LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

Portal jurídico de Aranzadi, por y para profesionales del Derecho

28/03/2024. 15:47:43

LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

Antonino Pío: paradigma de buen directivo

Socio director de Mindvalue. Fernández Aguado es el único pensador español contemporáneo sobre el que se han escrito más de 150 libros y ensayos. También es conferenciante universalmente invitado en cuestiones de economía y empresa.

Se encuentra ampliamente difundido el sentimiento de que quienes ocupan puestos políticos deberían contar con la suficiente preparación técnica y ética para ejercer su función en servicio de sus conciudadanos. A lo largo de la historia se hallan numerosos ejemplos de dirigentes que han contado con el correcto equilibrio entre sus obligaciones técnicas y sus preocupaciones deontológicas. Uno de ellos es, Antonino Pío (19 de septiembre de 86 – 7 de marzo de 161), conocido como el cuarto de los cinco emperadores buenos del Imperio romano.

Un hombre sentado en una silla en la oficina pensando.

El comienzo del desarrollo profesional de Antonino Pío fue facilitado fundamentalmente por su abuelo materno, Arrio Antonino, persona de gran integridad y amplia formación. Pertenecía al grupo de amigos de Plinio el Joven. Tanto entonces como ahora, para que alguien triunfe deben confluir habitualmente dos circunstancia: que alguien abra la puerta y que quien entra sepa dar muestras claras de su valía. Así sucedió con el caso que nos ocupa.

Muchas fueron las capacidades que demostró Antonino para el buen gobierno. Dicho de otro modo: numerosas son las palabras del idioma del liderazgo que supo hablar este Emperador. Mencionaré aquí algunas:

  1. Capacidad de delegar. En vez de enfrascarse directamente en cada uno de los frentes abiertos, Antonino supo gobernar mediante legados. Uno de los ejemplos más claros es el de Britania. Allí fue Lolio Urbico quien, siguiendo sus instrucciones, mantuvo a raya a los isleños. Es más, llegó a construir otro nuevo muro de 60 kilómetros, desde el río Forth al Clyde. También gobernó Antonino mediante el sistema de delegación en el caso de Mauritania, en Germania, en Dacia, en Acaya, en Egipto…
  2. Fortaleza. No llega a ser líder alguien excesivamente complaciente. Cuando sea preciso, ha de contar con la energía suficiente para poner a cada uno en su sitio. Así hizo Antonino, reprimiendo los levantamientos que se sucedieron en su época. Muy particularmente hubo de actuar para contener a los alanos.
  3. Gestión justa de los recursos. No permitió Antonino que los procuradores se extralimitaran en su función de recogida de impuestos. Es más, diseñó un sistema de reclamaciones que directamente se le reportaba por el que llegó a conocer algunos casos de injusticia, que rápidamente atajó.
  4. Respeto a sus antecesores. Entre los múltiples motivos que se alegan para explicar el porqué de su apelativo -Pío- se encuentra que cuando su suegro, Adriano, se encontraba ya anciano, él le ayudaba ofreciéndole su brazo y hombro para que en ellos se apoyara. Además, promovió la deificación de su antecesor, a pesar de la oposición de no pocos que no habían sido beneficiados por Adriano.
  5. Promovió la ética en todos los niveles. En concreto, enfiló a los usureros, poniendo todos los medios para que quienes se dedicaban a esta actividad (en la actualidad serían los hipotequeros) dejasen de hacerlo.
  6. Racionalizó la función pública. Tras el oportuno estudio, Antonino redujo el número de funcionarios a servicio del Estado. Se lee en la historia Augusta: "suprimió los salarios de muchos que veía que los percibían a pesar de mantenerse ociosos, alegando que no había cosa más vergonzosa, o incluso más cruel, que el que arruinaran a la república aquellos individuos que no aportaban nada a ella con su trabajo".
  7. Generosidad. Cuando fue preciso, Antonino implicó su propio patrimonio en beneficio de sus subordinados. Así invirtió en la adquisición de vino, aceite y trigo, para repartirlos al pueblo cuando hubo necesidad de ello.
  8. Humildad. En su posición de Emperador, no se aprovechó Antonino de las prerrogativas que su cargo le proporcionaba. Es más, continuó manteniendo una relación cordial con sus amigos. A la vez, y este punto también es relevante, que no permitió que esa amistad afectase a la justicia de sus decisiones. En otras palabras, no cayó en ninguna forma de nepotismo.
  9. Paciencia. Destacó también Antonino por su capacidad de soportar a los inoportunos, incluso cuando estaba en disposición de poner a cada uno en su sitio. Entre las anécdotas que pueden mencionarse se encuentra la siguiente: de visita a la casa de M. Valerio Homulo (Cónsul en el 152), sorprendido el Emperador por unas columnas de púrpura, preguntó sobre el lugar en que las había adquirido. La grosera respuesta del político fue:

Cuando vayas a una casa ajena, mantente mudo y sordo.

En vez de airarse, soportó el desdén con ejemplar aguante.

De su buen hacer, queda reflejo en la historia Augusta con las siguientes expresiones: "Fue un hombre de notable belleza, de preclaro talento, de moderadas costumbres, de expresión nobel, de plácido semblante, de carácter singular, de brillante elocuencia, de particular erudición, sobrio y celoso, aficionado al campo, gentil, generoso y respetuoso con lo ajeno, y mesurado y sin presunción en todas las virtudes, loable, en fin, en todo y digno de ser parangonado con razón con Numa Pompilio a juicio de los hombres de bien".

Un buen epitafio, que con los oportunos ajustes cualquier directivo debería anhelar.

La última palabra que pronunció, ya en el lecho de muerte, fue:

Ecuanimidad.

En un tiempo en el que numerosos miembros de la clase política dejan tanto que desear, el ejemplo de Antonino Pío es un paradigma claro de comportamiento recto.

Valora este contenido.

Puntuación:

Sé el primero en puntuar este contenido.