¿Qué ocurre cuando en un Despacho trabajan padres e hijos?
El trabajo de un Abogado implica amplios horarios, hilar fino y dedicar mucho tiempo a recibir a los clientes y hablar con ellos. La interrelación entre los miembros de los Despachos es intensa, y es bueno que así sea. Pero, ¿y si se trata de padres e hijos?, ¿las relaciones son mejores, o peores? Hemos preguntado y queda claro: trabajar con un padre es satisfactorio y enriquece profesional y personalmente a ambas partes, pero es fundamental tener clarificados los puntos clave ¿Cómo lo ve usted?
El trabajo en un despacho es en equipo la mayor parte de las veces. Si su colega es su padre, o su hijo, ¿la interacción es mejor, o peor? Parece que mejor: en el Despacho Dopico & Caamaño S.L. Abogados trabajan mano a mano Manuel Dopico Sanjurjo, padre, y Manuel Dopico Gómez-Aller, hijo, quien piensa que estar al lado de su padre es "la posibilidad de trabajar con el mejor mentor posible, dado que se preocupa en facilitarme el continuo aprendizaje necesario en esta profesión, aportando su experiencia y dedicación". Por su parte, para Manuel Dopico Sanjurjo trabajar con su hijo representa "el sentimiento de identidad de ideales profesionales y un incremento en la revitalización y entusiasmo en la consecución de metas".
Esta idea de revitalización y de continuidad de un negocio que se crea para que perdure también se vive en Davara & Davara: Miguel Ángel Davara nos cuenta que "me enriquece ver cómo enseño lo que sé a mis hijas y cómo aprenden de mis errores. Además, creé este despacho hace muchos años con la meta y la ilusión de poder transmitirlo a mis hijos y que ellos continuaran con mi legado, justificación por sí misma de tantos sacrificios y sinsabores que con frecuencia ello conlleva".
A la hora de la transmisión de una empresa que se ha creado con esfuerzo y que los hijos recogen con el rodaje hecho, hay que hacer números. Luis Zarraluqui Navarro, en quien confluye estar al frente de un despacho familiar -creado en 1926- y dedicarse al Derecho de Familia, ve que "la crisis ha incrementado la problemática en general y la familiar en concreto. El cambio en la situación económica de muchas familias (y con ello las costumbres, léase salidas, regalos etc…) – fundamentalmente en aquellas que la economía "tapaba" la situación real – ha provocado que afloren esos conflictos. Todo ello ayudado por una defectuosa regulación en la materia que ahora, en esta situación de crisis, se refleja en mayor medida.
¿Quién aporta el valor añadido más beneficioso?
Ante esta pregunta, la respuesta es unánime: padres e hijos están encantados de empaparse los unos de nuevos sistemas de gestión del trabajo, y los otros de la experiencia y del juego desde el fondo de la pista que sólo aporta la experiencia. Manuel Dopico Sanjurjo nos cuenta que ha aprendido de su hijo "la utilización de técnicas modernas de gestión del trabajo", aunque Manuel Dopico Gómez-Aller matiza que "en ningún momento tuve la impresión de que los métodos de trabajo de mi padre estuvieran anticuados".
Al respecto, y en el mismo sentido que los Dopico, Miguel Ángel Davara opina que "las teóricas diferencias generacionales son en ocasiones más una excusa de falta de comunicación y equilibrio interpretativo en cuestiones igualmente asumidas, que diferencias en sí. No obstante, ambas partes, en la necesidad de unificar criterios y soluciones, liman con facilidad estas diferencias, que sin ninguna duda existen. Concretamente, en aspectos de decisión suele primar la experiencia, que escucha siempre la voz de todos y aprende de ello".
Elena y Laura Davara, hijas de Miguel Ángel Davara, piensan que, en realidad, no hay brecha generacional. Elena nos dice que "la educación tiene una gran influencia y yo siempre aprendo de la experiencia. Además, el trato es muy fácil y cada uno aporta sus ideas que suelen ser bien recibidas por el otro". Laura, por su parte, matiza que "las diferencias quizá se vean más en la forma de expresarnos y de relacionarnos pero, una vez más, el ser familia supone un aliciente en lugar de un handicap ya que nos complementamos".
En este sentido, Luis Zarraluqui Navarro aconseja, desde su experiencia, contar con protocolos: "nosotros somos unos defensores de instrumentos preventivos como los protocolos de familia que, bien hechos, puedan dar respuesta, sin necesidad de conflicto, a la mayoría de las circunstancias que puedan ocurrir en el futuro. Lógicamente esos instrumentos tienen que modificarse, revisarse y adaptarse periódicamente".
¿Se puede separar lo personal de lo profesional?
Manuel Dopico Sanjurjo nos dice que el trato en su caso es "profesional pero en un ambiente familiarmente dialogante". Su hijo Manuel Dopico Gómez-Aller lo valora del mismo modo: "El trato es siempre profesional, pero con la confianza y complicidad que se tiene con un padre".
Miguel Ángel Davara ve inviable la separación de lo personal y lo profesional: "No, es imposible. Otra cuestión es que no sea necesario: en la mayoría de los casos, un objetivo único permite ser tratado familiar y profesionalmente sin necesidad de calibrar en cada momento en qué estadio nos encontramos. No obstante, siempre se procura que uno no influya trascendentalmente en lo otro". Sus hijas van en la misma dirección, ya que Elena nos comenta que para ella "es imposible separarlo. Hay que intentar que no afecte la relación profesional en la personal y viceversa, pero no podría tener un trato meramente profesional con mi familia". Laura matiza, sin embargo que "indudablemente es difícil pero no imposible, es cuestión de dar lo mejor de sí tanto a nivel profesional como personal y en muchos casos no es necesario separar lo profesional de lo personal, la unión de todo, en su justa medida, puede y suele dar muy buenos resultados".
En este aspecto, le hemos planteado a Luis Zarraluqui Navarro una pregunta bastante más específica, que tiene que ver con la separación de lo personal y lo profesional, pero también con las implicaciones económicas de cada rol concretos en una empresa. A la cuestión "¿Cree que las posibilidades de conflicto de intereses disminuyen cuando las empresas familiares tienen perfectamente divididas las atribuciones a cada persona-con la posibilidad de que unos obtengan más beneficio económico que otros, al ser sectores separados-, o lo mejor es que todos los miembros de la empresa familiar estén implicados en la gestión?, nos ha respondido claramente, "La prevención – palabra clave del siglo XXI – es la respuesta. Atendiendo a la naturaleza de la empresa o negocio al que nos estemos refiriendo tenemos que crear ese instrumento único (muy difícil de establecer modelos) que permita dar respuesta a lo que esa familia quiera. Indudablemente ese instrumento tendrá que contener unas "reglas" para, entre otras cosas, fijar el acceso a la gestión de la empresa y que ésta no se convierta en un "cajón de sastre" para vagos y aprovechados y genere injusticia y tensión entre sus miembros".
¿Cómo influyen los métodos de trabajo quizá diferentes entre padres e hijos?
Esto se lo hemos preguntado del siguiente modo a Manuel Dopico Sanjurjo y Manuel Dopico Gómez-Aller: ¿El hijo ha modernizado al padre (Nuevas Tecnologías, por ejemplo) o el padre a "papelizado" al hijo? Nos responden que "un poco de ambas. El hijo a modernizado al padre en el uso de nuevas tecnologías y, lógicamente, el hijo se ha papelizado en el sentido de seguir un método de trabajo y un modo de entender la profesión".
Laura Davara lo enfoca desde la perspectiva de que "siempre se aprende más y mejor con alguien que te conoce y que intuye y, en muchos casos, sabe lo que necesitas". Su hermana Elena ve óptimo "trabajar con alguien que te enseña todo lo que sabe y verdaderamente su meta es que aprendas, aunque tenga que pasar un tiempo largo contigo explicándote con la consecuente acumulación de su propio trabajo".