Los valores forman parte de la identidad de un colectivo. Los valores de colectivos como la abogacía, los auditores, los arquitectos, los detectives o los agentes de la propiedad inmobiliaria hacen que esos colectivos sean profesiones únicas. Se deben definir explícitamente y comunicar con un mensaje idéntico, a través de las escuelas de formación de los colegios, los canales comunicativos de los despachos (salas de recepción, páginas web, etc.) y, sobre todo, de la actuación diaria de los profesionales.
Para proteger la identidad de un colectivo es preciso incluir en los programas de formación de los colegios la formación explícita en valores de la profesión y sus conductas concretas.
Muchos profesionales hablan de valores, pero nadie los ha definido desde el punto de vista no sólo del profesional sino también del cliente. En nuestro libro Marketing jurídico: lo que contrata realmente el cliente al abogado (Bosch, 2009), hemos definido los valores esenciales de la abogacía, desde el punto de vista del cliente:
Honestidad
El buen abogado dice la verdad. No engaña. Es realista. Intenta ser objetivo. Informa con realismo sobre los pros y contras para ayudar al cliente a tomar decisiones inteligentes. No crea falsas expectativas.
Independencia
El buen abogado no se deja influenciar por terceros. Sólo vela por el interés del cliente. Puede luchar contra cualquiera. Los colegios de abogados velan por la independencia de los abogados.
Secreto profesional
Privacidad. El secreto profesional es la quintaesencia de la abogacía. Está basado en la confianza máxima. Garantiza al cliente que su consulta es absolutamente confidencial.
Deontología
El buen abogado actúa en el marco de unas normas éticas, protección añadida que redunda en calidad, juego limpio. Ética personal y profesional, controlada y sancionable por los colegios de abogados, que velan por la buena práctica profesional.
La formación explícita en valores profesionales y conductas concretas debería formar parte de los programas de formación de los colegios profesionales. El formalismo de prometer o jurar unos valores profesionales es insuficiente. La interiorización de los valores mediante supuestos prácticos es más efectiva que el ceremonial de prometerlos o jurarlos.
Como dijimos en una entrevista hace unos meses, la formación más importante para un profesional es la siguiente, aunque sea considerada atípica por una parte de los colegios:
- Formar en valores profesionales y conductas concretas (habilidades sociales).
- Enseñar a los profesionales a hacerse y consolidar un espacio propio en el mercado.
¿Qué colegio profesional es el primero en asumir el reto?
