LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

Portal jurídico de Aranzadi, por y para profesionales del Derecho

27/04/2024. 02:19:27

LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

El panorama judicial: una visión desde la periferia

Coordinador del Practicum de la Abogacía, Ed. Aranzadi

Alberto Palomar Olmedo

Un reciente estudio sobre la composición sociológica de los miembros de la carrera judicial viene a demostrar que, por primera vez en la historia, el número de mujeres es superior al de los hombres en la plantilla judicial. Probablemente se trata de un dato que pensemos que no tiene más relevancia que la numérica sin embargo, es algo más. Es la prueba o la muestra de un profundo cambio llamado a tener una relevancia muy superior a la que ofrece un frio dato.

Con carácter general podemos decir que la vida judicial ha sufrido un amplísimo proceso de transformación. La Administración de Justicia de hace varias décadas era, esencial, un panorama en blanco y negro, para ser más exactos, en negro que era el color de las togas, de las corbatas, del sistema en general. Eran épocas en la que el rigor y la seriedad del color negro acaban conformando un ámbito de rigor, de formas, de respeto y de lejanía. El Juez necesitaba un espacio para sus decisiones y ese espacio se rodeaba de un amplio cordón de separación con el proceso, con la sociedad, con los funcionarios, profesionales.

Las formas – en negro- propiciaban un ambiente nada sencillo, probablemente, muy desequilibrado entre el conjunto de actores que intervienen en la práctica y en el desarrollo de la justicia.  Adicionalmente y desde la perspectiva de género, era una justicia de hombres en el que el número de mujeres era escaso y, desde luego, allí donde existían muy imbuidas e insertadas en el propio ambiente y prácticas de la justicia.

La Administración de justicia, hoy, ha cambiado. En el plano personal puedo decir que tras un largo paréntesis de muchos años en otras actividades pude llegar a esta conclusión con motivo de mi incorporación hace más de doce años a la vida judicial y de la justicia. La justicia en negro que muchos de nosotros conocimos había dejado paso a un justicia en color.

La simbólica introducción del color es, en realidad, la consecuencia de muchas cosas. La arquitectura judicial ha cambiado tanto, se ha popularizado tanto, se ha degradado tanto que realmente el rigor de muchos de nuestros comportamientos históricos no tiene sentido en las salas en las que hoy se administra justicia. A menudo este el mayor contraste que los alumnos que visitan los juzgados para "ver juicios" tienen. Ni vivimos en las salas de las películas americanas ni en las grandes y rodeadas de madera salas de nuestra historia. La funcionalidad, el color gris, el ruido, los cables, la igualdad de planos han transformado un panorama en el que es difícil mantener formas que, en muchos casos, estaban ligadas a los escalones, al diferente plano, al color negro, a la distancia.

Lo que ocurre ahora no es ni mejor ni peor. Es diferente. El Juez, hoy, se sitúa en el mismo plano geográfico y la distancia se ha recortado tanto que parece proximidad. Las formas exageradas han dejado paso – en el mejor de los casos-  a un respeto contenido, distendido e igualitario en el que el respeto proviene de la propia personalidad y no del estatus social. El tratamiento y la consideración social del juez sufre una cierta degradación. Ha pasado de ser una referencia social alejada, admitida y validada a un elemento de discusión, de menor consideración y de muy próximo para la crítica y debate.  Sin duda, la vida en color es algo más y, sobre todo, algo diferente a lo que fue.

En esta etapa nuestras propias formas han cambiado. El color es parte de la estética judicial y nuestra presencia es más aproximada – en su conjunto- a lo que constituye una realidad social.  Sin que la organización lo establezca no es infrecuente el <<casual day>> ni es infrecuente que el círculo de separación con la sociedad, con los integrantes del servicio público de la justicia ni con los asuntos, en general, se haya acortado física y realmente.

Esto nos permite indicar que, con todos los matices que se quiera, la justicia se ha popularizado sin conseguir ser popular. Se ha aproximado sin conseguir ser próxima. Se ha tecnificado sin ser técnica. Son otros tiempos y, desde luego, unos tiempos que exigen adaptación y exigen distinguir el "polvo de la paja" y lo importante de lo accesorio. La solución de los problemas sociales es lo relevante y lo demás es algo periférico- no despreciable- pero periférico. El verdadero prestigio de la justicia esta más cerca de la soluciones (en tiempo y forma) que de otros aspectos que, siendo relevantes y necesarios dada la situación de conflicto en la que las partes se presentan ante el juez, no tienen aquella relevancia ni tanta exigencia.

Adicionalmente podríamos decir que el mundo en color es, sin duda, un mundo en el que la mujer no solo tiene presencia sino, sobretodo, protagonismo. Tras muchos años de docencia en la carrera de derecho ninguno de nosotros puede pensar que este efecto no es un efecto debido. Nuestros mejores estudiantes en los últimos años han sido mujeres y, en los últimos años, no solo nuestros mejores alumnos sino, sobre todo, nuestros alumnos son, masivamente, mujeres.

La capacidad de trabajo, de entrega, de responsabilidad y de dedicación son elementos innegables que han ido traduciendo un panorama en el mundo del trabajo y en la propia sociedad que poco tiene que ver con el histórico. El mundo del trabajo se ha convertido en más plural, mas abierto, más exigente, más competitivo, más real y la Administración de Justicia no es sino parte de la vida social y, por tanto, su reflejo más evidente.

En este sentido y en el propio marco de la carrera judicial causa un cierto sonrojo que, hoy, en pleno siglo XXI podamos tener como noticia la que, por fin, alguna mujer ocupa un puesto en un determinado órgano judicial.  Con la distancia que supone la ausencia de referencias personales, incluso, de conocimiento es lo cierto que el efecto de incorporación es, ciertamente, un efecto tardío. Como lo es, en general, el desequilibrio en la responsabilidad social y en la posición directiva de la mujer allí donde el puesto no está ligado al mérito y la capacidad. Cuando esto ocurre el efecto de "arrollo" es definitivo. Cuando el sistema es electivo, el efecto es menor y cuando el sistema responde a reglas propias y de corporación, el efecto es, esencialmente, desequilibrado.

Una justicia en color, una justicia que ha cambiado exige más cambios y más pautas de adaptación a la realidad social. Es la sociedad la que la impulsado la transformación, la que nos ha cambiado las formas, los esquemas, la arquitectura y las vestiduras. Ahora nuestro compromiso es entender que esa transformación exige envolver el mismo producto (la solución eficaz de los conflictos sociales) en nuevas presentaciones y , finalmente, en adaptarnos a lo que es la sociedad que, desde luego, es mucho más plural, amplia y diversa de lo que a veces nos parece.

Valora este contenido.

Puntuación:

Sé el primero en puntuar este contenido.