De repente ocurre algo y todo el mundo se pregunta: ¿Cómo es posible que hubiéramos aguantado este abuso?. La razón es una: somos unas personas educadas en la servilidad al poder (eclesiástico, político, bancario, etc.).
Pese a que ya no hay reyes y caudillos por la gracia de dios, aun reaccionamos como siervos aunque la soberanía haya regresado, legalmente, al pueblo español, art. 1.1, CE. ¿De qué sirve un sistema democrático en un país de siervos?. Más futuro tiene un sistema dictatorial en un país de hombres libres.
Estas reflexiones vienen a cuento de las dos sentencias, Navarra y Pamplona, que se da por finiquitada la deuda de quienes, habiendo hipotecado su piso como garantía, no han podido hacer frente a la deuda y, en situación de insolvencia, han pagado su deuda con su garantía.
Que estamos ante un contrato de adhesión es algo indiscutible; aunque cada contrato se subscriba individualmente las cláusulas son iguales e inamovibles. El prestatario no tiene otra opción que aceptar todas las clausulas que el impone el prestamista o quedarse sin el préstamo.
Estamos ante una prestatario que actúa de buena fe, tiene todas las de perder si no "traga", que se somete a todo el clausulado que le impone el banco: comisiones por abrir la puerta, comisiones por encender las bombillas, comisiones si se apaga la bombilla, comisiones por valorar la finca ¡aunque sea nueva!, comisiones por citar al notario del banco en el banco, no siempre se informa que se puede contratar otro notario, obligación de subscribir un seguro, no se advierte que puede ser rechazado, revisiones al alza del préstamo sin límite y revisiones a la baja con límite mínimo de intereses, comisiones de cancelación, etc., etc., etc.
No es necesario decir que es un contrato leonino por absoluta falta de equidad en su clausulado fruto de la desigualdad entre las partes.
No es necesario decir que estamos hablando de la adquisición de un bien art. 33.1, CE, respaldado por un derecho constitucional a poseerlo, art. 47, CE, que no debe confundirse con el derecho constitucional a exigirlo. Pero
1.- La magnitud del valor del bien hipotecado la establece el prestamista, a la baja para garantizar mejor así su préstamo o al alza, para colocar los activos para que produzcan,
2.- La magnitud de la deuda por el principal disminuye mensualmente pero la magnitud de la garantía del prestamista aumenta aunque tiene un mínimo riesgo de que disminuya.
3.- la cuantía proporcional del préstamo sobre el bien hipotecado la establece el prestamista.
4.- La cláusula que hace responsable con TODOS sus bienes al prestatario sólo se puede entender referida a aquella parte del préstamo que excede lo garantizada por la hipoteca. Sólo así se recupera un mínimo de la equidad en el riesgo que corren ambas partes.
Esa interpretación sinalagmática es el único freno a la avaricia del prestamista que concede préstamos irresponsablemente incobrables pero con garantía absoluta de cobro, pues no es que las deudas las hereden los descendientes sino que en vida de sus víctimas, los prestatarios, los conducen a la ruina y a vivir de la mendicidad.
El sistema francés de pago de hipoteca por mensualidades iguales resulta notablemente beneficioso para el prestamista. Él cobra intereses por el total del principal y disminuye su crédito en una mínima cantidad. Eso significa que cada año está aumentando para el banco la proporción de garantía de la hipoteca en lo mismo que aumenta el Índice de Precios de la Vivienda. Con un 3 % anual en 6 años su garantía del 80 % se ha convertido ya en el 100 %.
El prestatario inicialmente casi sólo paga intereses, superiores incluso a lo que le costaría un alquiler. Corre el riesgo, ¡antes limitado a 15 – 20 años!, de que si no puede terminar de adquirir ese bien habrá pagado un "alquiler" inmenso porque al final la vivienda no será suya. Añádase a ese perjuicio la frustración de la pérdida de la vivienda, al no poder terminar de pagarla, y el perjuicio adicional de la mala venta de los enseres comprados durante esos años.
No es razonable que hayamos seguido respetando – .¿tanto es el poder del lobby de la banca? – el tenor literal del contrato sin parar mientes en el expolio que ello significa. Porque frente al ciudadano que iba a pedir antes un préstamo que se concedía no más del 80 % del valor de lo hipotecado como garantía, valorado a la baja, y a pagar en 15-20 años, ahora estamos ante una búsqueda del prestatario para endosar activos que sobran, en préstamos a 30 y 40 años y con un irresponsable riesgo en tasaciones al 120 %. El articulado de la ley no se hizo para esas prácticas, por lo que no cabe defender su tenor literal.
Añadamos a ello el montaje de los subasteros adquiriendo esas viviendas en tercera subasta no sabemos si es el colofón adecuado a tanto atropello o la sal que una sociedad desalmada vierte en la herida del pobre lacerado; o el montaje del banco que puede compara la vivienda por el 50 % de lo que vale, revenderla a más, pero seguir exigiendo al hipotecado el otro 50 %, con el resultado de un abuso evidente y de un enriquecimiento ¿lícito?, pero injusto..
Nunca es tarde para reflexionar acerca de qué hubiera pasado si este atropello no estuviera, en lo literal, permitido, salvo cuando uno se topa con un juez justo, especie escasa como recuerda el evangelio "que la mies [de la justicia] es mucha pero los trabajadores pocos".
1.- Ningún banco hubiera tasado en más del 100 % sino a la baja, como hacían antes
2.- Ningún banco hubiera hecho un préstamo a una persona de dudosa solvencia.
3.- No se hubiera montado la gran estafa especuladora promovida por los gobiernos del Lic. Aznar, cuando inauguro la Convención Nacional de Especuladores al grito: "ancha es Castilla".
4.- Se hubiera reducido el flujo especulativo que no hubiera dado para tantos sobornos, del Gürtel y del no Gürtel y todos hubiéramos seguido con el Gürtel apretado.
5.- No hubieran venido tantos inmigrantes como los que trajo la estafa inmobiliaria
6.- Habiendo venido menos inmigrantes ahora habría menos parados
7.- Al no poder especular la banca tan desaforadamente le hubiera prestado dinero a las empresas para modernizarse y ser más competitivas, como ocurría por entonces en Europa.
8.- El dinero fácil del trabajo fácil no hubiera desanimado a tantos a seguir estudiando.
9.- Las empresas serías, con los préstamos más fáciles, al no haber la competencia de la estafa inmobiliaria, hubieran generado trabajos estables, un riqueza productiva demandante de empleo más cualificado, como ocurrió en Alemania que por eso demanda más trabajadores.
10.- Etc., porque grande es el premio al que obra con virtud y no al que fomenta el robo
¿Moraleja?.
Meter en cintura – en Gürtel – al capital (bancos) sería quizá la primera medida a tomar.
1.- Es necesaria una reforma que frene – impedirlo es imposible – la especulación
2.- Es necesario poner coto a las comisiones "imaginativas" adheridas a los contratos, como parte del articulado de Defensa del Consumidor.
3.- Es necesario establecer por ley que el banco cuando se queda con el inmueble hipotecado lo hace por el valor establecido en la hipoteca más el IPC, y sólo responde con el resto de sus bienes por la diferencia entre la tasación y lo prestado.
Pero de nada sirven las leyes si no se educa antes a las personas en que todo lo barato es caro y que las letras vencen tras 90 días de vino y rosas, con su letra pequeña.
¡Carpe diem! sigue siendo una buena máxima. Pero sólo para quien se conforma con vivir con lo que tiene cada día y no empeña el futuro por venir en un día que aun no amanece.
Dios bendiga a estos jóvenes jueces que, reflexivos y justicieros están empezando a crear, si no jurisprudencia, sí el camino que lleva a su creación. Los bancos, cautamente, no recurrirán ninguna sentencia, eso aceleraría el tránsito del camino hacia esa jurisprudencia. Se conformarán con seguir expoliando a los ciudadanos que aun no saben que pueden librarse de estos contratos leoninos.
Nada está terminado. Un mundo de bienestar está por construir, aunque la rendición última de los sindicatos indique lo contrario.
Pero la soberanía no descansa en los sindicatos, sino en el pueblo.
Éste, sin esperar milagros, debe "levantarse y andar", que se está haciendo tarde.