Desde numerosas publicaciones de expertos en marketing se viene defendiendo, en los últimos años in crescendo, las relaciones publicitarias con base en Internet. El despacho profesional que no tiene web, blog o algún tipo de presencia en la Red de Redes, sencillamente no existe o pronto será engullido por sus competidores que sí surgen al introducir las palabras mágicas en buscadores.
Podemos encontrar una serie de consejos sobre
esta cuestión, incluso listados, de tareas a afrontar para llevar a cabo con éxito una campaña de
imagen publicitaria en Internet: desde el alta en buscadores, pago de anuncios vía por ejemplo google Adwords, hasta
la participación en foros temáticos
o publicación de newsletters o ebooks gratuitos en el propio espacio web.
Estas acciones publicitarias son desde luego aconsejables y fructíferas
particularmente para empresas y negocios que venden productos o que prestan
servicios de carácter puntual en el tiempo (por ejemplo, el servicio de un
decorador de interiores para una oficina o domicilio). Pero
entendamos que, a la hora de establecer una relación profesional de
confianza a largo plazo, a veces incluso durante toda la vida activa de
la empresa, como puede ser la mantenida con un asesor fiscal o un
abogado mercantilista, pocos clientes van a contratar al elegido por ser el
primero en el buscador Google, sin dejar de reconocer que ello
otorgará envidiable imagen al cabeza de lista. Lograr estas primeras
posiciones es una tarea ardua y difícil por lo general encargada a
especialistas en esta cuestión (SEOs:
mejoran el posicionamiento de las páginas web en la búsqueda natural);
conjugándolo con el pago de publicidad como se contrata en otros medios de
comunicación.
A estas alturas, proponemos una reflexión profunda sobre las apariencias en
Internet y el modo de tratar nuestras relaciones profesionales en la red:
¿garantiza una presencia aplastante y agresiva la afluencia de clientes a
nuestro despacho? ¿Puede llegar a ser contraproducente aparecer en los márgenes
destinados a publicidad de ciertos sitios? Como investigadores del marketing
para abogados la duda puede asaltar en casos concretos: pequeños despachos
llegan a anunciarse como "supermercados" de consultas, abogados
hiperaccesibles a cualquier hora, tarifas por los suelos –incluso tarifas
"planas"–, llegando a parecer desesperados por conseguir clientes.
El marketing para despachos de abogados
ha de cuidar, porque la relación profesional lo requiere, la imagen
de marca y de servicio del bufete. No se trata de lograr clientela a
cualquier precio. Se trata de alcanzar dar una imagen de profesionalidad y
saber hacer raramente sustituible por un buen posicionamiento en internet. La
confianza que cada cliente deposita en su asesor lo requiere así, y esa
confianza no la logra la publicidad agresiva y el aparecer por aparecer en los media.
Internet surge en esta nueva década como un instrumento para compartir
conocimiento accesible a todos. Utilicemos esta definición y derivemos de ella
una manera de dar a conocer nuestra profesionalidad con artículos, consejos
legales, opiniones sobre legislación… Todo lo demás vendrá dado por la propia
naturaleza de este inconmensurable medio de comunicación de masas, que, como
nuestros clientes, premiará la calidad de nuestra presencia, y no una presencia
cargante.