Cuando entré en Women in a Legal World (en adelante, “WLW”) no me imaginaba la apasionante aventura intelectual y emocional en la que me estaba embarcando, primero como socia y después como presidenta de la sección young. Este sector de la asociación está conformado por 140 juristas menores de 35 años. El número se ha multiplicado en los últimos años. Nuestro propósito es ofrecer referentes a la sociedad arrojando luz sobre personas e instituciones. Al fin y al cabo, las sociedades se definen por los modelos que siguen.
Nuestro objetivo a corto plazo es que exista una sinergia intergeneracional entre socias senior y youngs para aportar valor en cada una de las trece comisiones de trabajo que conforman WLW.
Es un quid pro quo, nosotras, socias youngs, nos inspiramos con la trayectoria de las socias seniors, personalidades imponentes en la escena actual, que actúan con confianza en sí mismas (como se suele decir, la admiración que sientes por alguien no es más que tu propio potencial proyectado) y, a su vez, ellas se enriquecen aprendiendo de las youngs, su carácter innovador, y su potencial transformador. Es un deber y un desafío para todas lograr una armonía que nos permita crear una visión compartida a partir de nuestros sueños.
Creer fervientemente en el proyecto y que todas tengamos una misión, visión y propósito compartido ha sido la clave para el éxito. Todas hemos sido generosas con nuestro tiempo y energía, sustrayendo tiempo personal por seguir construyendo algo en lo que creemos.
Como abogadas, a veces, la operativa, las tareas y los problemas del día a día nos hacen perder altura. Sólo pensar en cosas urgentes y no en las importantes. Si no somos conscientes existe el riesgo de que las decisiones que vamos tomando nos hagan perder el rumbo y nos arrastre la corriente. Es muy fácil perder el foco, especialmente cuando estamos en entornos de alta exigencia y que requieren que demos lo mejor de nosotras mismas cada día, lo cual supone estar sometidas de forma constante a mucha presión.
Por ello, desde WLW, hemos llevado a cabo talleres fomentando la importancia de la salud mental. Destaco la sesión llevada a cabo en la sede del Consejo de Procuradores de España sobre el conocido síndrome de la impostora (tan sonado gracias a que mujeres de la talla de Michelle Obama o Angela Merkel lo han sufrido).
En esta sesión, aprendimos que el término de síndrome de la impostora surgió en 1978 tras una investigación llevada a cabo por dos psicólogas: Pauline Clace y Suzanne Imes, y que actualmente afecta al 85% de la población.
Las mujeres que tienen este síndrome presentan problemas a la hora de interiorizar y aceptar sus logros, se trata de una suerte autoboicot, dudando siempre de su potencial y capacidades, con un sentimiento de no merecer su éxito, el cual atribuyen a la suerte o al azar, pero no a sus méritos. Esta falta de confianza puede incluso llegar a trasladarse del ámbito profesional al plano personal.
En la sesión, gracias a WLW, recibimos entrenamiento mental, físico y espiritual para desactivar la voz de nuestra “impostora”, así como una sesión vivencial con un coaching sencillo y directo. Como dice Sheryl Sandberg, conocida directiva por ser la número dos de Meta hasta 2022, en su libro más famoso: «las mujeres interiorizamos los mensajes negativos que recibimos a través de nuestras vidas, los mensajes que dicen que está mal ser franca, vehemente y poderosa. Mi argumento es que deshacerse de estas barreras internas es fundamental para adquirir poder en una sociedad cada vez más competitiva”.
La importancia de la salud mental en el entorno laboral y educativo es cada vez más reconocida, ya que se ha demostrado que afecta significativamente el rendimiento y la productividad. La presión y el estrés laboral, así como el exceso de trabajo, pueden tener un impacto negativo en la salud mental de las personas, lo que puede traducirse en una disminución del rendimiento y la satisfacción laboral.
Por lo tanto, muchas empresas y organizaciones educativas están implementando programas de bienestar y salud mental para sus empleados y estudiantes. Estos programas pueden incluir terapia, meditación, yoga, actividades recreativas y otras herramientas para ayudar a las personas a manejar el estrés y promover la salud mental.
De hecho, en el ámbito educativo es cada vez más frecuente la necesidad de formar a los alumnos en bienestar, para que puedan manejar tanto su salud física como mental. En el IE, han establecido el Centro de Salud, Bienestar y Felicidad, que imparte talleres, eventos y programas sobre temas como resiliencia, empatía o mindfulness.
En definitiva, considero fundamental que se fomenten este tipo de iniciativas que brindan herramientas para confiar en las propias capacidades y potencial para tener una vida personal satisfactoria y una carrera profesional exitosa. El bienestar mental es fundamental para un rendimiento sostenible y satisfactorio en el trabajo y la educación, por lo que es importante que las empresas y organizaciones educativas adopten medidas para apoyar la salud mental de sus empleados y estudiantes. Es de suma importancia dar prioridad a la salud mental para mejorar el desempeño. Una persona que es más feliz, trabajará mejor (y de una manera más sostenible en el tiempo a largo plazo, ya que la carrera profesional debe ser vista como una maratón y no como un sprint).