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25/04/2024. 02:03:01

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Ser técnicamente sólida es necesario pero no suficiente para acceder a puestos de responsabilidad en los despachos

Isabel Dutilh. Socia Fundadora de Argali, Abogados

Realizo este análisis sobre la situación de las mujeres en el mundo del derecho después de una carrera de ejercicio profesional de la abogacía, de forma ininterrumpida y dedicándome a muchas áreas diferentes hasta centrarme en mi actual especialidad de fusiones y adquisiciones.

Conseguir abrirse camino profesionalmente en un mundo tan competitivo no es tarea fácil para nadie, no lo ha sido desde luego para mí. Mi vida profesional ha supuesto un nivel de exigencia alto y unos equilibrios de Circo del Sol para intentar llegar a todo con una calificación medianamente aceptable.

Si me planteo si hubiera sido más fácil ese trayecto siendo hombre la conclusión es que no. Si soy sincera, desde un punto de vista exclusivamente profesional, creo que hubiera sido más difícil porque ser mujer en un mundo predominantemente masculino como es el mundo del M&A es una ventaja ya que te da visibilidad.

Sin embargo, si hago el análisis desde el punto de vista personal, mi dedicación profesional me ha supuesto mucho más esfuerzo. Me ha supuesto tener que renunciar a una vida más cómoda y menos estresada, y poder disfrutar menos de algunos momentos importantes de mi vida. Pero lo más difícil es superar el sentimiento de culpa que genera el que se presuponga que tienes que realizar determinadas tareas familiares y no las hagas.

Una de esas anécdotas que te hacen reflexionar me ocurrió cuando mi hijo Juan, con pocos años, en el momento de acostarlo me dijo: “Mamá, me he dado cuenta de que los niños que sus madres están en casa sacan mejores notas”. Por supuesto la primera reacción fue que se me encogió el corazón, pero le contesté que yo creía que los niños que sacaban mejores notas eran los que más estudiaban, estuviera o no su madre en casa. Pero ilustra muy bien la sensación angustiosa de no llegar a todo que experimentamos las mujeres con trabajos exigentes.

Ese sufrimiento viene del rol en el que la mujer estaba encasillada y que, afortunadamente, está poco a poco desdibujándose. Hoy en día los padres llevan a sus hijos al pediatra, van a las reuniones del colegio, o piden la tarde libre para asistir a la función de Navidad. En su día lapidaron a la entonces presidente del Círculo de Empresarios, Mónica Oriol, por decir que el exceso de normativa laboral, supuestamente protectora de la mujer, le perjudicaba más que beneficiaba porque la estigmatizaba, pero el tiempo le ha dado la razón y la igualdad ha venido de la mano de la extensión de esas mismas protecciones a los hombres.

Este es el campo de batalla en el que se ganará la lucha por la igualdad, en conseguir despojarnos de los roles estereotipados de la sociedad que te etiquetaban como mala madre, mala hija, o mala esposa por no atender a tu familia como se esperaba de ti y exigir el reparto de esas funciones con los hombres de una forma natural.

A partir de aquí y una vez conseguido esto, lo que creo que las mujeres necesitamos realmente es estar dispuestas a competir, a esforzarnos en el mundo laboral haciendo renuncias personales, a hacer networking, a ir al coctel, a la cena de trabajo, a dar una conferencia o una clase, o a que nos la den, para dejarnos ver, darnos a conocer, crear redes, participar activamente en la sociedad civil.

Ya es hora de que nos hagamos visibles y estemos ahí donde se generan las relaciones. Si no, seguiremos siendo outsiders y careceremos de relevancia. Seremos técnicamente muy buenas, pero no tendremos capacidad de generar negocio que es el gran valor de cualquier profesional, el conseguir que el cliente crea en ti y te de la confianza de encomendarte su problema.

En el mundo jurídico se ve muy claramente esta autolimitación de las mujeres. La mayoría de los estudiantes de Derecho en España son mujeres, el 54,8% de las personas que ingresaron en 2020 en la carrera judicial son mujeres, en la fiscalía son el 64 % y, sin embargo, socios directores de despachos o miembros de los comités ejecutivos de los despachos siguen siendo mayoritariamente hombres.

Ser técnicamente sólido es una condición necesaria pero no suficiente. No le echemos la culpa al empedrado, afrontemos las otras facetas de ser abogado y seamos motor de relaciones. Como decía la directora de Facebook, Sheryl Sandberg, en su libro Lean In, “sentémonos en la mesa y sigamos rompiendo moldes y estereotipos”.

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