Dominico desde 1504, fue un ejemplo universal. Su influencia rebasó la brevedad de su vida, unos 60 años, y aun hoy es referencia. Su obra De indiis defiende la dignidad u derechos de los indios iguales a los de todo ser humano. Este fue el inicio del Derecho de Gentes al que hoy se denominad Derechos Humanos.
Rechazó los excesos en América y su tesis, escuchada por las cortes, se recogen en vida suya en las Leyes Nuevas de Indias. Pese a la protección de la corona sobre los indios no se evitó que siguieran los abusos. Discípulos suyos y el P. Las Casas de Vitoria defendieron sus tesis en la llamada "polémica de los naturales" ante la Junta de Valladolid, sobre los justos títulos para estar en América, denunciando los injustos.
Aunque contemporáneo de Trento, fue precursor de la independencia entre el poder civil del Estado y la Iglesia a la que sólo reconocía preeminencia en lo religioso. Otro de sus libros De potestate civil sienta las bases teóricas del derecho internacional moderno, junto con Groccio, y fue de los primeros en acuñar la idea de una comunidad de pueblos fundada en el derecho natural y no basar las relaciones internacionales en el uso de la fuerza. Analiza sus límites en las disputas entre pueblos en su famoso De iure belli, donde dice que la única causa justa para iniciar una guerra es si es proporcional a la injuria recibida. Denuncia así la ilegitimidad de las guerras de religión, estamos en plena contrarreforma, o con ansias expansionistas.
Sin establecer paralelismos plutarquianos, porque su ámbito de actuación es distinto, la docencia uno la judicatura el otro, su único epígono actual es el juez Garzón. En el orden nacional fue respetuoso con la justicia pero contundente con en el caso "Nécora" contra el narcotráfico. Las instituciones y el Gobierno hubieran preferido una sentencia más dura, que no dio por respeto a las leyes a la vez que denunciaba que la legislación vigente impedía ser eficaz contra esta delincuencia.
Su breve incursión política en las listas electorales del PSOE no le impidió, ya de nuevo en la Audiencia Nacional luchar contra el terrorismo de Estado y la llamada guerra sucia de los GAL que, según algunos, contribuyó a al derrota electoral del PSOE.
Su imparcialidad política se vio en la eficacia en la lucha contra ETA cuyas instituciones pro-terroristas desarticuló. Vio revocadas algunas sentencias pero fue eficaz su actuación contra el terrorismo que atropella los derechos humanos.
Esta defensa de los derechos humanos en el ámbito internacional tuvo su culmen con la orden de arresto contra el dictador Pinochet por muerte y tortura de ciudadanos españoles y por crímenes contra la Humanidad. Su fundamento fueron el informe de la Comisión chilena de la verdad y el caso de la Caravana de la muerte que instruía en Chile otro juez, Juan Guzmán.
Todo esto acelera el cambio jurídico en el mundo real y la visión de la justicia universal. Intentó enjuiciar a Kissinger que dejó de dar conferencias por temor a su arresto y quedó "recluido" en los USA. Su actuación contra la dictadura argentina le permitió condenar a Scilingo. En la propia Argenitna quedaron anuladas las leyes de Amnistía, nulas de acuerdo con el Derecho Internacional.
Tras su instrucción del caso de corrupción Gürtel, con presuntos implicados del PP, su aceptación de la demanda contra los secuestros y genocidio franquistas sufre dos demandas por prevaricación y una demanda de cohecho por sus conferencias en los USA. Tras una discutida instrucción y un juicio donde se le niega el testimonio de testigos ha sido condenado y expulsado de la judicatura.
Vitoria y Garzón, mutatis mutandis, son el mejor legado español en defensa de los Derechos Humanos y la justicia universal. Sólo falta la revocación de la sentencia.
