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26/04/2024. 03:34:12

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Decálogo del legal project management

Legal project manager

Anna Marra

Cicerón, político, filosofo y sin duda uno de los oradores romanos de más influencia que hemos conocido, decía que “entre el ruido de las armas las leyes no se pueden escuchar”. Tengo la sensación que lo mismo ocurre en los despachos de abogados: entre el ruido del trabajo no conseguimos escuchar la razón. Estamos tan centrados en trabajar y producir resultados (mejor, dicho, beneficios) que olvidamos preguntarnos por qué trabajamos, para quién y cómo podemos hacerlo mejor. El Legal Project Management nos ayuda a encontrar pistas para contestar a estas preguntas.

Parafraseando el mismo Cicerón cuando afirma que" pensar es vivir dos veces", podríamos decir que el LPM es vivir dos veces. En este momento, frente a un mercado global y cambiante, el LPM es unas de las pocas herramientas de las que disponemos que llene de contenido la palabra innovación. He intentado recoger en un breve decálogo mis sugerencias para quien esté pensando escuchar un poco más las leyes que las armas e implementar este enfoque en su organización.

  1. ENTIENDE – El Legal Project Management es la aplicación de principios, técnicas y herramientas de metodología de gestión de proyecto en despachos de abogados y departamentos jurídicos de empresa. Se trata de considerar un asunto jurídico, a cualquiera área práctica pertenezca y conforme su complejidad, como un proyecto y gestionarlo de forma eficaz y eficiente dentro de la propia organización. Cada proyecto tiene un ciclo de vida: una fase de inicio, una de planificación, una de ejecución, una de control y una final de cierre. Cada proyecto tiene sus metas y objetivos, su alcance, sus costes y beneficios, sus plazos y tiempos, sus riesgos, su comunicación, su calidad. A través de un enfoque integrado y de pautas definidas, podemos gestionar todos estos aspectos para conseguir un resultado que nos permite lograr el máximo del valor para nosotros y para el cliente (interno o externo).
  2. IMPROVISA LO JUSTO – Tratamos con ideas, soluciones, palabras. No hay profesión más "creativa" que la del abogado. Sin embargo, el Legal Project Management nos permite improvisar solo cuando es necesario. Cuando no lo es, nos da un plan y una perspectiva. Sin olvidarnos que lo cuenta no es el plan en si mismo sino el esfuerzo de la planificación.
  3. PREGUNTATE POR QUÉ Y POR QUÉ AHORA – Si no sabes contestar a estas preguntas, no intentes implementar el Legal Project Management en tu organización. Si no comprendo como el LPM puede beneficiar mi organización y mi cliente, si no descifro en qué contexto estamos y aún más en qué contexto estoy, me limito a introducir en mi estructura una solución táctica y no estratégica que añadirá escaso valor a mi performance. 
  4. ADAPTA – No hay una sola metodología, sino varias con respecto a la disciplina de gestión de proyectos. La metodología no es diferente que un vestido: hay que elegir un color, una talla y un estilo que se nos adapte bien, que permita diferenciarnos basándonos en nuestros puntos fuertes y que sea adecuada a las características del proyecto. "Viste vulgar y sólo verán el vestido, viste elegante y verán a la mujer", decía Coco Chanel. Si quieres que vean la calidad de tu trabajo, "viste" una metodología que se adapte a ti y a tu organización.
  5. USA –  El LPM no requiere una inversión económica significativa. La clave es una correcta formación de los recursos. Sin embargo, no hay técnica o metodología que no coste más de la que finalmente no se implementa. Hay que asumir que cualquiera cambio requiere cumplir con un esfuerzo y pactar con una incertidumbre inicial.
  6. SUPERA TU RESISTENCIA – Dependiendo de nuestro carácter, vivimos los cambios como un desafío, una oportunidad o una molestia. Si entiendes los beneficios que conlleva aplicar el LPM, será más fácil superar tu resistencia al cambio y ver el LPM como una oportunidad de mejora continua.
  7. HABLA DE DOBLE E – Eficiencia y eficacia. El Legal Project Management permite adoptar soluciones orientadas a la eficiencia para  lograr el efecto en cuestión con el mínimo de recursos posibles viable. Pero también nos recuerda la importancia de ser siempre más eficaces, determinando desde el principio cuál es el objetivo del proyecto y las conductas para lograrlo. El primer paso en esta dirección es distinguir entre deseos, expectativas y necesidades del cliente.
  8. VALORA A TU CLIENTE – Empieza a considera tu cliente como un recurso. Si él cliente participa en el proyecto de forma más dinámica y comprometida, será parte de la gestión y de la solución y te proporcionará toda la información necesaria y otra perspectiva. El cliente que te proporciona toda la información, te ofrece su perspectiva y colabora contigo es un cliente más satisfecho. El cliente informado sobre las actividades que se tendrán que desarrollar, los costes que puedan tener, los plazos en qué se puedan realizar, los cambios que puedan ocurrir y los planes para manejarlos es un cliente que volverá.
  9. VALORATE A TI MISMO – Tu valor se traduce en el valor que eres capaz de aportar al cliente. Con lo cual, una vez más volvemos a dos preguntas claves: qué quiere el cliente y qué verdaderamente necesita.
  10. DISTINGUETE – Innovar apostando por más calidad, más eficacia y más eficiencia te permite distinguirte. Para quien lo adopte, el LPM va a ser una evidente ventaja competitiva y una forma más ágil de trabajar.

Adoptar este enfoque nos permite elegir no solo nuestra forma de hacer, sino nuestra forma de ser. El ruido de las armas se hace menos fuerte días tras días y finalmente  volvemos a oír las leyes. 

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