Los 109 diputados del Parlamento kosovar aprueban la declaración de independencia La declaración unilateral es condenada por Serbia y respaldada por los Estados Unidos La Unión Europea pone en marcha una misión civil
Kosovo ha declarado formalmente su independencia convirtiéndose así en el último Estado que se suma a la comunidad de naciones pese a la oposición manifiesta de Serbia y de su gran aliado, Rusia. Como era de esperar, gran parte de los países occidentales respaldan las pretensiones independentistas de la provincia serbia, que han culminado en una declaración unilateral del parlamento kosovar reunido en sesión extraordinaria el domingo por la tarde.
El Primer Ministro Hashim Thaçi ha dicho que Kosovo es un Estado "independiente y democrático". "El día ha llegado…nunca perdimos la confianza en nosotros mismos", afirma el joven político kosovar, arropado por sus seguidores y ante la alegría de miles de albano-kosovares que brindan por el triunfo de su causa.
Por otro lado, su par, el Primer Ministro Serbio, Vojislav Kustunica, ha denunciado las violaciones al derecho internacional que provoca la independencia unilateral de Kosovo, apelando a la esperanza de sus compatriotas. "Ciudadanos de Serbia" -ha dicho el líder serbio- "tenemos que mantenernos unidos y mostrarle al mundo que no reconocemos la creación de un Estado falso en nuestro territorio… Nos esforzaremos para que la provincia de Kosovo regrese a donde pertenece por derecho".
Miles de albano-kosovares han desafiado las bajas temperaturas de Pristina para celebrar la independencia. Por el contrario, en Belgrado, la capital serbia, la policía ha tenido que dispersar a cientos de manifestantes que protestaban a las afueras de la embajada de EEUU. El Presidente Bush sostiene que la independencia de Kosovo, contemplada en el plan del finlandés Martti Ahtisaari, enviado especial de la ONU, es la premisa imprescindible de la estabilidad de los Balcanes. Por su parte, Rusia, aliado histórico de Serbia, se opone a la independencia de Kosovo, asegurando –tal vez con la mente puesta en Chechenia– que este hecho puede ocasionar una crisis incontrolable en los Balcanes de dimensiones insospechadas. Mientras tanto, la Unión Europea decidió lanzar una misión civil de cerca de 2000 mil policías y funcionarios judiciales que refuercen al contingente de la ONU que ha controlado la provincia desde el fin de la guerra con Serbia en 1999.
Presumiblemente, el parlamento serbio declarará nula la independencia de Kosovo, en una sesión extraordinaria que se espera para comienzos de esta semana. Belgrado ha sostenido innumerables veces que las pretensiones independentistas de Kosovo violan el derecho internacional, la Carta de la ONU y la Resolución 1.244 del Consejo de Seguridad. Lo cierto es que, tras la independencia de Kosovo, se establece un precedente que redefinirá la praxis jurídica de aquellas comunidades que buscan la autodeterminación, ya que el modelo kosovar presenta serias brechas que tendrán que ser analizadas paulatinamente por los juristas y politólogos. Al margen de ello, la independencia parece ser un hecho consumado, y el propio orden jurídico mundial tendrá que reescribir pautas consideradas durante décadas inamovibles.
Ministros, diputados y políticos serbios se desplazarán a las zonas de Kosovo pobladas por serbios para asegurar a los habitantes el respaldo del gobierno. El Ministro serbio para Kosovo, Slobodan Samardzic, ha asegurado el apoyo a los serbio-kosovares, poniendo en marcha el engranaje institucional de Belgrado con el fin de proteger a un minoría que, hasta hace unos pocos años, mantenía el poder, y que hoy tiene que conformarse con creer en el joven Estado kosovar que promete respetar a las minorías que habitan en su territorio. Pese a la tensión, el Ministro serbio de Asuntos Exteriores, Vuk Jeremic, ha asegurado que su país no empleará la fuerza para someter al nuevo Estado, aunque no ha descartado el inicio de una ofensiva diplomática, política y económica con el objeto de recuperar a la provincia.