La Audiencia Nacional ordenó el lunes el ingreso en prisión de Rafael Díez Usabiaga, condenado la semana pasada a diez años de cárcel como dirigente terrorista etarra y por intentar recomponer la cúpula de Batasuna, la formación independentista ilegalizada por considerarse parte de ETA.
Usabiaga, ex secretario general del sindicato LAB, estaba en libertad para cuidar de su madre enferma, pero el tribunal ha ordenado prisión provisional, comunicada y sin fianza al considerar que existe riesgo de fuga y que se ha reiterado una condena que le considera receptor directo de las órdenes de la banda armada.
La Audiencia ordena que cumpla al menos la mitad de los diez años de condena, lo que, tras restársele los seis meses que permaneció en la cárcel como preso preventivo dentro del caso "Bateragune", le llevaría a prisión durante los próximos cuatro años y medio.
"Yo no he sido nunca militante de ETA, mucho menos dirigente, me considero inocente de todas las imputaciones", dijo Usabiaga en su comparecencia en una vista en la Audiencia.
Usabiaga fue condenado el viernes junto al ex portavoz del considerado brazo político de ETA Arnaldo Otegi, en una sentencia que fue considerada por los nacionalistas e independentistas un paso atrás en el proceso hacia la paz. El fallo coincide con las especulaciones sobre el posible fin real de la banda armada, que en enero anunció un alto el fuego unilateral y verificable después de más de 30 años de lucha armada.
El ex dirigente de LAB estaba en libertad provisional bajo fianza de 30.000 euros desde abril de 2010 para cuidar a su madre, enferma de cáncer. Antes de abordar la situación de Usabiaga, el tribunal comunicó la condena de diez años de cárcel para Otegi, al que envía a la prisión de Logroño donde estaba hasta ahora como preso preventivo.
Otegi, histórico líder del independentismo vasco, ha apostado en los últimos meses por la vía pacífica y rechazado públicamente la violencia como instrumento político, en un intento de impulsar el diálogo de paz comenzado en 2006 que se interrumpió abruptamente por un atentado en Barajas en el que murieron dos personas.