El presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO), Aurelio Martínez, consideró ayer que la «crisis que se inició hace un año terminará en junio del año que viene», después de realizar las auditorías correspondientes. Un horizonte que «no es halagüeño, pero tampoco pesimista», matizó, puesto que «no es para siempre».
Martínez, que se expresó en estos términos durante su conferencia 'Un año de turbulencias financieras' con la que clausuró los cursos de postgrado de la Universitat de València (UV), repasó lo acontecido desde finales del mes de julio del pasado año, fecha en la que situó el comienzo de la "crisis financiera".
En este sentido, apuntó que la "expansión mundial" experimentada por la economía desde el año 2003 hasta 2007, provocó un importante aumento de precios y de activos, donde la "economía crecía en tasas muy altas, hubo una tremenda expansión del crédito y la política de dinero barato hizo que muchas familias se endeudaran, al igual que los mercados, que mantuvieron muchas operaciones apalancadas, y tenían una baja percepción del riesgo".
"Estos excesos tenían que corregirse" y "el mercado siempre los corrige", apuntó. Y es que "cuando las cosas van bien la gente no quiere que haya controles pero cuando van mal, como ahora, entonces quiere que funcione el control del sector público".
Según Martínez, esos años de excesos era "obvio" que no se podían mantener, de hecho, era una crisis "totalmente predecible y ya anticipada por el Fondo Monetario Internacional (FMI)" y "la única duda que había era cuándo se produciría el cambio de ciclo y qué lo desencadenaría".
No obstante, una vez iniciada la crisis "los ajustes no son suaves, nunca lo son", sino que son "pendulares y pasamos de un exceso a otro" con lo que "se ha pasado de una escasa valoración del riesgo a una alta valoración, de un exceso a una restricción de liquidez en medio y largo plazo y de una elevada confianza a una desconfianza generalizada en el sistema".
"La crisis, que empezó con un instrumento concreto y muy localizado en los mercados hipotecarios a partir de la crisis suprime, ha acabado afectando a todos los mercados y a todos los países", subrayó el presidente del ICO.
La crisis comenzó en EEUU y, desde el centro financiero, "se ha extendido al resto del sistema", de modo que "ha influido en prácticamente la totalidad del sistema financiero", y ha generado una "opacidad de los agentes y activos afectados, dificultad para valorar los activos afectados".
En su opinión, "faltan mercados secundarios o la obligación de los bancos centrales a adoptar medidas extraordinarias como la inyección de ingentes cantidades de liquidez así como la necesidad de aceptar impensables instrumentos de muy baja calidad".
Así, "esta crisis financiera acaba trasladándose al 'sector real'" a través de tipos de interés más caros, dificultades de acceso al crédito, la generación de expectativas negativas o la rebaja de las tasas de crecimiento de la economía.
"EL MERCADO TIENE FALLOS"
De este modo, "la crisis nos recuerda que el mercado tiene fallos", indicó Martínez, que "hay una fortísima interrelación entre el sector financiero y el sector real", además de poner de manifiesto "los problemas de una inadecuada o inexistente regulación". Y sobre todo, recuerda que "los excesos se pagan siempre", sentenció el presidente del ICO.
A pesar de que para España los efectos de la crisis no son directos puesto que no tiene importantes activos dañados, "sí sufre sus efectos indirectos" y ve cómo "suben los precios del petróleo y de las materias primas", además de una crisis inmobiliaria y que los mercados financieros están cerrados".
De hecho, Martínez calculó que "España este años necesitaría una financiación de unos 300.000 millones para salir de la crisis", y para ello "tiene que salir a los mercados exteriores a pedir ese dinero", aunque en un contexto en el que "no te dan ni las gracias".