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11/12/2024. 21:03:26
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¿Cómo funciona la memoria de un testigo?

Miguel Fernández Galán

Psicólogo General Sanitario

Popularmente existe la convicción de que el principal problema asociado al uso de la memoria consiste en el olvido de la información almacenada. Desde esta creencia, se deduce que los eventos pasados quedan archivados de manera literal en un registro mental y que la dificultad principal estriba en no lograr reproducir dicha información de manera más o menos exacta debido al influjo del tiempo.[i]

No obstante, los resultados recabados por las investigaciones realizadas desde el ámbito de la Psicología Cognitiva nos muestran que no podemos confiar en demasía en la exactitud de nuestros recuerdos.[ii] Más bien, reflejan que la memoria no es una reproducción exacta de los eventos pasados, sino un proceso dinámico en reconstrucción constante y, por ello, se encuentra sometida a varios factores distorsionantes.[iii]

Las numerosas variables que inciden sobre la exactitud y, por ende, la fiabilidad de nuestros recuerdos, tienen consecuencias relevantes en numerosos ámbitos, destacando en nuestro caso el judicial, en el que los problemas asociados a la exactitud de los recuerdos pueden llegar a ser claramente perjudiciales. Considerando que las declaraciones de los testigos, víctimas y victimarios de los delitos constituyen el material principal sobre el cual los jueces y los jurados tratan de reconstruir lo sucedido y, sobre dicha reconstrucción, emitir un veredicto, resulta desalentador contemplar la posibilidad de que los testimonios no resulten exactos, pese a la sincera intención de colaborar por parte de los emisores de dichos testimonios.[IV]

Con tal de ofrecer soluciones a estos problemas relativos a la confiabilidad de los testigos, surgió una rama de la Psicología Cognitiva denominada Psicología del Testimonio, cuyo ámbito de estudio se centra en dos grandes elementos: la credibilidad del testigo y la exactitud de la atestación. La credibilidad se refiere a la correspondencia entre lo ocurrido y lo descrito por el testigo. A su vez, se define a la exactitud del testimonio como el grado de correspondencia entre el evento presenciado y la impresión que dejó en la memoria, esto es, entre lo que sucedió y lo que el testigo es capaz de rememorar.[v]

En este artículo, nos centraremos en describir qué elementos componen el proceso de memorización y qué tipo de factores inciden en la distorsión de los recuerdos con tal de tenerlos en cuenta a la hora de interrogar a un testigo mayor de edad.

            La memoria en sí misma no se trata de un ente unitario, más bien se divide en tres tipos: la memoria sensorial, en la que los estímulos captados por nuestros sentidos se mantienen por un período de tiempo extraordinariamente breve pero suficiente para ser procesados y almacenados en la memoria a corto plazo. En esta memoria dicha información se conserva a su vez por un espacio temporal ínfimo hasta que logra ser transferida a la memoria a largo plazo, la más estable y consolidada. [vi]

En lo relativo al análisis de los testimonios, la memoria a largo plazo es la más relevante al conformar la depositaria final de los eventos pasados y, en consecuencia, constituye la fuente en base a la cual recuperaremos la información esencial respecto a lo atestiguado. En este ámbito de la memoria a largo plazo, la información es conservada como conceptos abstractos que se registran bajo la memoria episódica y la semántica. Podría decirse que la memoria episódica es la memoria del testigo, puesto que es la memoria relativa a los sucesos experimentados de forma personal y, en consecuencia, la más recurrente en las declaraciones. Por otro lado, la semántica resulta más indirecta en cuanto al testimonio, puesto que recopila los hechos o conocimientos de forma verbal, posibilitándonos la comunicación de lo atestiguado. Cabe destacar que el contenido de la memoria semántica puede llegar a ejercer un efecto de distorsión sobre el contenido de la episódica, dándose esta influencia a lo largo del proceso completo de memorización.[vii]

Respecto a dicho proceso, existen tres fases:

Fase de codificación o de adquisición de la información: consiste en el paso de la información captada por la memoria sensorial a la memoria a corto plazo. En dicho paso participa la percepción, entendida como el proceso mediante el cual otorgamos un significado específico a las sensaciones percibidas, interpretándolas e integrándolas en nuestra visión del mundo[viii]. La percepción supondría en definitiva el sedimento principal de la memoria, que procesa y almacena la información interpretada como significativa.[ix]

Fase de retención o de consolidación: se basa en el trasvase de la información almacenada en la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.[x]

Fase de recuperación: proceso por el cual la información registrada en la memoria a largo plazo llega a la conciencia en base a un esfuerzo consciente y voluntario, como por ejemplo en respuesta a las preguntas realizadas por otra persona.[xi]

A su vez, en todas estas fases existen múltiples factores distorsionantes del recuerdo, los cuales revisamos a continuación.

En cuanto a la fase de codificación, partimos de que la percepción implica la interpretación de la información recibida de modo que resulte significativa para nosotros. En dicha interpretación, pueden influir factores tanto internos o propios del individuo (tales como nuestras motivaciones y necesidades) como externos o característicos de los estímulos percibidos (intensidad, tamaño, recurrencia…), ejerciendo un efecto claro no sólo a la hora de seleccionar los estímulos merecedores de atención y desechar el resto, sino respecto a qué información decidimos procesar y almacenar finalmente en la memoria a largo plazo.[xii]

En lo relativo a la fase de consolidación, el proceso de decaimiento hace referencia al efecto del paso del tiempo sobre la huella de memoria, dándose un mayor deterioro en el trazo de memoria a más que se alargue el período de retención.[xiii] Asimismo, si en el momento de presenciar un evento se dan numerosos estímulos que por sus características compitan por nuestra atención, esto puede generar un efecto de interferencia sobre el procesamiento del evento atestiguado, produciendo una sobrecarga en la consolidación del recuerdo que dificulte su posterior recuperación.[xiv]

Finalmente respecto a la fase de recuperación, junto a los factores previamente mencionados, encontramos el efecto de información engañosa ofrecida post-suceso. Esto es, aquellas informaciones relativas al suceso atestiguado procedentes de otras fuentes ajenas a la propia experiencia del testigo pueden alterar tanto la atestación que realice del hecho como su propio recuerdo de éste. A su vez, la manera en la que se realizan los interrogatorios constituye otra variable que modifica el recuerdo, si bien dicha materia se examinará en una futura colaboración.[xv]

Referencias


[i] Jauchen, E. M. (2015). Estrategias para la defensa en juicio oral: (sistema acusatorio adversarial: teoría y práctica).

[ii] Jauchen, E. M. (2015). Estrategias para la defensa en juicio oral: (sistema acusatorio adversarial: teoría y práctica).

[iii] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

[iv] Jauchen, E. M. (2015). Estrategias para la defensa en juicio oral: (sistema acusatorio adversarial: teoría y práctica).

[v] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

[vi] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

[vii] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

[viii] Manzanero, A. L. (2008). Psicología del Testimonio: Una aplicación de los estudios sobre la memoria.

[ix] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

[x] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

[xi] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

[xii] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

[xiii] Manzanero, A. L. (2008). Psicología del Testimonio: Una aplicación de los estudios sobre la memoria.

[ix] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

[xv] Benavente Chorres, H. (2015). La construcción de los interrogatorios desde la teoría del caso.

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