
El derecho por su naturaleza renqueante siempre va un paso por detrás de la realidad que nos rodea. Este entorno, tanto jurídico como empresarial, es la eterna pugna de los profesionales del derecho en las contingencias del día a día de nuestros clientes.
El título de este artículo tiene un símil respecto del asesoramiento a los clientes, especialmente a los empresarios/profesionales, dado que, cualquier tipo de negociación siempre va por delante del asesoramiento jurídico. Y no por falta de voluntad de los juristas. Estas costumbres debemos intentar modificarla e ir siempre de la mano, cliente y letrado, en las negociaciones.
Existen numerosas ventajas a la hora de ir a la par en el asesoramiento y/o negocio: evitar futuros litigios, garantizar la operación, preconstituir un entorno ventajoso para el cliente…eso sí, en algunas negociaciones, la presencia del letrado/asesor produce el efecto inverso, es decir, la otra parte adopta una posición bloqueadora y pueden truncar la negociación.
Debe existir un equilibrio perfecto en este ámbito, dado que, la presencia prematura en las negociaciones produce un efecto inverso, siempre habrá que actuar ad cautelam y ser parte activa de las negociaciones cuando realmente sea necesario.
Volviendo al título de este artículo, lanzo una crítica a los legisladores, encargados de la labor legisladora, tanto a nivel nacional como autonómico, tantos unos como otros, por su labor legislativa ingente, muchas veces duplicada, careciendo de contenido práctico y de calidad, cuando han publicado "la ley de turno" es demasiado tarde y las controversias surgidas en el día a día han tenido que ser resueltas por los operadores jurídicos.