El derecho ecuestre podría definirse como la ciencia del derecho que estudia las relaciones jurídicas que nacen entorno a la figura del caballo.
Se trata de un área transversal que abarca muchas de las ramas tradicionales del derecho (civil, mercantil, contencioso-administrativo, penal, fiscal, etc.) y que en la constante evolución del mercado jurídico emerge con fuerza bien sea a través de grandes despachos de abogados multidisciplinares que han incluido esta área, o bien a través de las ahora conocidas como "boutiques" legales que particularmente han diseñado un producto a medida del cliente.
La alta especialización en la materia permite a los despachos, al focalizarse en estos nichos de mercado, librarse de la feroz competencia existente en otras materias más generalistas ya que otros despachos no tienen esa capacidad de rivalizar, y buena prueba de ello es que las grandes firmas incorporan dentro de sus servicios un amplio catálogo sectorial.
Además, se conecta más fácilmente con el potencial cliente ya que se habla su mismo lenguaje; lo habitual es que el abogado especialista tenga una estrecha y personal relación con el mundo ecuestre y por consiguiente una mayor capacidad de empatizar y entender la problemática surgida.
Sin duda existe un target muy interesante, así pues, un jinete olímpico solicitará asesoramiento en materia de patrocinio deportivo, y además estará interesado en conocer la información básica en materia de dopaje en una competición internacional; un ganadero precisará de un buen asesoramiento en materia fiscal para conocer si debe tributarse una transmisión por ISyD, IVA o ITPyAJD, y también los plazos establecidos en el Código Civil por vicios ocultos; los clubes deportivos deberán recabar la correspondiente licencia municipal de apertura y de actividad u obtener el código REGA, deberán conocer sus derechos y obligaciones derivadas del contrato de pupilaje y agradecerán un buen asesoramiento en materia de coberturas a cubrir en la póliza de seguro a contratar; las asociaciones precisaran de ayuda para la obtención del libro genealógico de la raza o en su caso para su llevanza; los jinetes querrán conocer los derechos y obligaciones en los contratos de cesiones de caballos; los monitores precisarán de servicios jurídicos en caso de responsabilidad civil por negligencia profesional en las clases de equitación; los veterinarios, también podrán precisar nuestra intervención cuando participan en informes pre-compra u otras actuaciones derivadas de su intervención facultativa; los propietarios, podrán incurrir en responsabilidad extracontractual con motivo de los daños provocados por el caballo o deberán conocer los requisitos para viajar con el animal; y un largo etc que van desde el maltrato animal, al nuevo régimen jurídico de los animales o hasta el compliance o cumplimiento normativo.
Sin duda la casuística es enorme y compleja, máxime si tenemos en consideración que se estima que la industria ecuestre mundial genera un impacto económico anual de 225.000 millones de euros, dando trabajo directo a 1,6 millones de personas a tiempo completo, y que concretamente en España, según un informe elaborado por Deloitte en el año 2013, el impacto económico alcanza los 5.303,6 millones de euros (lo que supondría el 0,51% del PIB).
En definitiva, la especialización en materia de derecho ecuestre, al igual que cualquier otra, es sin duda una ventaja competitiva a la hora de captar nuevos clientes. En condiciones normales el despacho deberá ser capaz de fidelizar al nuevo cliente sobre la base de la confianza y aumentar la cartera mediante la venta cruzada del resto de servicios que el despacho ofrezca puesto que se debe partir de la premisa de que el cliente debe quedar plenamente satisfecho con los servicios prestados por el despacho.