Si hay una actividad que ha sufrido una revolución tecnológica en los últimos años, esta ha sido en un sector tan tradicional y tan poco dado a las innovaciones como es el sector legal. Sin embargo, la digitalización es una corriente que impregna todas las capas de la economía y la sociedad, y las firmas jurídicas no podían ser ajenas a este proceso.
Han quedado atrás esos tiempos en que los tomos del Aranzadi decoraban las paredes de los despachos de abogados para dar paso a unos espacios de trabajo en los que los ordenadores marcan el orden del día de los juristas.
Nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, el big data, blockchain, cloud computing, el metaverso etc. se han incorporado de forma habitual a los procedimientos y metodologías de las firmas de abogados para optimizar y hacer más eficaz el asesoramiento legal.
La globalización, el perfil del nuevo cliente (más informado y tecnológico), los cambios legislativos que promueven la digitalización y la entrada de nuevos competidores en esta nueva sociedad de la información, nos han obligado realizar una completa transformación digital de nuestra actividad.
La tecnología ha hecho que los abogados tengan que reinventarse, generando nuevas especializaciones y permitiendo a los bufetes concentrarse en lo que de verdad saben hacer. Es probable que estas innovaciones hayan hecho más eficientes a los abogados y logren mejores profesionales que tomen decisiones más acertadas, respaldadas por una mayor y mejor información basada en los datos.
Y si en nuestro sector pudiese haber anteriormente un cierto rechazo por parte de los más reacios al uso de las nuevas tecnologías, la llegada de la pandemia ha servido para dar un espaldarazo definitivo a este imparable avance: el teletrabajo y los sistemas digitales de comunicación salvaron durante el año 2020 nuestra actividad; pero ¿qué hubiese pasado si el estado de alarma se hubiese decretado en el año 2000…?
El consumidor está cambiando y un nuevo perfil de cliente será la norma en un futuro inmediato. Si hace años los abogados tenían prohibido realizar publicidad, el marketing jurídico aparece con fuerza en este nuevo mercado como una herramienta imprescindible para atraer a la clientela. Es importante posicionarse con una marca fuerte, respaldada por una sólida imagen digital.
Y si hablamos de marketing y tecnología hay que tener en cuenta a las personas: las firmas de abogados deben preocuparse de la experiencia del cliente, conocer sus gustos y preferencias y ofrecerles lo que demandan en cada momento. Hay que encontrar nuevos modos de colaboración y comunicación con los clientes a través de innovadoras plataformas y tecnologías.
Evolución de Elzaburu hacia el entorno digital
Afortunadamente, en nuestra firma ya iniciamos en el año 2010 la evolución hacia un entorno digital; hace tiempo que desarrollamos una plataforma colaborativa para la gestión de la propiedad intelectual e industrial que automatiza los procesos, simplifica la gestión y permite a nuestros clientes acceder y gestionar sus expedientes en la nube, eliminando prácticamente el uso de papel al 100 %.
Esta digitalización nos permite mejorar determinados procesos para agilizar la gestión y hacer de forma más rápida, con menores costes y con mayor eficacia, algunas de las tareas que desarrollan nuestros profesionales y que tienen un menor valor añadido para poder concentrarnos en nuestro core business; y todo ello sin perder la seguridad y la confidencialidad de la información.
También contamos con una herramienta tecnológica para la detección de la piratería en el entorno digital, un servicio de vigilancia 360º para proteger los activos intangibles en Internet. Así mismo, hemos implementado sistemas de analítica y de gestión del conocimiento, con unos soportes que aportan un gran valor a nuestros clientes y que están en constante evolución.
La innovación nos ha ayudado a revisar y actualizar nuestra oferta de servicios jurídicos para atender a nuevas demandas relacionadas con la propiedad intelectual e industrial derivadas del uso de nuevas tecnologías como el blockchain o la inteligencia artificial.
En resumen, los despachos estamos en constante evolución creando nuevas formas de colaboración y organización, implantando modelos más ágiles de gestión que permitan la adaptación al cambio y a un entorno de incertidumbre en el que cada día surgen nuevos asuntos en los que asesorar a nuestros clientes.
Y si en el pasado podíamos encontrar respuestas a estos nuevos retos en los aranzadis de las librerías que poblaban nuestros despachos, hoy en día es necesario amoldarse a estas nuevas situaciones imprevistas y aprovechar el conocimiento y ayuda que nos proporciona la tecnología para responder a estos desafíos con soluciones innovadoras.
La incorporación de los nuevos sistemas digitales al sector legal, al igual que sucede en otros sectores económicos, ha propiciado que en este contexto de disrupción tecnológica la considerada como la 4ª revolución industrial haya llegado también a las firmas jurídicas impactando y mejorando el ejercicio profesional de los abogados. Es una corriente imparable en nuestra sociedad a la que nuestro sector no podía dejar de sumarse.