Vuelta al trabajo. Nuevo curso escolar. Retomar las obligaciones… y todo ello en un marco convulso y extraño para el cual no estábamos preparados y que no sabemos cuánto va a durar o, mejor aún, ni siquiera intuimos cómo va a ser la época post-COVID, si es que desaparece.
Terminan las vacaciones, nos acercamos al otoño, han terminado las largas exposiciones al sol, la lectura de horas, las excursiones y barbacoas. Empiezan las prisas, el tráfico, dormir poco, comer deprisa y contemplar nuestro rostro en el espejo cada mañana con pocas ganas. Para algunos este septiembre significa volver, como siempre, al despacho. Para otros, seguir en ese limbo extraño del teletrabajo, con difíciles límites entre jornadas e interminables vídeoconferencias (total, no hay prisa… ¡como estamos en casa!). Y para algunos significará reencontrarse con compañeros y clientes después de meses de distancia.
Estaba pensando en estos tópicos que se repiten año tras año cuando termina la época estival y me he topado con esta frase: “Si no tienes suficiente con pasar página, cambia de libro”.
Ciertamente, todos definimos obligación como aquello que “hay” que hacer y a menudo no tenemos ganas de hacer. El trabajo, entendido como tal, suele ser una de estas obligaciones vitales. El trabajo es ese concepto tan contradictorio que nos hace sufrir tanto si lo tenemos como si no. Si tenemos trabajo nos molesta, no es costoso y es lo que impide que hagamos lo que realmente queremos hacer. Si no tenemos trabajo, no podemos hacer lo que queremos por falta de medios, y además su falta nos provoca un enorme sentimiento de inutilidad, nos baja la autoestima. Entonces… ¿Cómo arreglamos este desaguisado?
Y es en este punto en el que la frase citada cobra todo su sentido. El verano nos ayuda a “pasar página”, pero cuando termina retomamos el mismo libro. ¿Podemos cambiarlo? La mayoría dirá que no es posible, que la cosa está difícil, y más ahora con un país desorientado y con media “nómina” en ERTE… que la culpa es de la crisis, esta, la anterior o incluso la siguiente, o que le han faltado oportunidades, estudios, apoyos, etc. “Cambiar de libro” no es fácil, ni en la vida profesional ni en la personal. Aun así, es una pena pasar páginas y páginas y obtener siempre esta sensación frustrante de no encontrar un buen final para la historia, nuestra historia.
Cambiar de libro es posible, en cualquier situación. Requerirá más o menos esfuerzo, nos llevará más o menos tiempo, pero podemos hacerlo. Te propongo un pequeño ejercicio: piensa en el tiempo que llevas en ese proyecto que no te gusta, por ejemplo. Ahora piensa en el tiempo de vida que te queda. ¿Quieres llegar así hasta el final?
Seguramente, no es un horizonte demasiado agradable. Así pues, pongámonos en marcha: saquemos tiempo para estudiar de nuevo, miremos y remiremos las oportunidades que hay o inventémoslas, perfeccionemos nuestra manera de “vendernos, de mostrarnos” al mundo, imaginemos que hemos llegado a una nueva ciudad, a un nuevo país y pensemos en los recursos personales que tenemos y cómo aprovecharlos, relacionémonos con personas con energía y positivismo, huyamos de quienes nos dicen “no podrás cambiar”, dejemos a un lado la inactividad del sofá…
“Sí, cambiar de libro es posible”
Si revisamos la trayectoria de aquellas personas que han conseguido tener la vida que anhelaban, veremos que tienen tres características que se repiten: confianza en sí mismos, esfuerzo, mucho esfuerzo, y autoconocimiento. Y algo más: no temen en pedir ayuda si la necesitan. Y cuando hablas con ellos todos dicen lo mismo: “Sí, cambiar de libro es posible”. Añadiría que sí, es posible, pero hay que ir a la librería a buscar uno nuevo. No nos lo van a traer a casa.
Debemos hacer el esfuerzo de pensar en nosotros mismos, dibujar nuestra futura trayectoria, confiar en nuestras capacidades o hacer algo para descubrirlas, permitir que nos ayuden a “vernos” por dentro.
A veces nos conformamos con el viejo libro por pereza, porque nos da vergüenza admitir que después de tanto trabajo no estamos en el lugar que queremos, nos pasa factura la lealtad hacia unos o el miedo a defraudar a otros… Pero todo eso lo único que hace es mantenernos anclados en el muelle equivocado.
Puedes pensar lo que quieras de todo esto. Pero sí debes saber que si no te atreves a vivir como quieres, no podrás esperar que la vida que tienes te satisfaga.
Cuentas con más apoyos de los que crees. A veces solo necesitas tiempo, alguien que te ayude a hablar contigo mismo, que te ayude a provocar el “clic” que cambiará tu paradigma.
Manos a la obra, ponte a trabajar en lo que importa: TÚ.
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