticas fiscales corporativas de aquí a los próximos cinco años, las compañías deberían tener en cuenta los tres siguientes aspectos:

  • Optimización fiscal: como consecuencia del incremento de la regulación y de las normas anti-abusos establecidas por la presión pública y financiera, la optimización fiscal será cada vez más compleja.
  • Control del riesgo fiscal: es crucial que las compañías tengan clara su política fiscal, actual y futura. Identificar y gestionar los riesgos fiscales es importante para prevenir cualquier impacto adverso en su estrategia global corporativa.
  • Comunicaciones en material fiscal: la comunicación de temas fiscales es relativamente nueva para muchas compañías. En momentos como los actuales en los que se está produciendo una presión regulatoria y las empresas están cada vez más sometidas al férreo escrutinio de las autoridades fiscales, es muy importante que, con el objetivo de gestionar su reputación, las compañías sean trasparentes con los gobiernos, grupos de interés, medios de comunicación y en general con el público, en relación con la manera en que están contribuyendo a la sociedad a través de los impuestos.

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