En esta época, están creciendo –y los jueces lo saben- el número de casos en las salas de lo penal de los juzgados. Tal y como está la situación, con las sedes en general colapsadas y unos medios materiales a veces muy deficientes frente a la realidad fáctica, la idea de sacar adelante un juicio por una pelea vecinal o por injurias se antoja irrelevante. Frente a esto, la mediación penal plantea numerosos beneficios, cara a las víctimas y a la administración de justicia. Así que, hablemos.
Según Gabriela Bravo, Portavoz del Consejo General del Poder Judicial, "La mediación le da protagonismo a las partes y permite alcanzar soluciones de una forma más rápida y más fácil". Además, no significa "despenalizar ni desjudicializar" ya que "al final, es un juez el que resuelve".
La Mediación Penal se vislumbra desde hace algún tiempo como una opción interesante. Posteriormente, la "Hoja de Ruta de la Modernización de la Justicia" redactada por el CGPJ, animaba también hacia este medio.
La Mediación optimiza los recursos de la Justicia, ya que gira sobre la Justicia Restaurativa. En ella, ofensor, ofendido y ofensa en sí se analizan de un modo más humano; y se proyecta, aparte del resarcimiento a la víctima del daño -menoscabo económico, curas de las lesiones etc.- unas disculpas por parte del ofensor, sin que ello implique sustraerse de un proceso penal verdadero.
A día de hoy, la Mediación Penal está disponible en Madrid, Andalucía, Castilla y León, Galicia, Extremadura, Aragón, Navarra, Comunidad Valenciana, Cataluña, y País Vasco; en cerca de cuarenta juzgados.