El Gobierno que dirige el conservador Silvio Berlusconi aprobó ayer un proyecto de ley que define la inmigración clandestina como un delito, según declaró el ministro de Exteriores, Franco Frattini, al término del primer consejo de ministros de la legislatura.
Esta polémica medida ha sido incluida en uno de los tres proyectos de ley sobre seguridad e inmigración aprobados hoy y ahora tendrá que ser debatida en el Parlamento, donde Berlusconi cuenta con una amplia mayoría.
El Ejecutivo de centro-derecha también aprobó un decreto ley de inmediata aplicación en el que se agravan las penas a los 'sin papeles' que delinquen, entre otras cosas. Fue rechazada, en cambio, la propuesta para que el Ejército ayude a la Policía a patrullar las áreas más peligrosas de las ciudades.
Por otro lado, los ministros aprobaron a través de un decreto ley un plan extraordinario y urgente para solucionar la crisis de las basuras de Nápoles y en el que se incluye el nombramiento del jefe del Departamento de Protección Civil, Guido Bertolaso, para que supervise la situación.
El recién creado Gobierno Berlusconi también aprobó otro paquete de medidas en el ámbito de la desgravación fiscal, en el que figura la abolición del impuesto por la primera casa, entre otras cosas.
El escenario elegido por Berlusconi para dar el pistoletazo de salida a su Gobierno fue Nápoles, ciudad situada en el sur de Italia y en cuyas calles se acumulan miles de toneladas de basura como consecuencia de la falta de vertederos y la incapacidad de los sucesivos Gobiernos para solucionar esta situación, que dura ya más de quince años.
De hecho, Berlusconi y sus ministros fueron recibidos con diversas protestas y manifestaciones callejeras, que habían sido convocadas por distintos colectivos de desocupados, inmigrantes y vecinos hartos de tener que soportar el olor a basura las 24 horas del día.
