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30/04/2024. 02:04:06

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La carrera profesional de los abogados: de la pirámide al diamante

Marisa Méndez y Soledad Atienza
Profesora IE Law School y Consultora
Directora grado en Derecho IE Universidad

¿Es posible utilizar una sola imagen para explicar la carrera profesional de un abogado en un despacho? Sí, o al menos era posible hasta hace poco, porque estamos viviendo tantos cambios en tan poco tiempo que una sola figura no será suficiente. En este artículo vamos a hacer referencia al modelo tradicional de despacho, desde el punto de vista del joven abogado que se incorporaba a él y a los cambios sociales, económicos y, por supuesto, la nueva ley de acceso a la profesión, que han alterado este camino, que simbolizamos con una pirámide y un diamante.

Imagen de una pirámide

¿Cómo ha cambiado la carrera profesional en los últimos años?

Podemos empezar diciendo que los despachos eran y son como una pirámide. Es fácil de visualizar: la carrera en un despacho es una ascensión desde la falda de la montaña – abogado junior – hasta la cumbre – ser socio, preferiblemente de capital -. Esta ascensión duraba varios años, dependiendo del tipo de despacho, del área de especialización y no todos llegaban. Algunos quedaban en el camino por no contar con los conocimientos técnicos necesarios o las habilidades sociales útiles para dirigir equipos o captar y mantener clientela. Era lo que se denominaba “arriba o fuera”. Era raro encontrarse abogados que pasados ciertos años se quedaran en el despacho sin subir de categoría. No había traumas, ya que esos abogados cambiaban de despacho o de ámbito laboral, aunque a veces fuera necesario animarles a tomar la decisión. Era un periodo en que los despacho crecían lentamente y mientras los que estaban más arriba les tocaba jubilarse, subían los aspirantes a socio.

Entonces, las cosas cambiaron. Los despachos seguían siendo muy exquisitos y exigentes en la selección de los abogados que subían de categoría, pero se empezaban a producir tapones en el acceso a ciertos puestos provocados por el rápido crecimiento de los despachos. ¿Qué sucedió? La pirámide se alargó y aparecieron nuevos escalones para llegar a la sociatura como los consejeros u of counsels y también los socios de salario. El objetivo de estas figuras intermedias era retrasar el acceso a la sociatura y retener a los buenos profesionales con cargos que les diferenciaran de los abogados que estén más abajo en la pirámide, con ciertos derechos de voz o voto en las juntas de socios y por supuesto, con más beneficios económicos.

Y cuando parecía que los despachos habían encontrado la manera de equilibrar la pirámide, nuevas fuerzas sociales y económicas algunas globales y otras más locales, alteran de nuevo la carrera profesional como son:

  • Los abogados jóvenes no siempre quieren ser socios, pero quieren seguir siendo abogados y acceder a operaciones y expedientes que desafíen sus capacidades. Esto obliga a ampliar la zona media de la pirámide que tendrá que engordar para mantener a estos profesionales.
  • Los clientes quieren ver a los socios en sus operaciones. Esto es, en parte, consecuencia de la crisis económica y la desconfianza instalada en el nivel empresarial y afecta sin duda a las estructuras de los despachos porque los socios tendrán que destinar más tiempo a “asesorar” y dejar en otras manos parte de la actividad no jurídica que habían asumido en los últimos tiempos.
  • La situación actual provoca que los beneficios disminuyan y ello obliga a contener el número de comensales para asegurar que a la hora de repartir haya pastel suficiente. Parece que la proporción de la cúspide de la pirámide con el resto se va a ver reducida.
  • Y ¿la nueva Ley Profesional? Veamos con detalle en el siguiente apartado qué efectos tendrá.

¿Cómo influye la nueva Ley de Acceso a la Abogacía en la carrera profesional del abogado?

Tras varios años de espera y sucesivos borradores de desarrollo de la nueva Ley de Acceso a la Abogacía (Ley 34/2006, de 30 de octubre), se ha publicado el reglamento de la Ley de Acceso a la Abogacía y los abogados que se gradúen después de octubre de 2011 tendrán que cumplir los siguientes requisitos para ejercer como abogados:

  • Un título de licenciado o graduado en Derecho
  • Un máster de abogacía (60 créditos)
  • Unas prácticas profesionales (30 créditos)
  • Aprobar un examen

Estos nuevos requisitos afectan a la formación de los abogados y al desarrollo de su carrera profesional. En estos momentos nos encontramos en una situación de gran incertidumbre debido a la falta de experiencia. Esta ley asemeja la situación española a la que ya existe desde hace años en muchos países de la UE, y tanto las universidades, como los despachos de abogados y empresas, los Colegios de Abogados y otras instituciones del ámbito jurídico tendrán que modificar procedimientos y formas de trabajo para dar cabida a esta nueva situación.

Algunos de los cambios más inmediatos que se pueden producir en el mercado son:

  • En el futuro habrá menos abogados. Ya que el acceso a la profesión de la abogacía pasa a ser más largo en el tiempo, va a requerir mayor esfuerzo intelectual así como un mayor esfuerzo económico. El mayor esfuerzo económico se produce inevitablemente al margen del precio del máster al tener que retrasar más o menos dos años la incorporación al mercado laboral.
  • Durante un año no habrá abogados recién licenciados. Los despachos de abogados, empresas y otros organismos e instituciones que contratan abogados para el ejercicio profesional, no podrán contratar abogados recién licenciados a lo largo, al menos de un año y medio, ya que estos licenciados tendrán que estudiar un máster y realizar las prácticas. De hecho esto se ha visto ya reflejado en el mercado laboral y algunos despachos han elevado el numero de contrataciones de abogados este año en previsión de la nueva situación.
  • Las instituciones profesionales tendrán que estrechar sus vínculos con las instituciones académicas. Dedicadas a la formación de abogados, muchas universidades no han tenido una relación cercana al ejercicio del derecho ni al sector profesional de la abogacía (despachos de abogados, empresas y otros organismos). Ahora es necesario que profesores y abogados trabajen juntos tanto en el diseño de programas académicos como en el diseño de las prácticas que los graduados tendrán que realizar.

Todas las partes involucradas en el proceso (estudiantes, universidades y despachos de abogados o empresas) son conscientes de esta nueva situación y actuarán a la vista de la nueva situación. Estas son algunas de las medidas que pueden llevar a cabo:

  • Los alumnos buscarán como aprovechar al máximo este tiempo de estudio y de prácticas. Para ello dentro de la amplia oferta de máster de abogacía que ofrezcan las instituciones académicas escogerán aquel que tenga una orientación que más encaje con sus aspiraciones profesionales e intentarán acceder a unas prácticas que realmente añadan formación y experiencia relevante a su carrera. Más allá de buscar cumplir un trámite burocrático, el estudiante buscará aprovechar la oportunidad para empezar a construir su carrera profesional. Un ejemplo es buscar un programa o unas prácticas a través de las que pueda aprender idiomas o adquirir habilidades de gestión además de las jurídicas.
  • Los despachos y empresas que buscan talento entre los jóvenes abogados cada año, empezarán a contratar abogados con más antelación o al menos a empezarán a detectar donde se encuentra ese talento. Ya que una vez que los estudiantes empiecen un máster y se comprometan a realizar las prácticas en un despacho o en otro, será más fácil para ese despacho contratarles y más difícil para otros acceder a esos estudiantes. La vinculación profesional del estudiante se adelanta así en el tiempo.
  • Las universidades por su parte tienen que ofrecer un máster con valor añadido más allá que el de un título de acceso profesional. El máster, de una duración de un curso académico, tiene que ofrecer al estudiante unos contenidos y una metodología valiosos para su carrera profesional de abogado. A diferencia de la formación del grado en Derecho, que no necesariamente ha de orientarse al ejercicio profesional de la abogacía, la formación del máster si ha de centrarse en la abogacía.

Esta situación de incertidumbre es a la vez una oportunidad para mejorar la formación de los abogados en España. Nos encontramos ante un reto que debería tener como resultado una mejor formación de los abogados. El hecho de que accederán menos abogados al ejercicio de la profesión tiene necesariamente que ir acompañado de una mejora en la preparación de los mismos.

Para concluir, nos gustaría señalar que junto al despacho-pirámide está surgiendo el despacho-diamante y prevemos será con el que más nos vamos a familiarizar en las próximas décadas: menos socios, más abogados en la franja intermedia y menos abogados jóvenes que en el modelo anterior. ¿Es mejor o peor? Es distinto y es que las circunstancias han cambiado. Y sin duda ofrece un sinfín de nuevas oportunidades para desarrollar carreras distintas a las tradicionales y que darán lugar a un modelo más flexible que resolverá mejor las necesidades y ambiciones individuales. Este nuevo modelo estará marcado por la nueva regulación de acceso a la profesión; regulación que conlleva un mayor esfuerzo para los futuros abogados y que ha de ir acompañado de la recompensa de una mejor formación para su carrera profesional.

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