“Da Vinci y el Renacimiento nos recuerdan que ciencia y arte son caras de un mismo prisma”
De los muchos asuntos que durante las dos últimas décadas han marcado la evolución de la gestión y desarrollo de los Recursos Humanos, tal vez el de mayor impacto haya sido el creciente peso de la globalización.
Y aunque hoy en día siga siendo un reto afrontar la evolución de la regulación de las relaciones laborales desde la perspectiva de un mercado cuasi universal, o analizar cómo el desplazamiento del peso económico y geoestratégico hacia otras latitudes ha supuesto la creación de nuevos polos de competitividad, difícilmente podríamos aludir a la globalización como un concepto cargado de novedad.
Si bien los departamentos de Recursos Humanos no han sido ajenos a las nuevas tecnologías y se han beneficiado de sus avances en la gestión interna de las organizaciones, no ha sido hasta el último lustro que éstas han dejado de concebirse como una herramienta exclusivamente técnica, para constituirse como un fenómeno que trasciende las relaciones laborales y los sistemas integrales de gestión.
De esta forma, la tecnología muestra ya su capacidad para alumbrar un fenómeno que es disruptivo y que está en continua transformación, hiperconectado, hiperinformado y, aún más importante, un espacio abierto en el que integrar personas y soluciones marcadamente heterogéneas.
La digitalización primero y el desarrollo de la Inteligencia Artificial, el Big Data o la todavía poco conocida tecnología Blockchain después, han encontrado a un aliado inesperado en el campo de los Recursos Humanos.
Tradicionalmente vinculada al área social, la Gestión de Personas halla en los Datos una ayuda insospechada para vislumbrar una nueva gestión basada en Evidencias.
Como si 2020 alumbrara la senda de un nuevo Renacimiento, la tendencia actual es la búsqueda de grupos de trabajo caracterizados por la diversidad. El concepto, tradicionalmente asociado a variables de género, edad o procedencia, ha sido rápidamente superado por la necesidad de iluminar equipos en los que confluyan emociones, ética y experiencias profesionales y vitales desemejantes.
Una red de propósitos compartidos y relaciones
Que la ciencia y la ética dejen de ser nichos diferenciados, supone también una evolución en la gestión tradicional del conocimiento interno e implica necesariamente la búsqueda de un modelo de negocio más integrador, holístico y por tanto, más humano.
Las relaciones laborales, cada vez más encaminadas hacia el desarrollo de proyectos, se asientan sobre una red de propósitos compartidos y relaciones basadas en la confianza. De esta manera, la tecnología se convierte en una vía inestimable para el desarrollo de la inteligencia colectiva y una oportunidad para crear un modelo de liderazgo menos deslocalizado, multidireccional y desjerarquizado.
Ante la dificultad para definir los límites del capital humano organizativo, la generación de valor se constituye como el verdadero valor corporativo.
Con la creciente competitividad de un entorno en constante ebullición, redefinir el concepto de talento y optimizar los recursos que se incorporan a la cadena de valor, se alzan en prioridades para los futuros gestores de personas. Así, entender, adaptar y adelantarse a las necesidades de cada miembro, situará al área de Desarrollo de Personas en el epicentro del engranaje corporativo.
De meras herramientas de gestión, es menester conceder a las nuevas tecnologías su capacidad para redefinir el statu quo y posibilitar el mayor salto adelante en materia laboral nunca conocido. Los nuevos modelos de negocio, la indefinición física del espacio laboral y los diferentes tipos de prestación de servicios, no serían posibles sin ellas.
Vivimos un periodo de transición, y consustancial a todo fenómeno nuevo, los profesionales albergamos altas dosis de inseguridad y dudas, conscientes también de la continua efervescencia de oportunidades que ante nosotros se abren.
¿Se materializará la tecnología Blockchain aplicada a los Recursos Humanos?
En este sentido, todo parece indicar que el desarrollo de la tecnología Blockchain, entre otras, facilitará la gestión de los datos y la consiguiente automatización de muchas transacciones que, hasta ahora, pendían de la confluencia de diferentes actores para materializarse. La tecnología Blockchain, caracterizada por tratarse de un sistema basado en la confianza, descentralizado e inmutable, promete jugar un papel muy interesante en los próximos años.
Cada vez más, asistimos al nacimiento de plataformas que, a través de este medio, gestionan nuevas soluciones de Recursos Humanos a través de las cadenas de bloques como la búsqueda de perfiles profesionales, la rápida verificación de la autenticidad de los datos, la elaboración de los contratos laborales inteligentes, y el cada vez más cercano uso de sus criptomonedas para el pago de las nóminas de los trabajadores.
Si bien es seguro el potencial de las nuevas tecnologías para transformar el panorama laboral, ante su impacto multiplicador sólo el tiempo nos dirá si nos encontramos ante la ya conocida Cuarta Revolución Industrial.
* Este artículo ha contado con la colaboración de Israel Rudil
