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03/11/2024. 01:58:46
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Blog de Snacks Tech & Lex

¿Existe un derecho al anonimato en internet?

Jesús Valladares

Socio fundador de Avezalia, firma especializada en el asesoramiento jurídico integral TIC

¿Existe un derecho al anonimato en internet?

Comentábamos el otro día que un juez norteamericano había ordenado a Google dar todos los datos que fueran necesarios para la identificación del titular de una bitácora creada con su servicio gratuito Blogger, dado que dicha persona, a través de su blog podía haber cometido un delito de injurias.

Yo pensaba que estábamos ante un supuesto perfectamente lógico y normal, acorde con el propio funcionamiento de internet y con el necesario respeto a los derechos tanto de los usuarios de internet como de las personas que sufren daños a consecuencia de acciones desarrolladas en la red.

Pues bien, cuando ya pensaba que esta historia no tendría más recorrido, me encuentro con varias noticias y posts en los que se da una nueva vuelta de tuerca.

En concreto, me encuentro con que la persona titular del blog quiere demandar a Google por la nada despreciable cantidad de 15.000 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios por una supuesta vulneración de su identidad.

El abogado de la joyita, por tanto, de su misma condición, argumenta que se ha lesionado el derecho de su cliente a expresarse anónimamente.

Pero ello, por eso de intentar tener una mente abierta, debo plantearme si internet, como medio de comunicación actual, puede conllevar un cambio de parámetros de tal magnitud.

Para responder a ello, hay que plantearse qué niveles de anonimato pueden adoptar los internautas en su día a día.

En concreto, y dentro de mis limitados conocimientos técnicos. Podemos hacer una triple distinción:

  • Primer grado.- La del usuario a porta Gayola, es decir, que va de frente, que da sus datos personales, acepta las condiciones legales y hace las cosas por derecho, mirando a los ojos y sin nada que ocultar.
  • Segundo grado.- La del usuario con personalidad múltiple, que, al igual que el anterior, ofrece sus datos pero que, a diferencia de éste, modifica sus datos reales y adopta perfiles determinados según el website de que se trate.
  • Tercer grado.- Finalmente, nos encontramos con el usuario invisible, aquel que quiere estar en misa y repicando, pero que no quiere que nadie se entere de lo que hace, vaya usted a saber por qué…

Partiendo de esta clasificación, desde un punto de vista estrictamente legal y al margen de consideraciones psicológicas, ningún reproche se puede poner al primero de los usuarios (usuario a porta Gayola) ya que deja un perfecto rastro de sus actuaciones que permite, llegado el caso, poder localizarlo y reclamarle lo que fuere menester.

No obstante, la cosa se complica cuando hablamos del usuario con personalidad múltiple y del usuario invisible, ya que los rastros de su actuación on line son mucho más difusos. Se trata de usuarios que evitan el registro o dan datos falsos para lograr superar dicho paso y, en muchos casos (que no en todos) pueden ser la tapadera perfecta para la comisión de ilícitos del más variado tipo (civil, penal, administrativo…) con la esperanza de poder eludir las consecuencias de sus actos.

Y aquí se encuentra la madre del cordero. Los derechos y las libertades de las que disfrutamos en estados democráticos y sujetos a derecho, terminan (fijaos qué casualidad y coincidencia) donde empiezan los de los demás, afirmación para cuya comprensión no hace ser abogado precisamente, siendo suficiente con ser una persona normal de entendimiento medio.

Por tanto, en mi opinión, y coincidiendo con la postura de la bloguera injuriosa, existe un derecho a expresar una opinión de forma anónima. No obstante, dicho derecho no puede ni debe ser absoluto, cediendo, siempre y en todo caso, cuando se vulneran derechos y libertades de otros sujetos.

Por tanto, me parece muy bien que internet sea un medio de comunicación que está cambiando los esquemas en muchos ámbitos de nuestra vida cotidiana, pero también es cierto, o al menos lo es para mí, que por mucho internet que sea es preferible una evolución a una revolución.

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