La marca personal del abogado no siempre se trabaja del modo en el que se debería para conseguir que la misma contagie al despacho de atributos positivos como relevancia, confianza, o experiencia en un determinado campo. De hecho, es de tal modo que hemos tratado el tema de manera específica empezando por la propia definición. Puedes consultarlo en nuestro artículo qué es la marca personal profesional.
Esta confusión o desconocimiento no es exclusivo de un sector como el legal. De hecho, se da en todos aquellos en los que se ofrecen servicios profesionales en los que las personas que los dan resultan ser lo más relevante en la propia elección del mismo. Sin embargo, pese a que dentro del marketing se habla mucho de este asunto, dando consejos varios para conseguir salir de la dicotomía y que las marcas personales y del despacho se retroalimenten, todavía queda mucho por hacer para conseguirlo.
La marca del despacho ha de tener identidad propia. Qué duda cabe. Pero eso no significa que los profesionales que trabajan en él se escondan tras ella. Al revés. Darles la relevancia que se merecen, asociándolos a ellos con su propio nombre a la marca es la clave del éxito de ambas estrategias de branding.
Considerando que vivimos en un mundo ya digital, y teniendo en cuenta que la digitalización de los despachos es una de las claves a considerar, bien valdría la pena analizar cómo todos esos recursos para abogados que se encuentran a tu disposición en el mundo digital, pueden permitir crear una estrategia en la que se establezca como objetivo principal crecer, y hacerlo apoyándose en esa tesis que casi siempre se queda en el tintero: hacer que marcas personales de los profesionales, y marca del despacho confluyan hacia el mismo horizonte.
