La protección de datos personales e información sensible es un pilar fundamental para el mantenimiento de la reputación organizacional y la rentabilidad de cualquier negocio. Así lo avalan los datos estadísticos:
- El 87 % de las empresas considera prioritaria la seguridad de la información.
- Las multas en supuestos de incumplimiento del RGPD pueden alcanzar el 4% de la facturación de la compañía. Además, el 57% de sus clientes estarían dispuestos a emprender acciones legales si consideran que su privacidad se ha visto vulnerada.
- En contraste, el 42% de los abogados de empresa (in-house) no han podido dar respuesta ante cuestiones legales sobre otras jurisdicciones en materia de protección de datos.
Además, los cambios en el marco regulatorio internacional en la materia obligan a las empresas a implementar cambios en sus procesos al objeto de evitar multas y sanciones por incumplimiento. Si hace solo una década apenas 30 países había legislado en materia de protección de datos, hoy son más de 120 jurisdicciones las que cuentan con una regulación específica adaptada a la realidad de un entorno globalizado.
Ante este nuevo paradigma, las empresas más innovadoras requieren de soluciones tecnológicas que les ofrezcan la máxima seguridad en materia de protección de datos a la hora de llevar a cabo operaciones jurídicas relacionadas con negocios internacionales. Dicha necesidad se incrementa en plena era de la transformación digital, una realidad que está generando en las empresas una profunda revisión y cambio.
En este proceso la clave se encuentra en contar con los aliados tecnológicos que les garanticen los máximos estándares de seguridad y les den respuestas a todas las necesidades de su trabajo diario. En todos estos ámbitos Thomson Reuters se posiciona como la empresa líder en el mercado.
Una prioridad esencial para cualquier tipo de organización
En los últimos años la prevención de los riesgos relativos al incumplimiento de la normativa de protección de los datos personales ha pasado de ser un objetivo menor, a una prioridad esencial para cualquier tipo de organización. En los mapas de riesgos elaborados en relación con el cumplimiento normativo, los datos personales ocupan un lugar tan importante y destacado como los impuestos, el medio ambiente o los riesgos laborales.
En la actualidad las organizaciones tienen que gestionar un caudal de normas que las está dirigiendo hacia una situación de hiperregulación que puede llegar a ser insostenible. Cada nueva ley comporta un paquete de riesgos y obligaciones que va transformando el anhelo de cumplimiento en una sensación de frustración, ante el objetivo inalcanzable de conocer y cumplir todas las normas vigentes aplicables a la actividad desarrollada por la organización.
Sin embargo, el impacto económico y reputacional de una infracción de la normativa de protección de datos es actualmente de tal calado que es difícil encontrar una organización que no la haya contemplado como uno de sus principales objetivos en materia de cumplimiento.
Este impacto se une a la complejidad de la materia y a la alta probabilidad de que un riesgo de incumplimiento se materialice. La protección de datos se ha convertido en un riesgo legal difícil de mitigar, debido a su carácter transversal, a las múltiples actividades de la empresa que puede llegar a afectar, al carácter dinámico del negocio y las diversas interpretaciones que puede originar su normativa. El gran número de requisitos a cumplir y de actividades que están afectadas por este riesgo, hacen que esta normativa sea muy difícil de cumplir al 100%. Por tanto, la probabilidad de que se produzca una infracción en una organización es muy alta.
