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25/04/2024. 13:18:58

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A las mujeres nos toca continuar construyendo el camino

Carmen Alemán Ezcaray. Jefe de Producto Bases de datos – Thomson Reuters Aranzadi
Carmen Alemán

He desempeñado mis más de 20 años de carrera profesional íntegramente en el mundo de la empresa, 16 de ellos además como madre y, todos, como mujer. Echo la vista atrás y soy capaz de ver con claridad cómo han cambiado las cosas, las políticas y actitudes de las compañías, el reconocimiento de la mujer en el mundo del Derecho, pero también nuestra propia mentalidad.

Mi primer recuerdo asociado a la vocación por el Derecho tiene un poso agridulce. En mi etapa escolar asistí a una charla acerca de las Instituciones Europeas, el papel de España en la Unión y las oportunidades de futuro que brindaba el ámbito comunitario. El tema me atrapó y despertó la vocación por lo que aun hoy en día me fascina, pero el ponente animó a una audiencia completamente femenina a apostar por la Unión y el derecho comunitario diciendo que, con esfuerzo, podríamos llegar a ser secretarias de un parlamentario europeo.

Escenas como esta son impensables hoy en día y gran parte del mérito está en nosotras mismas, que decidimos seguir nuestro propio camino sin atender al que algunos nos habían marcado .

En esta línea, mi experiencia en el mundo empresarial se aleja bastante de la idea tradicional de un mundo masculino y cerrado a las mujeres, pero sé que hay un importante componente de suerte en trabajar para una compañía que valora talento, mérito y capacidad y trabaja activamente por el respeto a la diversidad y en contra de cualquier tipo de discriminación.

Tuve la oportunidad de formarme a lo largo de un año en un programa que, bajo el juego de palabras “Leadhership”, busca formar y empoderar a las mujeres para que asuman el control de su propia carrera y den el paso hacia roles de responsabilidad. En contacto con otras mujeres de todo el mundo participé en sesiones y ejercicios que, combinados con mi experiencia de estos años, me han llevado a algunas reflexiones personales que hoy comparto aquí:

  • Las mujeres aplicamos menos que los hombres a puestos de mando. El miedo a no estar a la altura, la autoexigencia y una tendencia a evitar riesgos pueden llegar a paralizarnos, a dejar pasar la oportunidad de tomar el mando de nuestra carrera profesional.
  • Está todavía muy extendida la idea de que para integrarte en un  equipo masculino tienes que ser uno más de los chicos, tapando así un potente modelo de gestión y liderazgo femenino, una manera diferente de hacer las cosas, apoyada en habilidades también diferentes, que encaja con al menos el 50% de la población.
  • Conciliar es por fin algo que implica a hombres y mujeres, pero no se trata de tener horarios que permitan llegar a todo, sino de tener energía que permita llegar a todo, es poder balancear todos los aspectos de tu vida. De nada sirve estar a las 5 en casa si el trabajo ha consumido toda la energía que necesito para disfrutar de mi familia, practicar deporte o charlar con amigos.
  • La diversidad es imprescindible, más aún en el mundo de la empresa. Si aspiramos a resolver las necesidades de un conjunto heterogéneo de clientes, una visión exclusivamente masculina (o exclusivamente femenina) sesga la realidad de una manera a veces imperceptible. Las empresas debemos identificarnos con nuestros clientes, pensar como ellos y ser capaces de sentir en nuestra propia piel sus problemas, solo así seremos capaces de ofrecer soluciones efectivas.
  • La importancia de los referentes femeninos, como herramienta para mostrar a otras mujeres que la igualdad de oportunidades empieza a ser real y brindar el empujón extra que todavía es necesario para aligerar la mochila invisible de la culpabilidad que nuestras antecesoras, hijas de su tiempo, llenaron casi sin querer.

En este punto, muy cercano a nuestro negocio, ha habido grandísimos avances. Mujeres como Mª Luisa Segoviano, Nuria Fachal, Ana Fernández-Tresguerres, Ana Belén Campuzano o Amparo Koninckx, por citar solo algunas de nuestras admiradas autoras, se han ganado a pulso su reconocimiento como primeras espadas del Derecho.

  • Aun así, el techo de cristal todavía resiste: hay pocas directivas y magistradas en los puestos más altos  y pocas abogadas llegan a ser socias de grandes despachos, aunque el camino del autoemprendimiento ha puesto en el mapa jurídico a despachos que, fundados por mujeres, demuestran que han llegado al escenario del asesoramiento y la litigación para quedarse.

Enfrentamos a diario un escenario apasionante, conocemos al dedillo los derechos que desde la Constitución del 78 avalan la igualdad jurídica, pero nos toca continuar construyendo el camino, para que no desaparezca la senda que ya abrieron las que vinieron antes y para dejar toda una autopista a las que vengan después.

Yo me pido ser mujer, con la conciencia de que la fortuna me acompaña porque me haya tocado serlo aquí y ahora.

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