La gestión de lo jurídico en el seno de la empresa tiene que dar respuesta a un conjunto amplio de cuestiones, como lo son la litigiosidad en todos los órdenes jurisdiccionales y extrajudiciales, la gestión de los programas de cumplimiento fiscal, penal, la gestión de los datos, la adaptación a los cambios normativos sectoriales, la fiscalidad de la compañía, las relaciones contractuales con clientes y proveedores, la instrumentos de financiación, la protección de la imagen de la empresa en redes sociales y medios de comunicación, las relaciones laborales, la negociación colectiva, y una ilimitada casuística del día a día de la empresa.
Además, ahora estamos asistiendo a un importante proceso de digitalización donde todas estas actividades se tecnifican con nuevos instrumentos, nuevos interlocutores, nuevas tecnologías como el blockchain y nuevas formas de pago y de financiación a través de procesos de tokenización y operaciones con criptoactivos.
La externalización de servicios da respuesta a muchas de estas necesidades, si bien la persona encargada de la toma de decisiones se convierte en un prescriptor de soluciones, que cuenta con sus propios recursos de formación, su experiencia personal y de la información que pueda recibir de sus proveedores de servicios. Esta forma de actuar difícilmente podrá ser proactiva y estratégica si desconoce el detalle de alguno de esos servicios, o que le puedan resultar ajenos a su especialidad o sean cuestiones poco habituales en su sector
Una visión actualizada del legal management exige una visión amplia y experta del derecho, con capacidad de anticiparse al riesgo legal y a las necesidades, y lo más importante, con capacidad de interpretar jurídicamente lo que sucede en el día a día de la actividad empresarial para dar una solución legal idónea y de calidad.
No siempre existe una solución única a los problemas, ni una única interpretación del hecho legal, y, por lo tanto, las decisiones legales de calidad exigen no solo anticipación, sino que se necesita aplicar una visión estratégica y omnicomprensiva.
Recientemente, los medios de comunicación han publicado la noticia de que, después de seis años, el SEPBLAC no ha encontrado prueba de blanqueo en el expediente de BANCO DE MADRID. Ello después de que se hubiera intervenido el banco, produciendo un desprestigio sin vuelta atrás que causó la desbandada de clientes.
Los servicios de cumplimiento del banco de Madrid y su departamento legal trabajaron bien sobre la cuestión concreta de la revisión de su programa de Compliance. No obstante, las acciones de la autoridad de inteligencia financiera española en unión a la producida por la oficina del Departamento del Tesoro de Estados Unidos FinCEN (Financial Crimes Enforcement Network), debieron de abordarse desde el primer momento. Ello no solo como un expediente de justificación de los programas de cumplimiento, sino tomando en consideración la preparación, desde el primer momento, de una futura acción de responsabilidad patrimonial de la Administración. Se debería haber orientado la defensa desde la perspectiva legal jurisdiccional, la acción indemnizatoria, y la gestión de los medios de comunicación, tanto a nivel nacional como internacional.
Seguramente, cada una de las entidades que participaron se autojustificarán para eximirse de responsabilidad sobre el daño causado. Sólo una visión conjunta y global habría hecho posible lograr el resarcimiento.
Los servicios jurídicos se comportan como una orquesta afinada en la que los servicios de carácter jurídico material van coordinados con lo procesal, lo económico-financiero, la gestión del desarrollo digital y la comunicación en redes y medios. El responsable de la toma de decisiones legales debe conocer cómo se comportan unos respecto de otros para lograr el efecto final deseado, aunando conocimientos, experiencia y capacidad de coordinación.
