La igualdad entre hombres y mujeres debe ser uno de los objetivos primordiales desde todos los ámbitos de la sociedad y para todos los segmentos profesionales, entre ellos la abogacía.
Sin embargo, en la abogacía de negocios, todavía tenemos camino por recorrer. Según datos recientemente publicados, más de un 50% de las personas que estudian la carrera de Derecho son mujeres, proporción que no se replica en los puestos directivos de las firmas de servicios jurídicos.
En España, tan sólo el 20% de estas posiciones son ocupadas en la actualidad por mujeres, una falta de paridad que no es un problema exclusivamente nuestro. En Reino Unido la proporción de socias en las firmas de abogados se sitúa en torno al 25%, en Alemania en el 10% y en Estados Unidos en el 20%.
Hay, desde mi punto de vista, varias razones que explican el llamado “techo de cristal”. En primer lugar, los roles de género tradicionalmente atribuidos a la mujer. Todavía hoy el cuidado del hogar y la familia son responsabilidades atribuidas de manera general a las mujeres, lo que conlleva que sean ellas las que acaben solicitando reducciones de jornada para atender a los hijos y, de esta manera, paralicen su carrera profesional o directamente renuncien a ella.
En segundo lugar, y en línea con los datos comentados anteriormente, una cultura empresarial predominantemente masculinizada, donde la mayoría de empresas están dirigidas por hombres.
Y en tercer lugar, falsas creencias y prejuicios socioculturales que nos llevan a pensar que las mujeres no pueden ocupar puestos de liderazgo, lo que en ocasiones obliga a demostrar el doble para poder ascender en el ámbito laboral, aun cuando están igual o mejor cualificadas que sus compañeros.
Si lo que queremos de verdad es romper esa brecha de género debemos desterrar estos estereotipos del pasado, apostar por modelos de trabajo basados en la productividad y desarrollar e implementar medidas que promuevan la igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres en el ámbito laboral.
En esta línea, en España se ha publicado de manera reciente el Real Decreto- ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación;
así como, el Real Decreto 902/2020, de 13 de octubre, de igualdad retributiva entre mujeres y hombres. Normativas que tienen como objeto para fomentar la igualdad entre ambos géneros.
Las firmas de servicios jurídicos, en el caso que nos ocupa, están cada vez más concienciadas sobre lo esencial de esta cuestión, y para ello optan por diversas fórmulas: planes de igualdad, flexibilidad horaria, teletrabajo, comités de diversidad, planes de formación en liderazgo femenino, etc.
En BROSETA, en este sentido, tenemos una clara y definida política en favor de la igualdad y la diversidad. Contamos desde 2011 con un Plan de Igualdad cuyo objetivo es garantizar el respeto al principio de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres; contamos también desde 2014 con un acuerdo con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para la adopción de medidas para aumentar la presencia de mujeres en puestos directivos y comités de dirección; disponemos de diferentes distintivos que nos acreditan como firma impulsora de igualdad a nivel nacional y regional, y seguimos criterios de selección basados en la profesionalidad y la valía, en los cuales se anula cualquier discriminación de género, entre otros aspectos.
Además, de manera más reciente, hemos impulsado en los últimos años un Comité interno de Diversidad, que se encarga de velar por todas estas cuestiones en la Firma.
La evolución es positiva, pero hay que seguir avanzando. Es responsabilidad de todos derribar las barreras para el pleno desarrollo de los derechos de igualdad.
