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28/03/2024. 18:12:34

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Carta a mis compañeras

María González Gordon. Socia y Head del departamento de Propiedad Industrial, Intelectual y Negocio Digital de CMS Albiñana & Suarez de Lezo
María González Gordon

Queridas compañeras en vuestros primeros años de carrera,

Cuando se reflexiona acerca del rol de la mujer en el ámbito laboral, especialmente en el mundo del derecho y de los despachos de abogados, en numerosas ocasiones se aborda el debate desde un punto de vista poco alentador. De ahí que os escriba estas líneas para aportar una visión diferente. Ya conocemos y hemos debatido los puntos de conflicto, ¡pasemos a la positividad!

Yo pertenezco a una generación intermedia entre la “vieja escuela” y las nuevas generaciones en la que os encontráis vosotras. Mi padre es también abogado, mi vocación nace seguro de ahí. En su clase de la facultad apenas había mujeres. En mis años de universidad éramos casi el mismo número de mujeres que de hombres. Cualquiera que pase por las aulas ahora se sorprenderá de ver que la representación femenina alcanza la mayoría. Esto se está ya traduciendo en un mayor número de mujeres en los despachos y, de forma progresiva, provocará un aumento del número de mujeres que lleguen a la sociatura o a puestos de más alto nivel. Este cambio no será ni instantáneo ni automático sino gradual, y necesita de vosotras: las claves están en el amor por un trabajo que es claramente vocacional y exige dedicación y, no lo olvidéis, en vuestra ambición que os hará ser determinadas y perseverantes para conseguir los objetivos que os propongáis. Pero, ya os lo digo, hace falta una cierta dosis de paciencia. 

Vivimos en una época en la que, la palabra género va dejando de tener peso frente a la relevancia del mérito y el talento

Tras trabajar en diferentes firmas, de carácter nacional e internacional, finalmente obtuve la confianza y la oportunidad de obtener la sociatura y coordinar mi propio departamento. ¿18 años esperando? podríais pensar algunas. No, 18 años aprendiendo y preparándome para que, si algún día llegaba la oportunidad, saber con seguridad el tipo de socio que “sí” quería ser y lo que “no” quería ser. El estilo de liderazgo depende de las características y capacidades de cada uno, pero tiene mucho de aprendizaje.

Coincidiréis conmigo, en que vuestra relación con los equipos a los que pertenecéis y con las personas de las que dependéis, hacen que vuestras jornadas largas sean más o menos llevables, que aprendáis y trabajéis con mayor o menor motivación y pasión. Cuando la gente me pregunta que es lo mejor de ser socio, les digo: el impacto que tengo en los equipos de trabajo, especialmente, en la gente de mi equipo. Todas las mañanas al llegar al despacho me recuerdo que mi disposición, mi ánimo, y mi ejemplo pueden afectar a la gente con la que trabajo. La mayor responsabilidad de un socio es que su equipo aprenda, este motivado con lo que hace y que “sude la camiseta” pero con el mejor ambiente posible. Este es un factor tremendamente determinante en la retención de talento, e incluso en atraerlo, y por supuesto a asegurar los números. Es esencial generar un vínculo positivo y fuerte cuando pasas tantas horas trabajando. Detectar las necesidades, personales y profesionales, y cuidar de las personas. Nada que ver con el “buenismo” y esas boberías. Se deben corregir situaciones o actitudes para que los compañeros crezcan y mejoren, pero siempre tiene que hacerse con respeto; es más, la rección de la gente es tremendamente positiva cuando se gestionan las situaciones positivamente. Ganaros vuestra autoridad a partir del reconocimiento que obtendréis con vuestro estilo de liderar. Aunque es obvio, autoridad y feminidad son absolutamente complementarias.

Pensad en ello: todas, antes o después, tendréis personas o un equipo dependiendo de vosotras. Dad ejemplo trabajando duro. Sed empáticas y recordad que una gran parte de vuestro trabajo está en detectar el potencial de los miembros de vuestros equipos, ayudarles a desarrollarlos al máximo, aprendiendo a no poner el foco en lo no tan positivo que todos tenemos. No hay que ser excelente en todo. Hay que tener un equipo que, en su conjunto, sea excelente. Es decir, la diversidad de sus capacidades y potenciales, lo hará excelente.

Liderazgo constructivo. Cada día tendréis la oportunidad de generar impacto, decidid como queréis hacerlo. Id construyendo vuestra forma de liderar a base de ejercitar vuestras capacidades en cada día, y de aprender de los demás (copiando lo bueno y desterrando lo contrario). Las que vengan después de vosotras deben mirar hacia arriba y encontrar ejemplo en vosotras. Insisto, es una gran responsabilidad.

La carrera a la sociatura es larga, exige mucha dedicación y, en muchos momentos, complicada de compatibilizar con el resto de la vida. Pero hay que saber pedir ayuda y tratar de organizarse lo mejor posible. En muchas firmas se han creado políticas de teletrabajo. De hecho, dicen los equipos de recursos humanos que es uno de los factores que más animan a los candidatos a optar por una firma.

Hoy discutía con un grupo de abogados de muy distintas nacionalidades que posiblemente la clave esté en la flexibilidad (bien entendida). Mientras los equipos lo permitan, y siempre y cuando sus miembros sean absolutamente responsables y respetuosos con el trabajo que hay que sacar adelante, se puede ser flexible en el sentido de “facilitar” un poco la vida de la gente. Seguro que todas sabéis a lo que me refiero: trabajar desde casa cuando tienes un niño malo o a tu madre enferma y a muchos kilómetros de distancia, o cosas más sencillas como coger un avión de vuelta un lunes temprano que es más barato. Estoy convencida, e incluso lo tengo comprobado, que esas “facilidades” son las que generan sentimiento de pertenencia y que, al final del día también mejoran la rentabilidad de los despachos. No parece sensato pedir que la gente haga un esfuerzo y saque horas de donde no las hay para sacar un vencimiento, y no ser generoso de vuelta. Sed generosas compartiendo conocimiento y tiempo dedicado. Trabajad la responsabilidad de los miembros del equipo y también la solidaridad entre ellos. Generar un vínculo de confianza mutua en el que las personas puedan sentirse cómodas para expresar sus necesidades, en vez de frustrarse o generar un sentimiento negativo que al final les lleve a cambiar de firma. Confianza y flexibilidad van de la mano. Acordaos de esto: es tanto el tiempo y la dedicación que se invierte en crear un equipo que funcione, aprenda y trabaje duro pero a gusto, ¡que hay que poner los medios necesarios para no perderlo!

En mi caso, además, tengo la suerte de dedicarme al asesoramiento en el ámbito de la tecnología, la innovación, el entretenimiento, la cultura… Temas que me apasionan y que están repletos de gente joven y de muchas mujeres fuertes y fantásticas. Es un sector que precisamente aboga por aumentar y promocionar el talento diverso. Todo es nuevo y se hacen las cosas de forma creativa, participativa y distinta.

Yo estuve justo donde vosotras estáis hace tan solo unos años. Aprended, disfrutad, trabajar duro, dad ejemplo y generar impacto del bueno. Las oportunidades llegan a quien las buscan y las trabajan. Soñad grande. Así todo llega y todo es para bien.

Por vosotras, porque el futuro será lo que vosotras queráis que sea.

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