“No ocurre nada si no hay un sueño primero” Carl Sandburg

Hoy vamos a referirnos a una de las técnicas más interesantes para alcanzar metas en el desarrollo de nuestra actividad: la visualización, técnica que consiste en emplear nuestra mente para imaginarnos que conseguimos el objetivo propuesto en una situación que se producirá en el futuro. Esta herramienta, cuya sola mención puede sorprender a personas tan racionales y analísticas como somos los abogados, constituye una técnica muy poderosa que se viene empleando con éxito en campos tan dispares como el deporte, la empresa, la psicología o la medicina.
El trabajo del abogado está integrado por acciones muy diferentes aunque siempre relacionadas entre sí. Comparecemos en audiencias previas y vistas; asistimos a detenidos y a imputados; participamos junto a nuestros clientes con otras partes en reuniones cuyo objeto es alcanzar la solución de algún conflicto o negociar las líneas maestras de un proyecto de negocio. Y así, podríamos seguir con sucesivas subdivisiones citando una serie de actividades que a buen seguro nos sorprenderían por su elevado número.
Cuando estamos focalizados en estas actuaciones, lo que mas nos preocupa antes de su ejecución, es encontrarnos lo mejor preparados posible para solventar con éxito nuestro compromiso profesional. Para ello, cada uno emplea los recursos y habilidades que ha ido aprendiendo a lo largo de los años, y que podrían resumirse en una planificación adecuada; la obtención de la información legal necesaria y finalmente, el estudio de la materia controvertida. Una vez preparados, pasamos a la acción.
Ciertamente, el abogado trata de hacerlo lo mejor posible, y para ello emplea los recursos y herramientas mas adecuadas para cumplir con su objetivo. No obstante, en nuestra profesión se da una tendencia a limitar nuestras técnicas de trabajo a sistemas muy primarios que, en principio, vienen funcionando con éxito, si bien, al no existir sistemas o grados de comparación con el trabajo de otro abogado que en similares circunstancias utilice técnicas diferentes, no sabemos realmente si nuestra forma de trabajar es o no la óptima. En todo caso, es un hecho constatado el empleo progresivo por abogados de técnicas importadas del mundo empresarial para alcanzar un mayor grado de eficacia en el desarrollo de su actividad profesional (y de ello, da fe nuestro blog continuamente).
Como expone el psicólogo Bernabé Tierno en su libro "Elegir éxito" , los numerosos estudios sobre el cerebro han concluido que cada hemisferio del cerebro cumple diferentes funciones que se complementan entre ellas (Robert Sperry, premio Nobel de Medicina 1981). El hemisferio izquierdo es el más lógico y analítico, mientras que el derecho es más creativo e intuitivo, funciona globalmente sin pormenorizar en detalles, privilegiando la imagen y la imaginación frente al lenguaje. Si bien todos empleamos los dos hemisferios cerebrales, unas personas emplean uno más que el otro (personas analíticas o intuitivas). Ello nos lleva a afirmar, de acuerdo con los más recientes estudios, que si usamos adecuadamente el hemisferio derecho, podremos incrementar nuestras opciones de sintetizar, ver con más perspectiva, imaginar y, en definitiva, visualizar nuestros objetivos para lograrlos. La visualización a la que venimos refiriéndonos es conocida como visualización creativa, que nos permite poner nuestra mente al servicio de nuestros proyectos futuros.
No cabe duda que la visualización es una técnica cuyo uso es extrapolable a nuestra práctica profesional. Si el éxito en nuestro trabajo es un factor esencial para nosotros, el uso de todas las técnicas que nos acerquen a nuestro objetivo deben ser bienvenidas e incorporadas a los recursos que empleamos en nuestro día a día profesional. De hecho, la labor (el guión) del abogado se prepara en el despacho, pero se lleva a cabo en el exterior, siempre en presencia de otras personas (jueces, fiscales, otros abogados, etc…), de manera que nuestros objetivos se cristalizan en escenarios perfectamente delimitados y habitualmente conocidos (salas de vistas, dependencias judiciales, administrativas, despachos, etc…) en los que se desarrollará la acción. Guión, personajes, escenarios…y acción, constituyen los elementos que conforman los cimientos de nuestra puesta en escena, y que van a condicionar el resultado de nuestra actuación. Si esto es así, ¿No sería de gran ayuda anticiparnos mentalmente a dicha escena con el fin de vernos conseguir los resultados a los que aspiramos?
Rotundamente, puedo afirmar que la visualización es una técnica muy buena para el ejercicio de la abogacía, pues la he experimentado en numerosas ocasiones, y me ha ayudado a enfrentarme a los desafíos que se presentan a diario tales como vistas de juicios orales o reuniones complicadas. Lógicamente, el hacer un buen trabajo de visualización no supone que vayas a ganar el juicio o que el resultado de la negociación va a ser favorable al cien por cien para tu cliente. Sin embargo, vivir mentalmente dichos acontecimientos me ha ayudado a actuar posteriormente con más confianza y convencimiento de que puedo conseguir lo que me he propuesto por muy difíciles que sean las circunstancias a las que me enfrentaré. De hecho, cuando entro en Sala, ya he presenciado dicha situación anteriormente (naturalmente con matices), y estoy mas preparado para reaccionar a las situaciones que no sólo he previsto, sino que ya he superado con éxito mentalmente. A ello debemos añadir un efecto sorprendente: la visión de un futuro deseado se instala en nuestro subconsciente, lo que permite mejorar nuestro enfoque intelectual de forma inmediata y con ello identificamos los métodos a seguir para la consecución del objetivo mejorando nuestro rendimiento de forma inmediata.
En definitiva, a pesar de que los abogados somos muy analísticos y racionales, es conveniente que desarrollemos nuestro hemisferio derecho para convertirnos en personas mas intuitivas, lo que a la postre supondrá un beneficio añadido para nuestra practica profesional.
En nuestro próximo post trataremos el proceso de visualización y su uso para la preparación de juicios orales y vistas.