
La normativa encargada de la regulación del espacio cibernético y de las conductas punibles o infracciones es difusa y diferenciada entre un Estado y otro, lo que genera confusión y en algunos casos indefensión jurídica. Como consecuencia del carácter transnacional de los ciberdelitos, los Estados Occidentales y Orientales se ven abocados a un encuentro, que a veces queda condenado al fracaso por el simple hecho de poseer sistemas jurídicos contradictorios, que provocan disenso en algunas materias, y consenso en otras. La nueva normativa deberá dar cumplimiento al Derecho Internacional Humanitario existente en materia de ciber-regulación.
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