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26/04/2024. 01:36:29

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Aledra: somos abogados diferentes: una nueva forma de ejercer la abogacía

socio Aledra Legal

Aledra Legal

Encuentra gran satisfacción en que mis nuevos clientes me digan que ni yo ni mi equipo “parecemos” abogados; que se sorprendan-gratamente- por nuestra forma “distinta” de hacer las cosas.

Lo cierto es que para mí es un verdadero halago.

Lo entiendo como un reconocimiento a nuestro estilo propio, basado en la firme voluntad de hacer fácil y amable el acceso a los servicios jurídicos, a los que el cliente normalmente acude en situaciones de estrés o de gran nerviosismo. Y ello es aplicable tanto a particulares como a empresarios y empresas de gran tamaño.

El símil es fácil de entender si lo llevamos al terreno de la medicina, pues todos criticamos al médico que no empatiza con el paciente. Cuando acudimos al médico es porque algo nos preocupa; y sin dudar de sus conocimientos y experiencia, lo que deseamos es una explicación clara, amable, y empática de nuestro problema y de su posible solución o tratamiento. Pocos médicos gozan de esa habilidad, y es lugar común la crítica a la “falta de humanidad” de los grandes especialistas.

En nuestra profesión sucede lo mismo.

Son ya cerca de los 30 años de ejercicio en la ciudad más competitiva del país, donde convivimos y nos cruzamos día a día compañeros pertenecientes a todas las diversas formas existentes de ejercicio profesional, desde las enormes firmas nacionales e internacionales, a los profesionales individuales, pasando las firmas boutique y los especialistas; en los que observo cómo ha calado en la sociedad el estereotipo del abogado como profesional frio cual cirujano; que utiliza un lenguaje incomprensible y oscuro, y que muchas veces genera más problemas de los que vino a resolver.

Ejercemos una compleja profesión, muy técnica, con legislación y criterios cambiantes, en la que los resultados no dependen en gran medida de nuestro desempeño. Y además nos enfrentamos a una enorme competencia entre compañeros y firmas. Con esos mimbres es difícil que se imponga la empatía ante los problemas del cliente.

Ser un abogado diferente; ejercer la abogacía de un modo diferente, es poner al cliente, a su bienestar, por encima de cualquier otra consideración.

Lo que pretendemos es que nuestros clientes no sólo estén protegidos por nuestra actuación técnica; sino que se sientan protegidos por nuestra forma de interactuar con ellos.

En este posicionamiento trasluce nuestra vocación de servicio; en la que engarza la introducción de la idea de prevención, como eje de nuestra actuación profesional.

Nuestra misión no tiene el foco en la resolución del concreto problema del cliente. Por supuesto que la afrontamos con la mayor de las eficacias; pues nuestro deseo es ir más allá, y no sólo aportar al cliente la tranquilidad de saber que está en buenas manos, sino, además, la transmitir nuestra vocación de acompañarle y de evitar que ni ese ni ningún otro problema vuelva a darse.

Podemos lograrlo mediante la transversalidad de nuestro método de trabajo y un equipo humano en el que se combina la ya larga experiencia de la mitad de sus miembros, y la juventud y gran cualificación técnica de los que han llegado más recientemente.

Entrenamos a nuestro equipo a, como decimos internamente, “dar cariño” a nuestros clientes, a hacer que se sientan acompañados, a mostrarles nuestra vocación de continuar con ellos, de participar a modo de consultores jurídicos en sus negocios y actividades para trabajar de forma preventiva y aportarles la experiencia de quienes conocen en dónde y cómo se generan la mayoría de los conflictos.

Además de la exigencia técnica, este modo de actuar requiere de mucha comunicación, tanto interna como externa. A nivel interno es preciso trasladar la experiencia de los mayores a los más jóvenes; y a nivel externo, hay que dialogar y conversar mucho con el cliente para acercarnos a su realidad.

Ambas exigencias son devoradoras de tiempo, y como bien sabemos, nada hay mas preciado que el tiempo. Por ello, para conjugar la necesidad de tiempo con unos costes razonables, se ha hecho imprescindible la introducción de tecnología y de estrategias de trabajo innovadoras.

Invertimos mucho en tecnología y en sistemas que nos permiten facilitar la comunicación y ahorrar tiempo en procesos, que así, podemos dedicarlos a nuestros clientes.

De ahí derivan las llamadas a la sencillez, a la simplicidad, a evitar lo accesorio. Esta estrategia facilita la comunicación con el cliente, pues nos entiende y entiende lo que hacemos para ayudarle; ahorra tiempo en acciones innecesarias, y facilita el cambio de percepción del destinatario, que, frente al arcano complejo y rodeado de oscuridad de prácticas propias de otros tiempos, encuentra un profesional a su servicio, amable y preocupado en ayudarle. Creamos una forma amable de vivir la experiencia del servicio jurídico.

Estas son las bases de nuestro proyecto: ser abogados diferentes, sencillos y eficaces, comunicadores e innovadores en interés del cliente; con la prevención como meta.

Y en esta vocación de servir incluimos aquellos otros servicios, que, sin ser estrictamente jurídicos, están estrechamente vinculados al mundo del derecho y de la empresa, prestados por equipos propios o independientes, siempre investidos de la misión de servir, de ser útil, y de facilitar protección a quienes se hallan afrontando un complejo problema.

No puedo despedirme sin recordar que hace menos de un mes, a finales de enero de este 2021 un cliente reciente me llamó para decirme que me había recomendado a un amigo empresario con problemas, que estaba a la búsqueda de un abogado “con el que se pueda hablar y que no sea un destroyer”; y que me recomendó diciéndole que su abogado es un partner, de esos que se implican, y que además, es divertido.

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