LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

Portal jurídico de Aranzadi, por y para profesionales del Derecho

27/04/2024. 00:03:59

LegalToday

Por y para profesionales del Derecho

La injusticia de la justicia

Profesor de Investigación del CSIC

Frente a la justicia y la solidaridad sólo se opone el neofascismo nacionalista que exacerba ese sentimiento de no ser como todos los demás; es decir, de ser superiores a los demás siete mil millones de seres vivos sobre la tierra. Todos somos iguales de aburridos; también somos diferentes. Otra cosa es ser superior, por ser más bueno, más guapo, más listo, más inteligente. Los que se creen superiores solo son los más equivocados. Por suerte la mayoría no nos creemos lo más de todo; muchos ni siquiera los más en nada; muchos nos reconocemos  menos en muchas cosas, pero tampoco los más “menos” en nada. Somos lo que nos tocó estadísticamente.

Ser el primero puede acabar en obsesión; querer superarse es bueno, pero puede producir desequilibrios la necesidad de que nos digan que todo lo hacemos mejor y tener que ser centro de todas las conversaciones. Eso puede hacer infeliz a un niño toda su vida desde su infancia. La autoestima es importante pero no hasta el punto de preguntar al niño que obtiene buenas calificaciones por qué no las obtuvo mejores. Merecen también la alabanza, aunque no todo lo que somos sea fruto del mérito del esfuerzo; las circunstancias son muy discriminadoras.

La competencia en lo deportivo rechaza al que no lo practica con juego limpio, pero es fácil pervertirla. Se llamó “la mano de Dios” al gol que metió con la mano Maradona en los cuartos de final de la copa del mundo en 1986; el árbitro lo dio por bueno porque no lo vio. Merecía el mismo rechazo que el del tahur. Pero fue celebrada; y no fue la última “mano divina”.

Recuerdo vagamente, el fútbol no es lo mío, un choque entre un portero y un delantero; la masa de los aficionados, el delantero jugaba en casa, reclamó penalti; el árbitro le dijo al delantero, ambos sabían que no era penalti: “no me crees problemas; dale el balón al portero”. Así lo hizo y se acabó el griterío al reconocer el presunto agredido que no lo había sido. ¿Es eso imaginable hoy día? El art. 7.1 CC dice: “Los derechos deberán ejercitarse conforme a las exigencias de la buena fe”. Hacer trampas, aun procesales, para ganar, es una indecencia. Un fraude condenado en el art. 6.4 CC que exige la rigurosa aplicación del art. 7.2 CC.

Dos poesías nos ofrecen desde dos puntos de vista lo que va desde nuestros sentimientos a la razón. Este camino al conocimiento, de raíz aristotélica, lo recoge Sto. Tomás de Aquino: “Nihil est in intellecto quod prius non fuerit in sensu” (nada está en el intelecto, la razón, que antes no estuviera en los sentidos). Los sentimientos son la puerta de entrada a la razón, al conocimiento, a la sabiduría.

Federico García Lorca anima al que sufre infortunio para que pida la ayuda que se merece, ¡porque la necesita!, la solidaridad que los demás le debemos por falta de justicia:

Si un día el camino / que venía liviano / se te vuelve obscuro/ y encima empinado/

busca a tus amigos, / tómales las manos, / apóyate en ellos / para repecharlo./

No lo intentes solo, / no podrás lograrlo; / y si así lo logras /será a un coste alto./

Con los que te queremos / se hará más liviano./

Cuando el cuerpo afloje,/ te sientas cansado, / cuando la tristeza / a tu alma haya entrado,/

busca a tus amigos, / busca a tus hermanos, / cuenta con nosotros / que para eso estamos./

Se conoce el dulce / probando lo amargo; / tras subir la cuesta / se disfruta el llano./

Así es nuestra vida, / te lo juro, hermano./

En los tiempos duros / encontrarás manos / abiertas, tendidas, / de amigos, de hermanos,/

ya para empujarte,/ ya para un abrazo; / y al fin de la cuesta / disfruta del llano./

Otra llamada a la solidaridad impacta directamente nuestra razón apoyándose en la sensibilidad que provoca el resultado insoportable que procede del comportamiento irracional, insolidario y falto de ética; se la debemos a un pastor protestante, Martin Niemöller

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,

guardé silencio,

ya que no era comunista

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,

guardé silencio,

ya que no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

no protesté,

ya que no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,

no protesté,

ya que no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,

no había nadie más que pudiera protestar”.

El espíritu se te ensancha cuando el sentimiento y la razón entran en resonancia. O están juntos sentimiento y razón o si no, lo que ese propone es un invento o una maldad.

Se habla ahora, y quizá no sin razón, de promocionar el estudio de las mujeres en actividades científica, técnicas, ingeniería y matemáticas porque, estadísticamente hablando, su menor participación parece deberse a una “marginación social subconsciente” de que eso no es para ellas. Este proyecto se llama STEM, por sus siglas en inglés; en castellano sería CTIM.

En el siglo XIX censuraba Concepción Arenal en su librito “la mujer del provenir” el argumento de la “superioridad” del varón basada en la menor masa del cerebro de la mujer, algo que aún siguen diciendo algunos varones, también algunas mujeres que ser terraplanario no depende del sexo. A uno que me alegó ese argumento le respondí: eso indica la mayor calidad de su cerebro el primer premio nobel doble lo tiene una mujer, algo que no le ha ocurrido todavía con ningún elefante.

Creo que sería muy importante, ¿quizá más?, que en la asignatura de filosofía ¿existe todavía o ya la han eliminado por completo?, se enseñaran también sus aplicaciones prácticas: el derecho al servicio de la convivencia pacífica. Se debe señalar que tod llamada a la solidaridad es un grito que denuncian la injusticia de la justicia. De cumplirse lo que decía Ulpiano suum cuisque tribuere, la solidaridad sería innecesaria.

Pero como la justicia es como es y no parece que sea fácil mejorarla, mientras lo intentamos recurramos a ese sucedáneo que es la solidaridad pero dejando claro que la solución no es la solidaridad: la solidaridad es sólo un mal remiendo de una justicia injusta.

Valora este contenido.

Puntuación:

Sé el primero en puntuar este contenido.