Llevo 20 años en la empresa privada y desde mis comienzos he compartido con otras mujeres el asesoramiento jurídico de empresa. En este ámbito creo que las mujeres tenemos actualmente una destacable presencia y hay mucho talento femenino aportando valor a las compañías.
Mi opinión, como es lógico, está claramente marcada por la experiencia laboral y la fortuna que he tenido de ver en las empresas que he trabajado desde siempre mucha presencia femenina, también en puestos directivos.
Por mi origen familiar muy vinculada al derecho desde pequeña y la verdad es que en los últimos 10 años he observado como se incrementaba de forma significativa el número de mujeres juezas, procuradoras, notarias y registradoras de la propiedad, que son las colaboradoras habituales del sector jurídico con las que hasta ahora he compartido la resolución de asuntos legales y operaciones en mi carrera profesional. Hace 30 años la cosa era radicalmente opuesta, la presencia femenina era la excepción y no lo normal en estos ámbitos.
Por suerte, hoy en día, la posición que ocupamos las mujeres que lideramos departamentos jurídicos de empresas privadas ha mejorado en cuanto a conciliación familiar; con carácter general estamos más lejos de aquellas jornadas eternas que hacíamos hace años. Puede que todavía esto no haya calado del todo en los grandes despachos, pero confío en que se siga avanzando también en esa dirección.
En otro orden de cosas, considero que por nuestra propia naturaleza las mujeres tenemos una habilidad, casi un don diría yo, para la resolución de conflictos de forma práctica que debemos seguir explotando y aprovechar para implementar en nuestro asesoramiento legal inhouse en las empresas. Los abogados no debemos estar para plantear problemas y poner obstáculos que ya sabemos que siempre o casi siempre los hay, sino para detectar los puntos críticos y dar soluciones satisfactorias a nivel práctico, más o menos imaginativas, en una fase en la que en el sector legal debemos reinventarnos, adaptándonos a la revolución digital actual.
La transformación digital es una herramienta fantástica que nos va a permitir automatizar procesos rutinarios que una vez definidos se repiten de forma sistemática y poner el foco en los aspectos más dificultosos.
También pienso que la concentración y flexibilización de horarios en los últimos años ha mejorado nuestra calidad de vida y la de nuestras familias. La pandemia también ha acelerado el proceso en muchas empresas, con la creación de modelos mixtos de teletrabajo/presencial en las oficinas que, bien gestionado, permite un mejor equilibrio entre lo personal y lo profesional.
Asentado el posicionamiento y generada confianza en nuestro criterio técnico jurídico, creo que el reto al que ahora nos enfrentamos las mujeres que lideramos departamentos jurídicos se enfoca en las habilidades para gestionar de forma satisfactoria el talento que nos rodea y alinearnos con los objetivos del negocio. Involucrar a nuestros equipos con pilares básicos de las compañías para las que trabajamos. Además de asumir el día a día y solventar conflictos, debemos pensar en aportar criterios para la mejor toma de decisiones, tomando como referencia esos pilares, en el caso de Vía Ágora pivotando en torno a la sostenibilidad, innovación, eficiencia y compromiso, que son nuestro ADN. Si somos capaces de eso y de construir estructuras departamentales integradas y multidisciplinares, en un ambiente sano y alegre de trabajo el éxito está mucho más cerca y los resultados positivos creo firmemente que llegarán más pronto que tarde.
