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24/04/2024. 04:16:40

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Sobre humor, honor, y los monigotes del Canal Plus francés

Abogada. Socia de LegalJovs

Ana Soto Pino

El TAS ha impuesto la sanción al ciclista Alberto Contador, a pesar de considerar no probado el dopaje y que la federación española de ciclismo absolviera al corredor. Y automáticamente el Canal Plus francés ha dejado de ser sutil en su ataque contra los deportistas españoles. El guiñol de Contador, pero también los muñecos de Alonso, Gasol, Casillas y Nadal, representantes naturales de los valores de la competición y el deporte, se recrean mostrando una supuesta relación entre el dopaje y sus éxitos deportivos bajo el concluyente lema “campeones españoles, no ganan por casualidad”.

La polémica está servida, aunque tampoco nos extraña, ni debiera extrañar a los responsables del Canal Plus francés. El deporte español se siente atacado ante una acusación en toda regla de dopaje generalizado, y considera que los monigotes se están pasando de la raya con tanto sarcasmo. Y como no, si hay polémica hay reacción, que se refleja en muchos frentes: Federaciones Deportivas y el Consejo Superior del Deporte hablan de acciones judiciales; el Presidente de Gobierno español intenta quitar hierro, sin poder disimular su indignación; el embajador francés tilda los videos de mal gusto; el FC Sevilla reacciona al ataque en la temática de su camiseta y el propio Rey se refiere a los guiñoles como "tontos".  El impacto mediático es tal que el francés Alain Afflelou no ha dudado en dejar públicamente clara su posición a favor de los deportistas y blindar su imperio óptico de la crítica del consumidor español.

Mucho ruido, ¿pero pocas nueces?

En el marco de los programas satíricos se permiten muchas cosas en favor del humor, y estamos acostumbrados a que cadenas de reputada seriedad periodística parodien a nuestros políticos y deportistas y sus actuaciones. Sin embargo, todo tiene un límite,  y éste está en el derecho al honor de la propia persona, proclamado y protegido por la Constitución como derecho fundamental y extendido a sociedades y organizaciones por el propio Tribunal Constitucional. Claro está que existe también un derecho fundamental de expresión y de información, que ambos son también derechos fundamentales básicos para el funcionamiento de un estado de derecho, y que muchas veces los propios derechos personalísimos, como la imagen o la intimidad, deben ser sacrificados en su favor. Pero ni la libertad de expresión, ni la libertad de información, pueden servir para imputar hechos falsos y difamadores, dirigidos a desmerecer la consideración social de la persona y que lesionan su propia dignidad.

En este escenario, nuestros tribunales habrán de valorar para cada caso si efectivamente hay lesión al derecho al honor de los protagonistas del mensaje difundido y el alcance del mismo, considerando las normas, valores e  ideas sociales de cada momento. Porque el concepto de honor, en su consideración de dignidad personal reflejada en el reconocimiento de los demás y en el sentimiento de la propia persona, evoluciona a la par que evoluciona la mentalidad de la sociedad. Luego, en consideración a otras variantes, especialmente la intencionalidad del emisor del mensaje denigratorio o falso, la vía adecuada de protección del honor lesionado será la civil o la penal.

Los monigotes del Canal Plus parodian a los deportistas españoles más notorios, y los constituyen en iconos de lo que es el deporte español y lo que las autoridades deportivas quieren o permiten. Y con más o menos humor, gracia y disimulo, les imputan un hecho delictivo como causa necesaria de su éxito, porque resulta que el delito de dopaje está tipificado como tal en el Código Penal.

Vds. decidan. Pero no olviden quienes han sido los ganadores del Tour y el Roland Garros durante los últimos años.

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