Ahora es el turno del Legal Design, que se ha convertido en el concepto de moda entre los abogados modernos. Otro uso del DT es la revisión de todo tipo de procesos: el conjunto de operaciones y acciones a que se someten las cosas para trabajarlas o transformarlas.
Desde la llegada del LegalTech hace unos años, el sector de la abogacía ha ido descubriendo distintos anglicismos que poco a poco se han colado en el día a día de los despachos. Ahora es el turno del Legal Design, que se ha convertido en el concepto de moda entre los abogados modernos.
Y quizá por esto mismo, muchos profesionales descartan usarlo, pues creen que, por tratarse de una moda, carece de sustancia e interés alguno para su práctica diaria. ¿En qué les ayuda en el fondo todo el rollo de la tecnología? Lo entiendo, porque tampoco soy amiga de las modas, pero he venido para deciros que no es el caso.
Aquellos que decidan ignorar estas corrientes de trabajo, tanto si hablamos de LegalTech como de Legal Design, no sólo están perdiendo la oportunidad de desarrollar nuevos nichos de mercado, sino también la de usar una herramienta potente y sencilla para mejorar de manera exponencial su negocio y su práctica.
La denominación Legal Design se refiere a la aplicación de la metodología "design thinking" (de aquí en adelante, DT) al sector jurídico, donde ha llegado después de haber sido empleada en otros muchos entornos. Permite resolver problemas de forma creativa y siempre orientada al usuario, y todo ello mediante la realización, por fases, de distintos ejercicios enfocados a un resultado concreto.
Con el fin de que nadie pierda, al menos, la oportunidad de conocer más en profundidad esta herramienta, procedo a explicar los distintos usos del DT en el ámbito jurídico.
Diseño de contratos/Contract design
Se trata de la forma más conocida y aparente del legal design. Se busca la mejora de la comprensibilidad de contratos y otros textos legales mediante visual design (dibujos, iconos, infografías, vídeos, etc.) pero no solo: también se trabaja en la simplificación del lenguaje (adaptar la jerga jurídica para mejor entendimiento del lego) y la mejora de la estructura del texto (sintaxis más clara, temáticas agrupadas, etc.).
Varios colectivos están realizando trabajos muy valiosos para ayudar a cerrar "la brecha de la justicia" en España, pero sobre todo en los lugares del planeta dónde el acceso a la justicia no está ni mucho menos democratizado. Pensemos en aquellas personas que no tienen acceso a una educación básica, que presentan dificultades en su aprendizaje, que no poseen el uso de todos sus sentidos, que no conocen un idioma en un país al que acaban de llegar…
Diseño de servicios/Service design
Común no solo al sector jurídico, sino a todas las prestaciones de servicios profesionales, llega el diseño de servicios. Se trata en esta ocasión de utilizar la metodología del DT para ofrecer servicios enfocados al usuario, poniéndolo en el centro del proceso.
Es decir, que a través de un modo concreto de trabajo se escucha al usuario, con sus necesidades y sus problemas (sobre todo en las primeras fases del proceso, llamadas "empatizar" y "definir") y se idean soluciones en base a ello (fase "idear"). Resulta especialmente útil para crear nuevos servicios, e incluso productos, así como para mejorar los existentes. Con el cambio de paradigma que vive el sector legal, no existe mejor forma de pasar de la prestación de servicios reactivos por parte de los abogados a ofrecer servicios proactivos.
En cuanto a métricas de los profesionales, al crear (y vender) servicios que el usuario realmente necesita (por oposición a servicios que el prestador cree que necesita su usuario), sus resultados en términos de ventas y facturación se incrementan de una forma muy significativa.
Diseño de procesos
Otro uso del DT es la revisión de todo tipo de procesos, entendiendo como procesos el conjunto de operaciones y acciones a que se someten las cosas para trabajarlas o transformarlas. Se puede usar tanto para procesos internos de despachos de abogados (por ejemplo, trabajar sobre la experiencia del cliente desde el proceso de entrada del cliente (anglicismo equivalente: onboarding) hasta la finalización del asunto encargado) como para asesorías jurídicas internas.
Y fuera del ámbito de los despachos o asesorías, a un nivel más macro, también se emplea para estudiar (y mejorar) el recorrido del usuario de la justicia (de una determinada instancia, jurisdicción, etc.) o en las instituciones, algo que ya se viene haciendo en otros países desde hace años.
Diseño de LegalTech
Al poner el usuario en el centro, el método se emplea también para la creación de herramientas tecnológica en general, y de LegalTech en particular, pues la experiencia de usuario online y la usabilidad son determinantes a la hora de adquirir o usar una herramienta u otra.
Las últimas fases del proceso del DT, el prototipado y el testeo, son especialmente relevantes para el desarrollo informático, pues pasar de una idea a una herramienta informática requiere de mucha iteración o al menos, del prueba/error de toda la vida. Todo requiere un proceso, y llevar una idea o una experiencia al plano tecnológico no sólo va a demandar ayuda profesional tech, sino también de la experiencia de sus usuarios online.
En el DT, se emplean numerosos ejercicios que explicaremos en un artículo posterior.
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