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25/04/2024. 12:10:30

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El Pacto Verde Europeo

Licenciado en Derecho, Funcionario de la Administración General del Estado

Estos son los factores de la Unión Europea con alcance mundial para transformar la economía y la sociedad europea en una senda sostenible

El Pacto Verde Europeo es el programa de actuación o agenda (actualmente hoja de ruta) que pretende responder a una estrategia de crecimiento para la UE basada en la ausencia o minimización de gases de efecto invernadero -GEI- y en la que el crecimiento económico se disocie del uso de los recursos. Para las instituciones europeas esenciales (Consejo, Comisión y Parlamento), la respuesta conjunta, homogénea y uniforme de la UE a los desafíos del clima y el medio ambiente constituye una labor definitoria para el conjunto de los ciudadanos y las generaciones venideras.

Tomando como marco de referencia que el Pacto Verde Europeo (PVE) no se hará realidad si se actúa en solitario, y que es parte integrante de la Estrategia de la Comisión para la aplicación de la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidad (ODS), es necesario que los elementos que estimulan el cambio climático y la pérdida de biodiversidad impulsados desde la organización supranacional tengan alcance mundial.

Los elementos básicos del Pacto Verde Europeo son los siguientes:

  • Transformación de la economía de la UE hacia un futuro sostenible.

Este aspecto es, probablemente, el principio informador de todas las políticas transformadoras en materia de energía limpia para el conjunto de los diferentes sectores de la economía como el transporte, la alimentación, el sector primario entre otros, fomentando la transformación digital y las herramientas digitales necesarias para materializar los cambios requeridos.

  • Ambición climática de la UE para 2030 y 2050.

El primer hito en la aspiración de la UE a la neutralidad climática en 2050 se concreta en la aprobada Ley del Clima Europea de 2020, cuyo plan elevó el objetivo de reducción de las emisiones de GEI de aquí a 2030 al 50 %, como mínimo, y hacia el 55 % con respecto a los niveles de 1990. Para su consecución se han iniciado, y se continuarán, con una serie de medidas que fomenten cambios en el comportamiento de los consumidores y las empresas, promoviendo el incremento de inversiones sostenibles públicas y privadas.

  • Suministro de energía limpia, asequible y segura.

Ha de desarrollarse un sector eléctrico basado en fuentes renovables, completado con un proceso de eliminación total del carbón y descarbonización de gas. El proceso de transición hacia una energía limpia debe implicar y beneficiar a los consumidores, abordando el riesgo de la pobreza energética y revisando el marco regulador de las infraestructuras energéticas para conseguir una energía limpia a precios asequibles.

  • Movilización de la industria en beneficio de una economía limpia y circular.

El plan de acción de la economía circular incluye la elaboración de productos sostenibles para sustentar el diseño circular de los mismos sobre la base de una metodología y principios comunes, priorizando la reducción y reutilización de materiales antes de su reciclado, al tiempo que se efectúa la renovación de edificios públicos y privados para garantizar el desafío de la eficiencia energética y la asequibilidad.

  • Acelerar la transición a una movilidad sostenible e inteligente.

Con ello se pretende impulsar y fomentar el uso del transporte multimodal para lograr la neutralidad climática y poder alcanzar una reducción del 90 % de las emisiones procedentes del transporte en 2050. El precio del transporte deberá reflejar el impacto sobre el medio ambiente y la salud, suprimiéndose las subvenciones a los combustibles fósiles e intensificando la producción y utilización de combustibles alternativos y sostenibles.

  • Contaminación cero y preservación de los ecosistemas y la biodiversidad.

Se trata de implementar medidas para evitar que se genere más contaminación y para reducir sustancialmente la contaminación del aire, del agua, del suelo y de los productos del consumo, así como para preservar y recuperar la biodiversidad en lagos, ríos, humedales, etcétera, y poner en marcha medidas específicas contra las fuentes de contaminación por microplásticos, medicamentos y sustancias químicas e industriales de grandes instalaciones.

  • La Estrategia de la Granja a la Mesa.

La pandemia del COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de un sistema alimentario sólido, justo, saludable, resiliente y respetuoso con el medio ambiente que funcione en todas las circunstancias.

Estos son algunos de los ambiciosos objetivos que se fijan en la Estrategia de la Granja a la Mesa: a) la reducción del 50 % en el uso de plaguicidas químicos y del 50 % en el uso de los plaguicidas más peligros de aquí a 2030; b) la reducción de las pérdidas de nutrientes en un 50 % como mínimo, garantizando que no se deteriore la fertilidad del suelo, reduciendo el uso de fertilizantes en al menos un 20 % de aquí a 2030 y c), un uso del 25 % de las tierras agrícolas para la agricultura ecológica de aquí a 2030.

  • Una transición justa, inteligente y sostenible.

Por último, y para hacer realidad lo expuesto, es necesaria una potente inyección económica para ejecutar los objetivos actuales en materia de clima y energía, estimándose una inversión anual adicional hasta 2030 de 260.000 millones de euros, con un Plan de Inversiones para una Europa Sostenible. Como nueva fuente de recursos propios, la Comisión ha propuesto la asignación del 20 % de los ingresos procedentes de la subasta del Régimen de Comercio de los derechos de emisión de la UE, así como otra importante asignación basada en los residuos de envases de plástico no reciclados.

Finalmente, la creación de un Mecanismo Europeo para una Transición Justa supondrá el acceso a programas de reciclaje profesional, y creación de empleo en nuevos sectores económicos sostenibles en su medio natural, para los ciudadanos europeos más expuestos y vulnerables al deterioro y degradación medioambiental, y en las regiones o zonas geográficas más dependientes de energías derivadas de combustibles fósiles.

Sirvan de despedida las palabras de don Miguel Delibes, uno de los más grandes escritores españoles del siglo XX y magnifico retratista de la cultura rural castellana, con una mente preclara como auténtico naturalista que anticipó el desastre medioambiental que vivimos: “la destrucción de la naturaleza es una amputación espiritual para la humanidad”. Amén.

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