Según la autora principal del libro, Elena Mañas, "en los 20 años previos a la crisis este mercado no dejó de crecer".
Saber dónde estamos requiere tomar una posición de perspectiva, pero con las prisas que acompañan a los abogados pedir cosas parecidas es como las peras al olmo. Por ello el libro “Impacto de la Abogacía en la economía”, editado por Thomson Reuters, es un apoyo valiosísimo para el profesional porque ofrece no sólo datos o no sólo conclusiones, sino interacción de realidad, objetivos, medios y metas. Vale para pequeños, medianos, grandes y enormes: y sobre todo para tomar conciencia y crecer.

"Impacto de la Abogacía en la economía", encargo del Consejo General de la Abogacía al Instituto de Estudios Económicos cuya autora es la profesora de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá de Henares Elena Mañas es un trabajo de referencia absoluta para la profesión de abogado, editado por Thomson Reuters. El libro ha contado con la colaboración especial del Abogado del Estado Tomás González Cueto, el profesor de Derecho Procesal de la Universidad Autónoma de Madrid Gilberto Pérez del Blanco y el estadístico Emilio A. Gómez Zapatero.
Tal y como especifica en el prólogo Carlos Carnicer, presidente del Consejo General de la Abogacía Española, "El camino hacia la profesionalización de la gestión de los bufetes, mejorando los controles internos, creando equipos multidisciplinares, mejorando la relación con los clientes, contratando profesionales especializados en gestión, marketing o recursos humanos y externalizando algunos servicios, están contribuyendo a la modernización de la profesión". Una profesión que da y genera dinero: tal y como dice Carnicer, la abogacía "se estructura en cerca de 95.000 empresas y mueve un volumen de negocio que ha pasado de 5.233 millones de euros en el año 2.000, a más de 9.000 en el 2005 y que en estos momentos está, a pesar de la crisis, en torno a los 10.000 millones. Según datos del Colegio de Abogados de Barcelona, en 2007, el 95 por ciento de los despachos de abogados contaba con menos de tres personas, es decir, un mercado de pequeñas y medianas empresas con una facturación al mismo nivel. Pero estos datos no indican el valor añadido que la Abogacía aporta a sus clientes y que, desde mi punto de vista es igual o superior al que reflejan las puras cifras contables".
El libro habla de lo que pasa hoy: crisis recortes, Ley de Acceso y calidad o no de los abogados españoles y tribunales. Pero también da datos, como empleo directo e indirecto en la abogacía, estimación de cómo trabajan los abogados por cuenta propia y por cuenta ajena, cómo interactúa abogado y Administración de Justicia y cuánto se gasta para trabajar, es decir, compras y gastos en bienes y servicios y gastos de personal de las empresas de actividades jurídicas.
¿Cómo se ha de leer?
El libro es de lectura ágil, no bucea hacia razonamientos abstractos y ayuda a trabajar mejor, viendo nuestro despacho como lo que es: una empresa que siempre puede optimizarse, afinarse y crecer. Abre en canal una profesión diversa como pocas, y la expone a la desnudez de los números con el perfil humanista que los abogados no sólo tenemos, sino que también necesitamos.
Está dividido en capítulos netamente diferentes unos de otros y en epígrafes claros, que cierra un epílogo que lleva a pensar. Tal y como dicen unas de sus líneas "El sector presenta unas peculiaridades importantes desde el punto de vista económico, en línea con el mercado de servicios profesionales en general, que determinan una importante diferencia con lo que puede encontrarse en otros países -en particular, en el ámbito anglosajón- con una tendencia marcadamente latina o mediterránea".
Se trata de una obra para tener y acudir a ella de modo cotidiano y confiado, porque se ha hecho sobre el terreno.